CONTROVERSIA ANTE LA NUEVA LLEI DE L'ESPORT

El deporte catalán se la juega

Un partido Barça-Reus Deportiu de hockey sobre patines.

Un partido Barça-Reus Deportiu de hockey sobre patines. / periodico

JOAN CARLES ARMENGOL

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No se puede hablar de guerra abierta, pero sí de una tensión patente. El conflicto de intereses es grande y se ha desatado la batalla por el control del deporte catalán. Los contrincantes son poderosos y exhiben argumentos teóricamente irrebatibles desde su punto de vista.

Por un lado, la Secretaria General de l’Esport, el organismo de la Generalitat encargado de gestionar no solo la política deportiva sino la ejecución de esas políticas a través de dinero público y de la concertación público-privada. En el otro rincón de este imaginario cuadrilátero, la Unió de Federacions Esportives de Catalunya (UFEC) , la histórica Unió de Pompeu Fabra (1933) rescatada en la transición que quiere convertirse en el gran paraguas que cobije todo el sector del deporte federado y que cuenta con el respaldo prácticamente unánime de las federaciones y los clubs.

Y en medio de las dos, como principal arma arrojadiza, la nueva Llei de l’Esport, un texto que ambas partes acordaron remover de arriba abajo a partir de la celebración del II Congrés de l’Esport Català (2015) y del posterior Pacte Nacional de l’Activitat Física i de l’Esport, aprobado en junio del 2017.

La situación actual es que la UFEC lleva meses recogiendo firmas para avalar su texo (ya lleva 65.000 recogidas, superando el mínimo exigido de 50.000, y quiere llegar a las 200.000 cuando se cierre el plazo en febrero) a través de una Iniciativa Legislativa popular (ILP) y que, por otra parte, la Secretaria General de l’Esport (i de l’Activitat Física) -como le quiere añadir ahora a su enunciado- ha presentado también otro texto al que quiere ir añadiendo aportaciones de consenso de todas las partes afectadas del sector deportivo.

Posiciones alejadas

Los dos contendientes hablan de consenso, sabedores de que están condenados a entenderse para seguir gestionando el deporte catalán, pero las posiciones no están cercanas, ni mucho menos. Gerard Figueras, 36 años, de Vilanova i la Geltrú, licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración  y secretario general del Esport desde febrero del 2016, quiere preservar el mismo modelo que, asegura, "ha funcionado, y ha funcionado bien, en los últimos 40 años". Mantiene que es el Govern el que debe controlar las políticas deportivas del país y no solo eso, sino controlar también la ejecución de la financiación. Por su parte, Gerard Esteva, barcelonés de 34 años, licenciado en Derecho, violinista y, pese a su edad, dirigente muy experimentado, se ampara en el soporte total del mundo federado (sustituyó en la presidencia de la UFEC a David Moner en julio del 2014, y en el 2016 fue ratificado en el cargo con un apoyo unánime) para abanderar una revolución total en la gestión del deporte. "Las políticas deportivas las debe fijar el Govern, sin duda, pero la ejecución la debe realizar el sector, como ocurre en todos los países europeos de referencia", asegura Esteva.

Poco en común

El órdago está planteado. Las cartas están sobre la mesa y las negociaciones, en marcha. No se ha roto ningún plato... todavía. Las dos partes (¿o habría que hablar solo de un sector?) se han emplazado a reuniones periódicas, cada 15 días, para intentar llegar a acuerdos en el redactado de una nueva ley del deporte que, de momento, tiene poco en común en las dos versiones, comenzando por el articulado (68 artículos tiene el de la UFEC; 138 el de la Secretaria General). Y, todo ello, con la posible candidatura de Pirineus-Barcelona a los Juegos Olímpicos de Invierno del 2030 en el horizonte.