UNA SEMANA INTENSA EN BARCELONA

Un Mundial de Pelota de altos vuelos

El manomanista Mikel Beroiz, por duplicado, en un montaje que certifica la intensidad del juego.

El manomanista Mikel Beroiz, por duplicado, en un montaje que certifica la intensidad del juego. / periodico

Joan Carles Armengol

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El eco de la pelota golpeando en el frontón volverá a resonar internacionalmente desde Barcelona. La 18ª edición del Mundial, que se disputa entre este domingo y el próximo sábado, 20 de octubre, reeditará la última ocasión en la que la pelota vasca alcanzó un gran protagonismo en la ciudad, cuando fue deporte de exhibición en los Juegos Olímpicos de 1992. La falta de instalaciones y de resonancia pública por la falta de retransmisiones televisivas y patrocinadores lastran un deporte con una honda y larga tradición en Barcelona, aunque siempre a años luz de zonas como el País Vasco, Navarra, la Rioja y algunas partes de Castilla, donde la pelota es una religión y ocupa páginas enteras en los periódicos.

Durante una semana, esa pasión se podrá revivir en los frontones olímpicos del Vall d’Hebron, con algunos partidos clasificatorios también en los municipales de Bac de Roda. De hecho, se trata de las dos únicas instalaciones gestionadas directamente por la federación catalana, además de las dos horas semanales que tiene concertadas con el Colón, un histórico frontón ahora encuadrado en un gimnasio de gestión privada al final de la Rambla.

Barcelona, que contó entre finales del siglo XIX y principios del XX con varios frontones, construidos por prestigiosos arquitectos como Enric Sagnier i Villavechia (el Frontó Barceloní, activo de 1893 al 1902 en la calle Diputació, entre Sicília y Sardenya, por ejemplo), se debate ahora con la escasez de instalaciones, paliada parcialmente por la herencia olímpica. Nada queda ya del frontón construido con motivo de la Exposición Universal de 1888 en la calle Valencia, esquina Enrique Granados, ni del Beti-Jai, o frontón Gran Via, que operó a finales del siglo XIX. Ni del longevo Frontón Condal, en Balmes-Rosselló, que también acogió veladas de boxeo entre 1896 y 1924.

El Principal Palace, casi enfrente del Colón, tuvo una larga vida a partir de 1917, pero también azarosa, incluido su intento de resurrección como teatro en el 2013. Y tampoco queda nada del Novedades, en el párking del antiguo cine de la calle Casp, ni del frontón Ramblas.

"El encarecimiento del suelo en Barcelona ha hecho que este tipo de equipamientos sea muy difícil de mantener en la ciudad", asegura Jordi Albanell, de la federación catalana y director deportivo del Mundial. "Han desaparecido más del 90% de los frontones, y casi no quedan de medidas reglamentarias. Hay frontones en las Llars Mundet, los Salesianos, algunos clubs como el Natació Barcelona, y desde luego, en algunas poblaciones como Cerdanyola, Santa Coloma, Sant Fost de Campsentelles… Son útiles para fines lúdicos i campeonatos autonómicos, pero no para competiciones grandes porque no cumplen los requisitos", explica Albanell, que a través de la federación gestiona esos oasis que son el Vall d’Hebron y Bac de Roda.

Nada de esto, sin embargo, puede apagar la ilusión de acoger por primera vez un Mundial, competición cuatrienal que arrancó en 1952 en San Sebastián y que España había organizado en cuatro ocasiones más: Pamplona (1962 y 2002), de nuevo San Sebastián (1970) y Vitoria (1986). "Esperamos que el Mundial sea todo un éxito, como fueron los Juegos Olímpicos", dice esperanzado Agustí Brugués, presidente de la federación catalana, que encabeza la organización. Desde al 14 al 20 de octubre, Barcelona acogerá a más de 300 pelotaris de 14 países (solo tres europeos: España, Francia e Italia) que se jugarán 14 títulos en 14 especialidades disputadas en cuatro tipo de escenarios: frontón de 30 metros, de 36 metros, de 54 metros y trinquete (un frontón con un tejadillo lateral).

Campeonato abierto

La gran novedad de esta edición es que, por fin, la Federación Internacional de Pelota Vasca (FIPV), presidida por el franco-mexicano Xavier Cazaubon, ha abierto el torneo a los jugadores profesionales, tras hacerlo también por primera vez en la Copa del Mundo del año pasado en Anglet (Francia). Eso permitirá ver en acción, por ejemplo, al delantero vasco Iñaki Goikoetxea en cesta punta y a algunos de los mejores manomanistas franceses, aunque no a Aimar Olaizola, considerado el mejor jugador español de la última década. Las empresas que controlan con mano de hierro a sus pelotaris (Asegarce ASPE, principalmente) son reacios a prestar a sus jugadores sin compensación, cosa que las federaciones no pueden costear.

"Cada uno defiende sus intereses", reconoce Albanell. "Francia viene con casi todos sus jugadores porque así les obliga la legislación, pero aquí no sucede lo mismo. Nosotros no podemos hacer nada. En el Mundial, además, no hay premios en metálico porque nos arruinaríamos. Bastante tenemos con cubrir el presupuesto de más de 1,5 millones de euros , que incluye acoger a más de 437 personas con todos los gastos pagados".

En Catalunya, además, están prohibidas las apuestas presenciales en los partidos de pelota, cosa que no ocurre en las comunidades de España donde este deporte es más hegemónico.

Iñaki Goikoetxea, una figura

"La unión de amateurs y profesionales es lo más natural del mundo", asegura Emiliano Skufca, argentino nacionalizado español que participará en sus cuartos Mundiales. "Antes era muy extraño, parecía que los profesionales fuera extraterrestres y, al final, lo único que hacen es jugar para una empresa que les paga".  La reunificación permitirá que, en pala corta y cesta punta, sobre todo, Barcelona pueda ver jugar a algunos de los mejores, al no haber coincidencia en el calendario. En mano, en cambio, las empresas hegemónicas no han cedido a los mejores.

La cesta punta, el mítico jai alai ('fiesta alegre', en vasco) de las veladas norteamericanas, reunirá a los cuatro únicos países  que la cultivan (España, Francia, México y Cuba) y abrirá este domingo el Mundial, con un partido a las 20.00 horas, después de la ceremonia inaugural (19.00 h.) y de un España-Argentina de paleta cuero (36 m.). Será la primera ocasión de ver en acción en Iñaki Goikoetxea, el mocetón vasco de 37 años, triunfador durante casi dos décadas en Florida, que se ha ganado el privilegio de lucir publicidad en el casco a base de ser de los mejores en la especialidad en la que la pelota viaja a mayor velocidad: más de 300 kilómetros por hora. Todo un peligro.

El medallero histórico de cesta punta lo lidera Francia, con 8 oros, por 5 de España y 4 de México. Pero lo que decantará el dominio en Barcelona será el frontón de 36 metros. "El país que domine esa modalidad es el que tendrá todos los números para llevarse el liderato en el medallero", asegura Jordi Albanell. En esa guerra no entrarán las mujeres, que de momento tienen poca presencia. No participan en ninguna especialidad de los frontones más largos y, siempre por parejas, sus únicas pruebas en el Mundial serán las de paleta con pelota de goma (30 m. y trinquete) y el frontenis (30 m.).