LOS OTROS PROTAGONISTAS

Cuatro locos por el Dakar

La catalana Laia Sanz será una de las participantes del Dakar 2020

La catalana Laia Sanz será una de las participantes del Dakar 2020 / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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LAIA SANZ, NO FALLA NI EN LA ADVERSIDAD

No puede estar ni más contenta, ni más feliz, ni más orgullosa de lo que ha hecho en el Dakar-2019. Después de estar postrada en su cama durante meses, después de entrenarse solo las tres semanas antes del Dakar (cuando, en años anteriores, lo hacía cinco meses antes), aceptó el reto de volver a Perú y allí, en medio de auténticos gladiadores, Laia Sanz (KTM), de 33 años, ha conseguido acabar 11º, mejorando su 12º puesto del 2018 y acercándose al mejor resultado de una mujer en el durísimo rally, que fue, cómo no, su noveno puesto en el 2015.

Ninguna mujer en la historia ha logrado igualar los hitos que está consiguiendo en motos la de Corbera de Llobregat en las 41 ediciones de esta competición. Ningún otro piloto en activo de la categoría de las dos ruedas ha podido acabar nueve participaciones consecutivas. Y ha vuelto a hacer lo que nadie podía esperar: acabar pese a sufrir, semanas antes, una mononucleosis , la fiebre Q y una neuropatía, que han condicionado su estado físico

Sanz, que atendió a EL PERIÓDICO desde la habitación en Lima, estaba, dijo, “de bajón, pues, nada más cruzar la meta el jueves me han vuelto a venir todos los males”. Y, cinco segundos después, sonrió abiertamente. “No hubiera pensado nunca acabar así, llegando como he llegado a la carrera. He sufrido mucho para estar aquí. Si hace un mes me dicen que hago la 11, no me lo creo y les digo que están locos”, comentaba exultante Laia.

Corta de preparación

“Empecé un poco nerviosa porque tenía muchas ganas de acabar y que fuera todo bien. En este Dakar cada día han pasado cosas e, incluso, el último día, al cruzar un río, me he torcido el pie y pensaba que me había hecho daño, así que me he tomado el resto de la etapa con calma”, señala Laia. “Es evidente que venir corta de preparación me ha hecho ser más prudente y regular y, de cara a la general, he podido aprovecharme del abandono de varios grandes pilotos”.

“Lo de Toby (Price, KTM, ganador con una muñeca derecha lesionada) es de otra galaxia. Con la mano rota y unos dolores fortísimos no sé cómo ha sido capaz de pilotar a este nivel y ganar la carrera. Al llegar al campamento cada día, dejaba caer la moto porque no podía sujetarla más del dolor. Es brutal lo suyo y me alegro un montón por él y por todo el equipo”, ha celebrado. “Ya estoy preparando la maquinilla para afeitarle la cabellera, de ésta no se libra, pues le dije que iba a ganar y él no se lo creía”, bromea Laia en referencia a la apuesta que hizo con el australiano.

NANI ROMA, EL QUE SIEMPRE ESTÁ

Está siempre, siempre. Es más, siempre está feliz de volver a empezar, de servir de ayuda, hasta de ejemplo para los que empiezan. No tiene un “no” para nadie y es evidente que se trata, cómo no, de toda una referencia cuando hablamos del Dakar.

Se me dirá, con razón, que es su profesión, que vive de ello (¡y muy bien!, exclamarán algunos, sin tener en cuenta que sus sustos, riesgo y hasta muertes cercanas, le ha costado). Pero a todo ello podría responderse que se puede ser como Joan ‘Nani’ Roma y no comportarse como se comporta el tremendo piloto, de 46 años, ganador por partida doble, motos (2004) y coches (2014), en el sentido de no ser tan generoso con todos.

