EUROPEOS DE NATACIÓN

Jessica Vall se lleva la plata en los 200 braza

Marina García es cuarta en una final ganada por la rusa Efimova

Jessica Vall, en primer término, y Marina García, en la final de los 200 braza.

Jessica Vall, en primer término, y Marina García, en la final de los 200 braza. / .44556740

Agencias

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Jessica Vall ha logrado para la delegación española la primera medalla de natación en línea en los Europeos que se celebran en Glasgow. La bracista catalana ha arrancado una medalla de plata en la final de los 200 metros, con un tiempo de 2.23.02, por detrás de la rusa Yuliya Efimova (campeona con 2.21.31) y por delante de la británica Molly Renshaw (tercera, con 2.23.43).

La otra representante española participante en la final, la también catalana Marina García, se ha quedado finalmente fuera de los puestos de podio, pero por solo dos décimas, al acabar cuarta con un crono de 2.23.63.  Vall ya había sido cuarta en la final de 100 metros braza, y García, sexta, y ahora a ambas les queda la última prueba de la especialidad, los 50 metros, que es la distancia que peor se adapta a sus características.

La de 200 metros, en cambio, es la que mejor dominan ambas especialistas. Vall no se baja del podio en los últimos cinco años, bien en piscina larga o corta, y en Berlín 2014 ya fue bronce europeo, y plata en Londres 2016. García, por su parte, no sube a un podio  en una gran competición desde el 2012, cuando fue bronce europeo en Debrecen (Hungría) en los 100 braza.

Delante desde el principio

La final, en la que había no menos de cinco nadadoras con grandes opciones de medalla, según reconoció después Vall, resultó muy emocionante, con las dos españolas dando la cara desdes el principio. Vall, al contrario de lo que solía hacer antes la nadadora barcelonesa del Sant Andreu, salió dando la cara desde el principio, por delante de una Efimova que, por el contrario, nadó en negativo (de atrás hacia adelante). Vall dobló primera el hectómetro, con 1.09.10, por delante de Marina García (1.09.14), Renshaw (1.09.16) y la propia Efimova (1.09.21). Es decir, la cuatro en un pañuelo de 11 centésimas de segundo.

La ofensiva de Efimova, campeona ya en el hectómetro, hizo que por el giro del 150 Jessica fuera tercera y Marina, cuarta. En el último largo, Vall aplicó su habitual intensidad de brazada y recuperó un puesto a la británica con el segundo mejor parcial (37.42, por 37.09 de Efimova), mientras que García no conseguía por muy poco, solo dos décimas, imitar la hazaña de Jessica y superar a Renshaw. Un cuarto puesto agridulce porque demuestra que la barcelonesa de 24 años vuelve a estar en la élite tras el paréntesis de su paso por la Universidad de Berkeley.

El deporte como un juego

Para Vall, en cambio, su tercera medalla consecutiva en unos Europeos le supo a gloria bendita, como se encargó de mostrar en la misma piscina, con un gesto de tres dedos, y una vez fuera de la pileta, valorando su nuevo podio, del que no se baja desde que en el 2014 logró el bronce en Berlín. "Cada medalla deja una sensación diferente, pero esta es verdad que me produce una ilusión especial porque vengo de unos tiempos difíciles, después de los Juegos de Río del 2016", aseguró la nadadora barcelona, que cumplirá los 30 años el próximo 22 de noviembre, según se encargó de recordar, "por si alguien quiere felicitarme".

"Esta medalla me vuelve a hacer sentir que el deporte es un juego y que me siento afortunada de seguir jugando a él a mis (casi) 30 años", aseguró Vall, que reconoció que había salido muy seria y concentrada a la piscina (ni rastro de su habitual sonrisa) porque así lo necesitaba esta vez. "Debía poner mi cara más dura, más feroz, porque sabía que había al menos cinco nadadoras en posición de medalla y quería ponérselo difícil". 

Vall estaba obviamente satisfecha del resultado obtenido y de la forma de conseguirlo. "He disfrutado por la seguridad con que me he tirado a nadar. La sensación de una final ya la he vivido muchas veces, así que me he tirado con la intención de no rendirme ante nada y pendiente de si la rusa Efimova salía rápido, a por el récord del mundo, o más por detrás. Ha sido una gran carrera y, aunque ahora estoy muerta, todavía me quedan los 50 metros, donde me será más difícil meterme en la final, que es mi siguiente reto".