LA SITUACIÓN BLANQUIAZUL

La fuga perica: examen a la crisis social del Espanyol

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Raúl Paniagua

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El próximo 2 de agosto se cumplirán 10 años del estreno del fascinante RCDE Stadium. El Espanyol inauguró su nueva casa en Cornellà ante el Liverpool en una cálida noche de sentimiento perico (3-0). Casi 40.000 personas disfrutaron de una goleada que abrió una ilusionante etapa. En aquella primera temporada el club se aproximó a los 36.000 socios. Una década después esa cifra parece casi un milagro. El Espanyol ha perdido 12.000 abonados en 10 años y tiene el estadio más vacío de Primera. No cubre ni la mitad de su aforo. ¿Cómo es posible ese declive?

Esa es la pregunta que se hacen muchos pericos. No existe una única causa. Son diversas las razones que han propiciado el derrumbe. Es cierto que el Espanyol no está solo en esa crisis. El Madrid, por ejemplo, ha perdido 8.700 espectadores de media en el Bernabéu en 10 años, pero eso no consuela. Cuando existe un problema hay que buscar soluciones y el club ha empezado a moverse.

Reducción global

El mazazo se confirmó el 29 de noviembre. Nunca se había tardado tanto en anunciar la cifra de socios. La entidad apuró unas semanas con el deseo de que el buen inicio de Liga diera el empujón definitivo a más de un perico dubitativo. El Espanyol tiene actualmente 23.612 socios, 3.449 menos que el curso pasado. La reducción afecta a todas las categorías, desde los adultos a los niños, pasando por los jóvenes pensionistas.

Solo ha subido el abono fan, que permite asistir a un único partido. Si a la cifra final se le restan los 2.332 carnets de esa modalidad y una parte importante de los niños o jubilados que por horarios o salud se saltan más de un encuentro, se obtiene esa media de 18.384 espectadores, un 45% del aforo del estadio. Un drama.

Campaña errónea

La coincidencia del drástico descenso con la subida de los abonos impulsada por el director general corporativo Roger Guasch obliga a cuestionar esta medida, aunque no sea el único motivo. Bajo el lema 'Somos pericos y lo somos porque queremos', el club presentó en junio una campaña basada en una sectorización equitativa por gradas. El objetivo era ingresar un millón de euros con un incremento medio de 50 euros por abono.

 "No es un problema económico, sino más bien de cambio de sociedad. Una bajada de precios no sube la asistencia" (Alberto Ariza, director del área social)

El fracaso de esa estrategia ha sido evidente. "No se implementó de forma adecuada, nos equivocamos al lanzar el mensaje. Era una medida necesaria, llevábamos nueve años sin modificar los precios. Bajarlos no equivale a ganar socios y entiendo que subirlos, tampoco", explicó Guasch. Alberto Ariza, director del área social del club, coincide con en esa reflexión. "No es un problema económico, sino más bien de cambio de sociedad. Una bajada de precios no sube la asistencia", proclamó esta semana en el programa 'Tiempo de Espanyol'.

Comparación sangrante

Sus razonamientos, sin embargo, no convencen a muchos socios. "La sectorización está bien porque es verdad que se producía un salto brutal de unas zonas a otras muy cercanas, pero la subida es un abuso. Si te coincide la renovación con el paso de joven adulto, o sea de los 26 a los 27 años, pagas 150 euros más. Conozco una familia de un padre y dos hermanos a la que la renovación les subía 300 euros. Lógicamente se dieron de baja", explica José Real, muy molesto con la directiva. "Nos dirige gente que no entiende de fútbol ni son pericos. No transmiten nada. Así no vamos a ningún lado".

El abono más barato en el Camp Nou para un adulto cuesta 136 euros. En Cornellà asciende a 256

Las cuotas de los socios reportaron unos ingresos de 6,3 millones el último año. La  meta es alcanzar los 8 millones. La comparación con el Barça resulta sangrante en algún punto. El abono más barato para un adulto en el Camp Nou cuesta 136 euros por temporada, mientras que el más económico en Cornellà asciende a 256 en el córner superior. Cuesta menos ver a Messi que al equipo de Rubi, el técnico perico que ha insistido desde el primer día en su deseo de divertir a la afición y mejorar el aspecto de las gradas.

El 'black monday'

El estreno de la nueva casa coincidió con el mejor momento social del Espanyol, superando los números de los anteriores emplazamientos. En Montjuïc, por ejemplo, el club alcanzó los 29.514 socios tras la conquista de la Copa del 2006, un éxito teniendo en cuenta que cuando dejó Sarrià en 1997 había poco más de 20.000.

