CLÁSICO EN EL CAMP NOU

Doble o nada para el Madrid

El conjunto blanco llega al clásico con un endeble triunfo en un mes como bagaje positivo para visitar al Barcelona

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Alejandro García

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El raquítico triunfo ante el Viktoria Pilsen, que celebró su derrota en el Bernabéu con una vuelta de honor, no ha paliado la delicada situación que ha hecho de noviembre el mes negro del Real Madrid esta temporada. Como si estuviera en una partida de póker, Lopetegui se ganó algo de crédito con la victoria en Champions, el justo para llegar a un clásico donde él, y los jugadores que tanto le apoyan, se juegan a una carta la continuidad del proyecto o asumir el cambio de rumbo radical que se barrunta desde las altas esferas.

El Real Madrid llega al clásico contra las cuerdas. Ni siquiera el descanso entre asaltos (el parón de las selecciones después de perder en Moscú y Vitoria) permitió al equipo reconducir la situación, de nuevo en apuros tras los derechazos propinados por el Levante de Morales.

La última bala de Lopetegui

Julen Lopetegui, que sobrevive a la deriva después de agarrarse a un endeble flotador de publicidad de cerveza pilsen (la variedad típica de la ciudad checa del Viktoria), se mostró relajado y confiado, al menos más que antes de ganar su primer partido en un mes.

Como un equipo ya descendido que, liberado de la tensión, juega como nunca, el entrenador blanco transmitió más confianza que durante toda la crisis. “Espero seguir respirando… no creo que me vaya a morir”, respondió relajado, cuestionado sobre si le quedaba vida (deportiva) más allá del clásico.

Lopetegui parece haber asumido que nada que no sea confiar en su trabajo y conservar sus convicciones le va a ayudar a conservar su puesto, como un reo sentenciado que, por fin, en ese trance encuentra el sentido de su existencia. “No voy a gastar energía en contestar a esa pregunta”, sentenció sobre su plausible despido si no gana en Barcelona.

Carvajal, la baja de la discordia

En los albores de la recuperación de resultados, el Madrid ya no puede agarrarse a los problemas físicos para justificar sus malas actuaciones, Lopetegui viaja con 23 jugadores a Barcelona, con todos los disponibles del primer equipo salvo Carvajal y Vallejo, lesionados, más Vinicius, levantada su sanción.

Isco, recompuesto de su operación de apendicitis, acumula cada vez más minutos; Bale y Benzema se enfilan hacia su mejor versión física, después de superar diferentes problemas físicos a principios de mes; y Marcelo, el estandarte de la batalla del vestuario contra la prensa, está disponible después de recuperarse del golpe en el tobillo que le obligó a retirarse antes del final del partido de Champions, un minuto después de que Lopetegui hiciera el último cambio.

La única baja del once modelo de Lopetegui, Carvajal, ha causado más revuelo del que cabía esperar, tras el desembolso veraniego (30 millones de euros) por Odriozola, su sustituto natural. Lopetegui eligió a Lucas Vázquez en el triunfo contra el Viktoria Pilsen, y las urgencias defensivas empujan a Nacho a la titularidad en el Camp Nou, con lo que queda en entredicho el protagonismo del lateral vasco, que jugó todo el partido en la derrota en Vitoria ante el Alavés y fue el sacrificado al descanso para intentar revertir, infructuosamente, el partido ante el Levante.

La duda en el ataque es la habitual, Isco o Asensio, entre los 11 jugadores de campo más habituales de Lopetegui (más allá de la alternancia de porteros). La pelea por entrar en el once inicial del Madrid se ha igualado por lo bajo. El decepcionante rendimiento de Asensio no ha hecho nada traumática la reentrada a las alineaciones de Isco tras su baja, mientras que el poco protagonismo de los fichajes (Mariano y Vinicius) no prevén un relevo en la alineación titular. Ceballos, el cuarto centrocampista, no ha demostrado que merece jugar en el Camp Nou por delante de Modric o Kroos.