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LIGA SANTANDER

El Girona allana el camino al Madrid

El conjunto blanco acabó goleando 1-4 en Montilivi después de que el equipo de Eusebio se dañara con dos penaltis absurdos

La Liga Santander - Girona v Real Madrid

La Liga Santander - Girona v Real Madrid / .44790426

Marcos López

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No resultó tan plácido como indicaba esa engañosa goleada que planeaba sobre Montilivi al filo de la madrugada. Ganó el Madrid y no con la facilidad que indica el 1-4, por más que su segunda parte fuera excelente. Ganó el Madrid, pero perdió el Girona porque se suicidó de manera extraña cuando creía tener el partido en su mano. Dos penaltis infantiles permitieron al equipo de Lopetegui sortear una ola peligrosa cambiando sustancialmente un incómodo paisaje. Dos penaltis de dos graves errores defensivos que allanaron, ¡y de qué manera!, el triunfo blanco, mientras Keylor, con un par de paradas espectaculares, deja un mensaje rotundo a Courtois. Mejor, sigue de suplente.

Era la noche del diablo. Tenía toda la pinta en una noche veraniega, hermosa, con Montilivi estrenando una nueva grada para exhibir su orgullo. Un ambiente eléctrico para un partido que no dejó indiferente a nadie. El Madrid, con Keylor Navas en la portería (Courtois, el mejor del Mundial, tiene que esperar), vivió un triunfo desconcertante. De pronto, sintió que volvió al drama de la pasada temporada cuando Machín guió a su equipo a una victoria histórica. Eusebio, con otra manera de entender el juego, quiso estar a la altura de su antecesor. Pero después todo regresó a la normalidad con esos cuatro goles (dos de penalti).

Salió el Girona con otro dibujo, pero con el mismo espíritu. A Lopetegui, más allá del triunfo, le queda mucho trabajo por hacer ya que tiene un equipo extremadamente frágil atrás, donde se notan los desequilibrios de Marcelo y de Sergio Ramos por mucho que su penalti, que supuso el 1-1, eclipse todo. Fue un penalti a lo Panenka para equilibrar un encuentro que tenían perdido en el marcador. Y en el juego, aunque después todo cambió.

Marcelo fue sometido a un escarnio por un diablo. El diablo es Portu, claro. ¡Quién si no! Una joya de delantero. Un tipo que retrató al lateral brasileño, al que ridiculizó, una y otra vez, con sus cabalgadas. Marcelo no corría. Marcelo no llegaba. Ramos no podía corregir tanto desorden y solo Nacho tenía la velocidad necesaria en sus piernas para evitar el caos total.

El Girona tenía claro donde estaba el agujero negro blanco. El triángulo de las Bermudas. Ahí percutió Portu, ayudado por un inteligente Choco Lozano como se demostró en el 1-0, un gol que simbolizaba el catálogo de virtudes del equipo de Eusebio. El exdelantero del Barça B, que hizo de Stuani por las molestias físicas que tenía el uruguayo, penetró como Pedro por su casa por el carril izquierdo -¿y Marcelo, dónde estaba?­– antes de que la pelota llegara a los pies de Borja García. Tuvo la templanza y la calidad necesaria para amagar con un sutil quiebro antes de batir a un desesperado Keylor.

El Madrid estaba golpeado, aunque el penalti de Muniesa a Asensio le abrió una puerta que no imaginaba. La puerta de la esperanza y de una goleada reparadora. En esa primera mitad ni rastro de Bale. Luego, sí. Escasas noticias de Isco, mientras Benzema revoloteaba en zonas cómodas de Montilivi. El partido pertenecía al Girona. Lo hizo todo. Lo bueno. Y, por supuesto, lo malo. En cinco desastrosos minutos destrozó todo el trabajo bien hecho. Dos fallos en el área le costaron acabar de mala manera una noche que prometía mucho. Pere Pons no quiso ser menos que Muniesa y cometió otro absurdo penalti sobre Asensio. Ramos cedió el turno a Benzema, que no falló

Luego, a campo abierto, el Madrid encontró el paraíso perdido para que Bale explotara su velocidad aniquilando a un Girona desorientado. Triste y pobre consuelo para el equipo de Eusebio porque terminó abatido con una derrota terriblemente dañina. Como le pasó al Madrid en la primera parte, el Girona pagó el agujero de su banda izquierda porque Muniesa era superado por el  ‘galgo’ Bale. Fueron inocentes en el área de Bono y generosos ante un soberbio Keylor.