Ahora, se ha involucionado de nuevo. La media de asistencia de esta temporada supera ligeramente a la de la anterior, en la que se vivió la peor entrada de la historia en la Liga, el lunes 27 de noviembre del 2017 ante el Getafe (11.756 espectadores). Ese 'black monday' aún quedó lejos del registro más negativo, que tuvo lugar en diciembre del 2014 en la Copa contra el Alavés (5.118).

"Gente cabreada"

Nadie como los más veteranos para analizar este derrumbe, pericos de pura cepa que han vivido infinidad de momentos en clave blanquiazul. Dani Solsona es el mejor ejemplo. "Es un poco raro este declive. Se puede buscar una justificación en la subida de los abonos. Es normal que la gente esté cabreada. Yo pensaba que con el buen comienzo del equipo la afición se animaría, pero el dato que dio el club es preocupante", afirma en una charla con EL PERIÓDICO.

"Sarrià fue la mejor época. En Cornellà se empezó bien, la afición se enganchó de nuevo, pero hemos vuelto a la medianía, a esa sensación de que no podremos llegar nunca arriba", reflexiona el exquisito centrocampista, que jugó 234 partidos con el Espanyol entre 1970 y 1978. 

De padres a hijos

Solsona, que cumplirá 67 años el 18 de enero, considera que el sentimiento se transmite básicamente de padres a hijos. "Ojalá se pudiera captar a más pericos desde la base. Hay que hacer campañas en las escuelas, pero es complicado. Yo era el único del Espanyol en mi colegio y ahora aún es peor. Es un tema mediático. Solo existen el Barça Messi. No puedes luchar contra imposibles. Seguro que el club podría hacer algo más, pero no es fácil. Yo tampoco tengo la varita mágica", reconoce el magnífico comentarista de RAC1, que bromea también con su caso particular.

«Ojalá se pudiera captar a más pericos desde la base, pero es difícil. Es un tema mediático. Solo existen el Barça y Messi» (Dani Solsona)

"Yo tengo dos hijas y un hijo que vivieron este sentimiento en casa. Pero también tengo cuatro nietas y un nieto. Si la hija se te casa con un culé, ¿qué haces? ¿le das una paliza al marido? ¿lo dejas sin comer cuando venga a casa? Yo prefiero no preguntarle a las niñas pequeñas de qué equipo son para ahorrarme el disgusto", cuenta Solsona con su habitual sentido del humor.

Caravanas interminables

Jaume Sabaté, otro reconocido perico, remarca una suma de factores. "Llevamos muchos años sin hacer gran cosa en la Liga. Ni cortas ni pinchas. No hay alicientes para el socio, faltan iconos, referencias para los niños y la afición. Los horarios son malos y la posibilidad de ver partidos en televisión a todas horas es muy alta. Y con el aumento de los carnets se ha tensado demasiado la cuerda. Todo eso nos lleva al desastre", explica el badalonés.

El exjugador y exentrenador del Espanyol destaca uno de los problemas más graves: los accesos al estadio y la movilidad. "En Sarrià era una maravilla. La comunicación era buena, en pleno centro de Barcelona, vivimos jornadas inolvidables de la UEFA… Todo ayudaba. Ahora la queja habitual es el enfado por las caravanas. Yo he dejado de ir al estadio. Vivo en Badalona. Pierdo seis horas desde que salgo de casa hasta que vuelvo y ya no soy un juvenil", agrega Sabaté, de 71 años.

Volver a ilusionarse

Guasch se reunió el pasado martes con dirigentes del Área Metropolitana de Barcelona para analizar medidas que mejoren los accesos en vehículo privado y transporte público. El club, mientras, sigue lanzando promociones para subir la asistencia. Para la vuelta de la Copa ante el Villarreal, por ejemplo, todos los socios podrán comprar hasta dos entradas adicionales con un 50% de descuento.

«Sarrià era una maravilla, ahora la queja habitual es el enfado por los atascos. Yo ya no voy al estadio, perdía seis horas» (Jaume Sabaté)

"La única forma de lograr un repunte es llegar al menos a esa séptima plaza que nos lleve a Europa para volver a ilusionarnos con el equipo. Si no podemos captar a nuevos socios, al menos sería una forma de recuperar la fuga perdida", concluye Solsona.

Las causas del declive

1. UN EQUIPO SIN ALICIENTES. El Espanyol lleva demasiados años en la zona media-baja de la Liga. Desde la final de la UEFA de Glasgow del 2007 no ha vuelto a Europa. Demasiado tiempo. La gente está desencantada con su equipo, faltan fichajes y referentes. Tamudo fue el último ídolo para los niños. Rubi está haciendo un excelente trabajo y su discurso atrae, pero le faltan mimbres.