CAMBIO DE ÉPOCA

'La Roja' se vuelve blanca

Florentino Pérez se llevó a Lopetegui y España huele a campeona con Luis Enrique

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Joan Domènech

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Con el morro arrugado esperaban a Luis Enrique en la selección. Sobre todo, los madridistas más recalcitrantes. Porque no solo no lo consideran uno de los suyos, sino porque es uno de los otros. O sea del Barça. Y si a ese antecedente se le suma que el técnico ha reivindicado su barcelonismo -"no me reconozco vestido de blanco", confesó viendo su cromo de futbolista- y que sustituía a Julen Lopetegui y a Fernando Hierro, nuevo y viejo apóstoles del madridismo, respectivamente- empezaba a bullir el caldo del recelo.

La breve obra de Luis Enrique desmonta el andamio de la sospechas. Primero por los resultados, que cuando se tornen malos desmontarán la atalaya. Pero las decisiones que ha tomado le reconcilian con la que fue su exhinchada entre 1991 y 1996.

Busquets se queda solo

En la primera convocatoria redactada escribió al triple de futbolistas del Madrid que del Barça (seis a dos). Que la cantera del azulgrana haya decaído en presencia y calidad influye, pero es harina de otro costal. En la alineación de España ante Croacia estaban los seis blancos y un solo azulgrana (Busquets).

La Roja se vuelve blancaLa Roja otra vez. Como antiguamente. Como, exactamente, el 12 de octubre de 2002, cuando coincidieron seis jugadores del Madrid (Casillas, Salgado, Bravo, Helguera, Guti y Raúl) en el once titular de España por última vez.

“Ni sé ni me interesa de qué equipo son los jugadores, todos son de la selección española”, dice Luis Enrique

Luis Enrique recuperó aquella añeja costumbre, frecuente en tiempos remotos, juntando a Carvajal, Nacho, Ramos, Ceballos, Asensio Isco. ¿Qué debió sentir Busquets cuando, después de nueve años, se veía solo en el césped? Sin Iniesta ni Piqué, retirados por voluntad propia, ni Alba, apartado (de momento) por Luis Enrique. Con la única cercanía, y en la distancia, de Sergi Roberto, sentado en el banquillo. “Ni sé ni me interesa de qué equipo son los jugadores, todos son de la selección española”, aseguró el técnico.

El tinte blanco invitó a evocar los tiempos, mucho menos remotos, en los que, por citar un ejemplo, en la final del Mundial de Sudáfrica-2010 donde España se proclamó campeona, hubo seis jugadores del Barça (Puyol, Piqué, Xavi, Busquets, Iniesta y Pedro), más David Villa, que había firmado antes del torneo, y Víctor Valdés de suplente.

El cien y el seis

Busquets, que no acabó el partido, tan solo vio una cara reconocible enfrente: la de Ivan Rakitic. Uno de los fieles de Luis Enrique. El entrenador que le fichó para el Barça y por quien se habría tirado "por un puente" si se lo hubiera pedido, como confesó en una entrevista en enero del 2017.

Rakitic y Luis Enrique se abrazaron y al jugador se le hizo un doble homenaje (recibió de regalo la camiseta española y la croata) antes de afrontar su partido número cien. Doblemente inolvidable. Por el cien y el seis del marcador.

Tal vez el madridismo más terco recrimine un día a Luis Enrique que pretende desgastar al equipo para preservar al Barça.