El Madrid sobrevive a las circunstancias en Balaídos (2-4)

El primer gran partido de Kroos y Modric esta temporada duró 45 minutos. En ese tiempo, el Madrid no fue brillante, salvo por Benzema, pero fue eficiente. En la segunda parte, contra las circunstancias, encontró la candidez del Celta y la inspiración justa, de la mano de Benzema, para superar los malos momentos y encadenar la cuarta victoria desde la llegada al banquillo de Solari, que se postula como ocupante permanente del banquillo blanco.

Con apariciones más frecuentes que eficaces de los laterales, el criterio del centro del campo y Benzema, el Madrid fue superior a un Celta que dio la impresión de estar construido a retales. El equipo de Mohamed, sancionado, sufrió en la medular y en la salida desde atrás, pero creó peligro cada vez que el balón llegó a sus atacantes.

Solari sigue tomando decisiones importantes y dejó en el banquillo a sus halagados Keylor Navas e Isco, sin minutos, que acumula cuatro suplencias. En Vigo se unió a ellos Asensio, otro de los señalados.

Metido en buena dinámica, resurgió la magia en el ataque de Real Madrid. La defensa del Celta contribuyó habilitando a Benzema, que hizo un control con giro, a la altura del pase de Modric, para culminar un buen inicio de partido y a una gran jugada.

El equipo de Solari encontró buenos momentos antes y después de que Casemiro se fuera lesionado, por Ceballos. Kroos pudo hacer el segundo en otra gran jugada de Benzema, con apoyo de Odriozola, pero falló con todo a favor con un golpeo de interior que maneja con solvencia.

Antes del descanso, el Celta enloqueció y con él el partido. Los locales cosecharon tres tarjetas en cuatro minutos, el Madrid, además de la desconexión del partido, otra lesión (Reguilón se retiró y tuvo que entrar el central canterano Javi Sánchez) y una entrada que dejó tocado a Bale, ya bastante ausente en el partido hasta ese momento y hasta el final.

Benzema, el más inspirado

Entre lesiones, tocados y el paso adelante del Celta, el partido empezó a mutar, pero lo que no cambió fue la inspiración de Benzema. El francés estrelló en el palo el balón tras una jugada individual y, pocos minutos después, le regaló a su equipo una bombona de oxígeno que ya no merecía. Aprovechó un error de Juncà para girar, revirar y retorcer la cadera de Roncaglia y hacer el segundo, previo rebote en Álvarez, en el palo y en la cara de Cabral, que introdujo el balón en su portería mientras reculaba.

Con poco más que el arrebato de la reacción, el entusiasmo de Hugo Mallo le llevó a ocupar una zona extraña para el desmarque de un lateral. Con Ceballos en el puesto de Casemiro, el defensa encontró un camino limpio y despejado hacia el área de Courtois, donde definió con una volea imparable el buen pase del internacional Brais Méndez.

Con Bale cada vez más renqueante, fue Nacho el que tuvo que pedir el cambio con problemas en la rodilla. Sin más defensas en la convocatoria, entró Asensio. Descompuesto por las circunstancias, el partido empezó a peligrar para un Madrid que entonces sufría las vicisitudes de perder el centro del campo.

Penalti aparatoso

El equipo de Solari se metió cada vez más atrás, pero la enésima subida de Odriozola, como un lobo solitario, provocó otro fallo de Juncà, que cometió un penalti tan aparatoso como evidente. Ramos hizo el tercero y terminó de liquidar las esperanzas locales.

Ya en el descuento, Ceballos recogió un balón en tres cuartos de campo y lo alojó en la escuadra de la portería del Celta. Todavía hubo tiempo para equiparar el partido al domingo en La Liga, con el gol de Brais Méndez, con un tiro desde la frontal del área que rebotó en la defensa y despistó a Courtois.