LA PRUEBA QUE ABRE EL 2019 DEPORTIVO

Barreda y Sainz aspiran al doblete español en el Dakar peruano

Joan Barreda (Honda) aspira a ganar, por fin, el mítico Dakar, que se celebra, integramente, en Perú.

Joan Barreda (Honda) aspira a ganar, por fin, el mítico Dakar, que se celebra, integramente, en Perú. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No importa que sea en África. O que sea en Suramérica. No importa que se corra en tres países. O que solo se corra en Perú. No importa que dure tres semanas, como antaño, o dos. O diez días como este año. No importa que se corra en asfalto, senderos, riachuelos, monte o desierto. O que en un 70% se dispute sobre la arena como en esta edición. No importa que se dispute al nivel del mar. O que se celebre a 1.693 metros de altitud, en Duna Grande, la formación arenosa más alta de Perú.

Nada importa para que el Dakar, que cada año tiene un mes o dos que desaparece, que cada año tiene más dificultades para encontrar un recorrido competitivo, para dotar a su caravana de seguridad, se ponga en marcha con la primera semana del año, convirtiéndose (esa es una de sus grandes habilidades) en una de las pocas pruebas deportivas de renombre que mantienen la atención del mundo, dicen, con una audiencia televisiva próxima a los 1.000 millones de seguidores.

El Dakar estuvo en peligro

Y, sí, es cierto que también la edición que arranca después de Reyes, en Perú, estuvo en peligro, tal y como reconoce con valentía el jefe de la organización francesa, Etienne Lavigne. “Entre el mes de abril y el mes de junio vivimos duras turbulencias, sí, y por poco no podemos organizar la prueba. Chile se fue, Bolivia se fue, Argentina está muy complicada por la situación económica, hubo un cambio de presidencia en Perú... Estuvimos en una situación delicada pero, al final, surgió la magia del Dakar: su capacidad para moverse de un escenario difícil a uno más positivo. Hemos demostrado que solo con un país, con un nuevo formato deportivo y con un único tipo de geografía, el Dakar está en el corazón de pilotos y copilotos por el interés que han demostrado. Todos los top de cada categoría están aquí”.

"Hubo un momento, entre abril y junio, que la prueba peligraba pero, al final, surgió la magia del Dakar y pudimos organizar la carrera integramente en Perú"

Etienne Lavigne

— Organizador del Rally Dakar

El hecho de que el rally, cuyo palmarés será liderado por el español Carlos Sainz (Mini) y el austriaco Matthias Walkner (KTM), se dispute en un solo país (Perú), mayoritariamente sobre arena, con menos kilómetros de enlace y cronometradas mucho más cortas y duras, no ha asustado a los ‘dakarianos’, que han aumentado en un 1.7% más que el pasado año. Este año hay 525 corredores, de los que solo un 3,2% son mujeres (17), eso sí, la mayor cuota femenina de la historia del Dakar. Franceses, españoles y holandeses son las nacionalidades líderes (61 en total) para manejar los 334 vehículos (167 motos y ‘quads’, 126 coches y 41 camiones) de la inmensa caravana de casi 3.000 personas.

Más de 5.000 kilómetros

Se sale de Lima y se llega a Lima, no hay sorpresas. Bastantes más de 5.000 kilómetros (5.541, 3.000 cronometrados) y alguna etapa, repito, a 1.693 metros (no es, desde luego, el Altiplano boliviano de Uyuni o Tupiza del pasado año, a 3.500 metros de altura). “Estamos frente a un Dakar diferente al que estamos acostumbrados, con un recorrido de más alta intensidad y exigencia”, explica Marc Coma, antiguo diseñador del mítico rally maratoniano, ahora nuevo jefazo de KTM en España. “Con solo 10 etapas será el Dakar más corto de la historia y las etapas recuperarán la esencia del viejo rally. Creo que el hecho de que la arena vuelva a ser el principal elemento de la carrera nos devuelve a aquello que más nos maravillaba de África, sus infinitos desiertos”.

Las apuestas, que las hay ahora por cualquier cosa, dicen que hay demasiados favoritos como para acertar a la primera. Entre ellos, claro, como suele decir el propio Sainz “estamos los de siempre”. Es decir, en coches, las tres marcas de siempre. Mini con cuatro ‘mosqueteros’ que dan miedo: el ‘Matador’, el ‘africano’, ‘Monsieur Dakar’, Stephane Peterhansel, ganador de 13 ‘dakares’, Cyril Després, otro que tal, y Nani Roma, con un 4x4 Mini. Peugeot, que se ha ido, pero sigue a nivel privado, de la mano del campeonísimo de rallys Sebastien Loeb. Y Toyota con dos más que extraordinarios campeones, el catarí Nasser Al-Attiyah y el surafricano Giniel De Villiers.

