El CSKA avergüenza al Madrid (0-3)

Más allá de tendencias más o menos positivas que, de forma puntual, ha tenido el equipo con Solari, la trayectoria del Madrid en los últimos meses está tomando tintes de tragedia histórica. Un vergonzante 0-3 en casa ante el CSKA, que de ninguna manera hizo un partido excelso, ha sido el penúltimo episodio de una caída libre blanca que no parece tener freno.

El Real Madrid es como una persona mayor que no termina de asumir el paso del tiempo, en una constante añoranza de épocas pasadas, sin asumir que el mundo a su alrededor ha cambiado de una manera que no llega a comprender. El Madrid ya no tiene de su lado el poder de la efectividad, tampoco el de la solvencia defensiva, ni siquiera el del poso histórico y el carácter que siempre le ha llevado a conseguir éxitos.

Trámite doloroso

El partido era un trámite, sin efectos clasificatorios para el Madrid, pero deja una herida abierta que será difícil de suturar. El Madrid disfrutó sin oposición del dominio territorial y con poco más que el interés de Vinicius y el buen hacer de Llorente se impuso en el inicio del partido. Benzema siguió en modo Huesca, sin precisión ni intensidad, e Isco no varió su habitual juego trotón, horizontal y previsible, incluso desganado, hasta que en la segunda parte se escenificó su divorcio oficial con el Bernabéu, con el que que terminó intercambiando pitidos por gestos de desprecio.

Asensio no compareció hasta que centró su posición y desplazó a Isco a la derecha, ahí empezó a relacionarse con Vinicius, el mejor madridista en la primera media hora, y propiciaron los únicos buenos minutos del Madrid, con acciones rápidas, eléctricas y veloces.

La ocasión blanca

Con la concesión de los espacios y la virtud de la combinación, Asensio fabricó espectáculo para un desangelado Bernabéu, con poco más de media entrada, al final apenas un cuarto, y sin más animación que la sonoridad de los tambores hellineros que acudieron al rescate desde Albacete. Tuvo la más clara para abrir el marcador, tras una gran combinación rápida y vertical en la que iba repartiendo y recibiendo pases hasta el punto de penalti, donde no alcanzó a definir.

El CSKA vio peligrar su situación de comodidad y seguridad y, en cuanto se decidió a atacar, le encontró las cosquillas a una débil defensa madridista. El vacío en el centro del campo vendió a un Javi Sánchez y a un Vallejo que quedaron retratados por el magnífico recorte de Chalov, que le abrió el hueco para disparar lejos del alcance de Courtois.

Desconexión del equipo

Por detrás en el marcador, aunque aún merecerlo, el Madrid intentó reaccionar, pero entró en desconexión defensiva y, antes del descanso, llegó el segundo visitante. Marcelo fue superado con extrema facilidad por Fernandes, Llorente y los centrales no llegaron a la cobertura y la jugada terminó, previa intervención meritoria de Courtios, en la bronca del Bernabéu al descanso.  

Solari quitó a Benzema y colocó a Bale en punta de ataque, para nada cambió en el espeso ataque del Madrid, de nuevo con Isco en la mediapunta y Asensio otra vez en banda, otra vez improductivo y errático.

Estaba más cerca el gol moscovita que el local, pero Isco tuvo en sus botas el giro en forma de gol que necesitaba su equipo. Su incomprensible resolución en el área despertó unos pitos contra el malagueño que no se dejaron de escuchar cada vez que tocó el balón.

La puntilla la puso Sigurdsson a más de 15 minutos para el final con el tercero, la culminación del desastre blanco. Lo hizo con un tiro cruzado desde dentro del área, con la leve oposición de una defensa excesivamente permisiva y blanda.