Una deuda de cinco millones pone al Reus contra las cuerdas

Cinco millones de deuda, preconcurso de acreedores y jugadores y trabajadores que no cobran al día. La situación en el CF Reus Deportiu es algo más que dramática. La ampliación de capital, de 2,5 millones de euros aprobada en Junta General de Accionistas, es la única rampa de salvación de un club a la deriva en su gestión, pero de buena salud en el terreno deportivo.

Las promesas que se hicieron en el ascenso a la categoría de plata del fútbol español, ahora hace dos temporadas y poco más, han quedado en agua de borraja y en vez de dar un paso al frente, el club ha empeorado su infraestructura. Tormentoso desde el inicio de esta campaña, con jugadores que no se han podido inscribir por el techo salarial marcado por LaLiga, el club da volantazos para esquivar un muro que cada vez parece más cerca y al que nadie accede a pisar el freno.

Méritos deportivos que no de gestión

El distanciamiento entre cúpula y conjunto es cada vez más grande y las primeras críticas ya se oyeron hace unas semanas en voz de un capitán, Jesús Olmo, quien advertía que el Reus se sostenía por los méritos deportivos del equipo. Ni el césped, ni los campos de entrenamiento son de entidad profesional y la plantilla empieza a estar más que cansada.

La rueda de prensa de este martes, presidida por el máximo accionista, Joan Oliver, ha encendido todas las alarmas. “La situación financiera del Reus es delicada y no lo podemos esconder. Somos un club pequeño y nuestro nivel de ingresos es tan pequeño que es muy difícil poder mantenernos en esta categoría”, asumía un cariacontecido Oliver que no ha escondida la voluntad de vender un gran paquete de acciones, o incluso, la totalidad del club, a algún interesado para reflotar la institución.

Los primeros contactos parece que son una realidad. Nombres como el de Jorge Mendes o Peter Lim sobrevuelan al Municipal. Una incógnita que “en un mes podría estar solucionado el problema con la entrada de nueva inversión”, ha puntualizado el máximo accionista.

De momento la SAD ha entrado en preconcurso de acreedores esta misma mañana. Una manera de ganar tiempo, en concreto tres meses. La ley marca que el deudor, en este caso el Reus, tendrá 90 días para lograr el acuerdo con los acreedores. Cruzar los dedos, soñar que es posible y pensar que lo deportivo levantará la torpeza en los despachos.