Roma y su ‘viejo’ Mini ha vuelto a subirse al podio del Dakar, terminando segundo detrás del ‘Príncipe del desierto’, el piloto catarí Nasser Al-Attiyah, que llevaba un auténtico cohete sobre las dunas, el poderosísimo Toyota. De ahí que Roma, dada la tremenda competencia que había este año y los múltiples campeonísimos que trataban de alcanzar el ‘cajón’, considere que su ‘plata’ vale casi oro. “No está nada mal, no, no está nada mal”, comenta ‘Nani’ desde Lima, ya descansado.

“Lo hemos hecho muy bien, mucho. En la alta competición, todo el mundo sabe que el valor de los resultados lo da la gente a la que te enfrentas, y estoy muy orgulloso", comentó Roma al llegar a la meta del rally, en Pisco (Perú). "Tampoco está nada mal quedar segundo tras pasar tres veces por el mismo sitio donde me la pegué", dijo el catalán en referencia al punto donde tuvo un accidente, el año pasado, que le obligó a abandonar el Dakar en la tercera etapa.

Con más peso que nadie

Roma valoró que dos todoterreno de tracción a las cuatro ruedas como el suyo y el de Al-Attiyah hayan terminado por delante de los tres ‘buggy’ de Mini, en una edición que era más propicia para las unidades de dos ruedas motrices, con diez etapas con dunas y mucha arena.

El piloto explicó que, tras ver cómo se desarrolló esta edición, hubiese optado por ser un poco más agresivo. Roma recuerda que él ha corrido “prácticamente solo” y ha tenido que cargar con todos los repuestos, mientras que los ‘buggys’ de Mini, por ejemplo, eran tres al mando del madrileño Carlos Sainz y de los franceses Stéphane Peterhansel y Cyril Despres y podían ir más ligeros en cuanto a repuestos dentro de las unidades.

El catalán, dos veces ganador del Dakar (2004 y 2014), detalló que para la etapa al estilo 'maratón', en la que no podían tener ayuda de mecánicos para reparar el coche, cargaron hasta 70 kilos en recambios para estar cubiertos.

Ni que decir tiene que Roma no se ha cansado de elogiar “y, sobre todo, agradecer” la carrera, el trabajo y el sacrificio de su copiloto Álex Haro, que pudo terminar el rally a pesar de soportar toda la segunda mitad de la carrera con dos fisuras en sendas costillas.

GERARD FARRÉS, EL GRAN SALTO

Y a Gerard Farrés, de 39 años, uno de esos ‘monstruos’ que fabrica el Dakar, para los que se creó el Dakar, que vive 355 días del año pendiente de las diez etapas del Dakar, le preguntaron al cruzar la meta de esta edición qué sentía. Y dijo: “Emoción desbordada”.

Esa ha sido la estampa que Farrés ha dejado en la línea de meta de este Dakar 2019, a través de un sentido abrazo con su copiloto y amigo inseparable Dani Oliveras. La palabra ‘inseparable’ es, aquí, demasiado cierta y todo. Una carrera extraordinaria para la pareja catalana con una bonita lucha día a día siempre en las posiciones de pódium, haciendo gala de una calidad excepcional y un rendimiento en pista absolutamente demoledor.

El piloto catalán ha vuelto a deslumbrar con un segundo puesto en el Dakar en su primera participación en SxS, es decir, ‘Sida by Side’, de lado a lado, también conocidos como UTV (vehículos utilitarios todoterreno), que es la categoría que más ha aumentado en este Dakar.

Hace justo dos años, Gerard levantó el trofeo “Tuareg” como tercer clasificado en moto, convirtiéndose ya en un mítico ‘dakariano’. Hace justo un año anunciaba, con enorme pesar, el fin de su carrera en motos y hoy vuelve a demostrar que es un piloto fuera de serie, conquistando la ‘plata’ en la que es la carrera de su vida.

Al final, el gran susto

El piloto de Manlleu rubricó en Lima el enorme trabajo realizado durante los últimos diez días. La misma serenidad y maestría que le llevó a ser uno de los pilotos de motos más temidos en el desierto, le ha llevado a las primeras de cambio al podio de la carrera más dura del mundo en la siempre compleja categoría de SxS, siendo superado solo por otro ‘loco’ del desierto, su amigo y también expiloto de motos, el chileno Francisco ‘Chaleco’ López.

