LOS MUNDIALES DE ESQUÍ EN SUECIA

Lindsey Vonn se retira con un bronce en el descenso

La esquiadora estadounidense de 34 años recibe el homenaje de sus rivales y del histórico Stenmark en su adiós

Lindsey Vonn, con la leyenda sueca Ingemar Stenmark, este domingo en Are.

Lindsey Vonn, con la leyenda sueca Ingemar Stenmark, este domingo en Are. / periodico

Joan Carles Armengol

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«Ha sido el final perfecto, no quería acabar con el recuerdo de la caída del martes, en que me sentí como si me hubiera atropellado un tráiler». Lindsey Vonn  escribió este domingo la última página de una de las historias más brillantes del esquí, al lograr subir al podio en la última carrera de su vida deportiva. Contra todo pronóstico, tras una última temporada estropeada también por las lesiones, la esquiadora estadounidense arañó una medalla de bronce en el descenso del Mundial de Are (Suecia), solo por detrás de la eslovena Ilka Stuhec (49 centésimas menos) y de la suiza Corinne Suter (23 centésimas).

Vonn se fue como ha vivido el esquí siempre, a lo grande. En Are recibió el homenaje y un ramo de flores del legendario sueco Ingemar Stenmar, ganador de 86 pruebas de la Copa del Mundo, el único récord que Vonn no ha podido superar: se ha quedado en 82. Y también la felicitación y el reconocimiento de la mayoría de sus rivales, incluida la que será su sucedora, Mikaela Shiffrin. Precisamente el pasado martes, Vonn, de 34 años, pasó el testigo a Shiffrin, de 23, que ganó el oro en el supergigante y sumó una nueva victoria a su impresionante palmarés. Un historial que, con suerte, puede llegar a ser tan histórico como el de esta explosiva rubia que ha marcado una larga hegemonía en el esquí alpino y que, tras sufrir multitud de caídas, lesiones y operaciones, decidió despedirse esta misma semana, sin esperar a las finales de la Copa del Mundo que se celebrarán por primera vez en los Pirineos, en Grandvalira (Andorra), del 13 al 17 de marzo.

Un calvario de lesiones

«Ya estoy muy vieja para estas cosas, cuando me caí el martes me pregunté qué estaba haciendo todavía aquí», explicó en Are. La respuesta es sencilla. Vonn ha estirado su carrera con la esperanza de batir el récord de victorias del legendario sueco Ingemar Stenmark en Copa del Mundo (86). Ella, finalmente, se quedará en esas 82 que suponen, de todas maneras, un récord en el apartado femenino, donde Shiffrin (56) está muy cerca ya de las 62 de la austriaca Annemarie Moser-Proell.

«Ya no puedo esquiar como quiero, mis rodillas no pueden aguantar más seguir entrenando y correr carreras constantemente», aseguró la estadounidense, que la pasada primavera se sometió a la última de sus operaciones, para sacarle el cartílago dañado de la rodilla derecha. «En la rodilla izquierda estoy lesionada del ligamento lateral, así que estoy usando dos prótesis. Apenas puedo hacer ya nada en la montaña, así que pienso que estoy tomando una decisión inteligente para mi futuro. Si necesitara una victoria más en la Copa del Mundo quizá seguiría, pero en este momento no creo que pueda esquiar como necesito para ganar carreras, y para mí no vale la pena estropear mi cuerpo por cinco victorias más».

Así pues, tras su descenso triunfal de ayer, Vonn quedará anclada en este espectacular historial, con 82 carreras ganas en Copa del Mundo, cuya general ganó cuatro veces (2008, 2009, 2010 y 2012), tres medallas olímpicas (oro en descenso en Vancouver 2010) y ocho medallas en Mundiales, con los oros en supergigante y descenso en Val d’Isére 2009. La estadouniense, por cierto, se ha ido el mismo fin se semana que el noruego de 36 años Aksel Lund Svindal, otro esquiador martirizado por las lesiones, que no le impidieron sin embargo ser doble campeón olímpico en descenso, atesorar cinco títulos mundiales (y una última medalla, la de plata, en el descenso del sábado) y ganar dos veces la Copa del Mundo.

Rivalidad con Shiffrin

¿Y a qué se dedicará ahora Lindsey Vonn? No piensa quedarse en el sofá a rememorar glorias pretéritas. «Me gustaría que dentro de muchos años, cuando preguntaran por Lindsey Vonn, dijeran que fue una esquiadora que después se convirtió en una súpermujer de negocios», explicó esta semana. «Tengo varias ideas, incluso en el mundo del cine, pero no tanto de actriz como de productora. Intentaré hacer lo mismo que he hecho en el esquí, trabajar duro para llegar a ser lo que quiero».

De momento, piensa desconectar totalmente del competitivo mundo del esquí y dejará que Shiffrin tome su lugar. Una esquiadora, su compatriota, con la que apenas ha mantenido contacto. «Con la de gente que conozco, es sorprendente que hayamos tenido tan poca relación. Nunca hemos entrenado juntas, pero nos respetamos. Es una esquiadora muy talentosa que tiene una aproximación al esquí diferente a la mía, más metódica: quizá por eso gana tanto».

Algún pequeño roce en el pasado quedará como eso, como agua pasada. Shiffrin, menos mediática que Vonn, no ha dudado nunca en reconocer el carisma de su distante rival. «Créeme, Lindsey, todos sabemos que eres la esquiadora más grande de todos los tiempos y que yo estoy todavía muy lejos», retuiteó en una ocasión Mikaela para zanjar un conflicto provocado por una publicación sensacionalista.

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