"No me creo a los que dicen que será un rally más fácil ¡ni hablar! El último día, ni siquiera tendrás suficiente para creerte campeón con 20 minutos de ventaja"

Carlos Sainz

— Piloto oficial de Mini y actual campeón del Dakar

Si en coches es difícil acertar, es más, Sainz dice que “esta vez, aunque llegues a la última etapa, al último día, con 20 minutos de ventaja sobre tus perseguidores, ni siquiera entonces podrás decir que has ganado”, en motos la dificultad aumenta, no tanto por el poder de KTM, Honda, Yamaha, Husqvarna y hasta Sherco, o por el impresionante palmarés de los pilotos, sino por la incertidumbre que generan los posibles accidentes e, incluso, las más que probables averías de unas máquinas que, pese a que llevan meses siendo maltratadas y probadas en rallys africanos, siempre tienen algún problemilla en el Dakar.

Aún y con todo, de la misma manera que Sainz parece el ‘puto amo’ del Dakar-2019, pese a que el nuevo Mini carece de la fiabilidad del ‘viejo’ Peugeot y el más que comprobado y seguro Toyota, lo cierto es que un favoritismo parecido al del ‘Matador’ ostenta el austriaco Walkner (KTM), aunque teniendo muy pegadito al español Joan Barreda (Honda), que algún día tendrá que ganar, el australiano Toby Price (KTM), el británico Sam Sunderland (KTM), el argentino Kevin Benavides (Honda), el chileno Pablo Quintanilla (Husqvarna) y el español Joan Pedrero (Sherco), un auténtico guerrero ‘dakariano’.

Mini, Toyota y Peugeot

“Yo pienso al revés que todo el mundo, será un rally durísimo. Si aumentas la arena, aumentas el riesgo, la dificultad, el peligro, las horas de pilotaje, las posibilidades de que ocurra cosas. Un 70% o más de desierto significa que entras en el rally y no sabes cuándo o cómo saldrás de ahí”, explica Sainz. “Te metes en una etapa de 300 kilómetros de desierto y, durante más de cinco horas, no paras de superar trampas. Detrás de cada duna hay una trampa y, cuando lo digo, pienso en cómo acabó con sus ilusiones Sebastian (Loeb) el pasado año”. “Tú llegas al Dakar creyendo que estas bien preparado y que tu coche responderá después de múltiples ensayos, pero el rally es totalmente imprevisible, de ahí su magia”, señala el ‘Matador’, que, con 55 años (ahora ya 56), fue, el pasado año, el ganador más veterano de todos.

Nani Roma cree que la variedad de mecánicas hace aún más atractivo e incierto esta edición. “Está Nasser y los Toyota con un motor gasolina grande sin turbo, muy competitivo. Están los ‘buggys’ de Mini, con tres pilotos rapidísimos y campeones. Está Loeb con el Peugeot y, aunque privada, espero que una gran asistencia y estamos nosotros con el 4x4 de Mini. Una cosa es cierta: 10 días, 10 etapas, mucho desierto…todos vamos a sufrir de estrés, todos, las mecánicas y los pilotos, que acabaremos muchos días con unas ganas enormes de coger la cama, maltratados por las dunas, ya veréis”.

"Voy a intentar ganar, sí, estoy muy animado. Este año, al menos, mi muñeca izquierda no me dará los problemas de la pasada edición"

Joan Barreda

— Piloto oficial del equipo Monster Energy Honda

Barreda espera, en efecto, un Dakar intenso y durísimo. “Por suerte, mi mano izquierda ¡tras tres operaciones! ya está bien y, por tanto, podré correr sin dolor, que es lo que quiere todo piloto”, señala el líder de Honda, que apenas ha podido competir aunque ganó el Merzouga. “La navegación nos complicará la carrera, pero creo que llego bien físicamente, con la mente limpia y con ganas de que empiece ¡ya!”

No, no, no me he olvidado de Laia Sanz (KTM), el problema es que la campeonísima catalana, poseedora de 18 cetros mundiales, ha llegado a Perú con cuatro semanas de entrenamiento tan solo después de pasarse tres meses en cama a causa de una doble infección vírica, que, incluso, le ha impedido hacer vida normal. Es más, solo su valentía y arrojo, su inmensa profesionalidad, le ha hecho viajar a Perú. “No llego en las condiciones que me gustaría, será una incógnita, pero tengo muchas ganas de disfrutar de la moto después de tantos meses enferma y parada”. Y Laia añade, con su sinceridad de siempre: “Tenía claro que si no estaba mínimamente preparada para afrontar el Dakar no iba a ir, lo primero es la salud, pero me he encontrado mejor los últimos días, en los que me he vuelto a sentir deportista, piloto. Y voy”.

Esperando a Fernando Alonso

Es posible que cuando al francés Etienne Lavigne, organizador del Dakar, le preguntaron qué significaría para el mítico rally maratoniano que Fernando Alonso se apuntase a la caravana en próximas ediciones, quien sabe, tal vez en el 2020, ahora que se ha liberado de la F-1 para intentar convertirse en pluricampeón de casi todo, su respuesta no llevase implícita una estrategia de marketing. O sí. El caso es que Lavigne, listo, pillo, dijo que “Alonso, y cualquier ‘win-win’, sería muy bien recibido por el Dakar, donde, a lo largo de nuestra historia, hemos admitido a todos los grandes competidores. Y Alonso lo es”.