“Estoy loco de alegría, por mí, por Dani, por nuestro equipo, por nuestras familias, por nuestros amigos, que saben que este es otro gran sueño que hemos cumplido”, comenta Farrés. Nos hubiera gustado ganar, pero no ha podido ser y ser segundos es un escalón más que en la moto, es un grandísimo resultado y quiero dar la enhorabuena a mi amigo ‘Chaleco’ por la victoria, ha sido un gran rival. Hemos competido bien y daremos mucha guerra, ahora toca disfrutar este momento”

Para Oliveras, que había sido “mochilero” de Farrés en su primera fase en el equipo HIMOINSA en motos, esta era su primera estatuilla del Dakar. “La última ha sido una etapa dura porque se nos ha roto el diferencial delantero nada más salir y lo hemos pasado muy mal, pensábamos que nos quedaríamos tirados en alguna duna y no podríamos terminar. Al final hemos llegado, hemos mantenido la segunda posición… Estamos muy contentos, hemos aprendido mucho en este Dakar y es un sueño estar aquí en el podio de Lima. Quiero agradecer a nuestros seguidores y a todo el público peruano su empuje, hemos estado muy arropados por todos”.

ISIDRE ESTEVE, UN EJEMPLO PARA TODOS

Lo hace por él. Lo hace por su chica. Lo hace por su pasión. Lo hace para sentirse vivo, útil y, sobre todo, lo hace para demostrarle a la gente que está postrada, no importa el motivo, en una silla de ruedas, que se puede salir adelante, disfrutar de la vida, vivirla con pasión y, sobre todo, salir adelante en aquello que le ilusiona, para lo que sirve, para lo que vale.

Isidre Esteve, de 46 años, que el 24 de marzo del 2007 sufrió un gravísimo accidente en la Baja Almanzora, en el que se destrozó dos vértebras, la T7 y T8, que le dejaron postrado para siempre en una silla de ruedas (de carreras, eso sí), ha vuelto a demostrar su coraje, profesionalidad y competitividad, de la mano de su pareja, la inimitable Lidia Guerrero, y el copiloto de ambos, Txema Villalobos, que lo es todo.

Esteve ha logrado completar el Dakar por tercer año consecutivo en coche. El piloto del Repsol Rally Team ha superado con éxito una de las ediciones más difíciles que se recuerdan, con su prototipo BV6 con los mandos adaptados en el volante. Y lo ha hecho de forma brillante, al concluir sexto de su categoría T1.2 (todoterreno 4x4 diésel modificados) y 21º de la general. “Estamos muy felices de haber superado una edición tan extremadamente difícil”, reconocía el ilerdense a su llegada a Lima (Perú).

Un edición muy dura

Y como la felicidad en un rally tan duro como este Dakar, comprimido en diez días, nunca viene sola, Esteve recuerda el último día, que fue feliz, el más feliz, pero pudo ser el de dolor. “Nos llevamos un susto enorme cuando se nos ha parado el coche a falta de 15 kilómetros para la meta, ¡la meta del rally, no de la etapa!. Y estábamos en medio de la arena. Por suerte, ya habíamos pasado la parte más complicada de dunas y Txema, como siempre, ha podido solucionar el problema en poco tiempo para continuar hasta el final”, explicaba el piloto, 36º en la etapa.

Por fortuna, todo quedó en una anécdota (“la mejor, claro”) y Esteve y Villalobos consiguieron llegar a la línea de meta para celebrar su éxito. “Para nosotros, este 21º puesto de la general tiene un enorme valor, mucho mayor al del 2018, porque esta edición ha sido extremadamente dura y con muchas más dunas, donde es más fácil cometer errores y dejarse tiempo. Los de cabeza también han corrido mucho más que otros años y sabemos lo mucho que nos ha costado mantenernos ahí”.