MI BAR MUNDIAL

El mundial, estación Terminus

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Jordi Puntí

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"Allez les Bleus! Allez les Bleus!" El público sigue coreando su estribillo habitual y el gran jefe indio de la afición francesa -le llamaremos Umpa-pah, por su torso desnudo- se arregla las plumas de la cabeza, con los colores azul, blanco y rojo, y desde encima de una silla empieza a ordenar la línea de la conga. Faltan dos minutos para el final de la final, el 4-2 sigue en el marcador con más contundencia que juego, y ya está claro que Francia levantará la Copa ante Croacia.

A su lado, una chica con una bandera -tipo consulado- actúa como una Marianne guiando al pueblo, aunque sin 'topless' libertario. Ella y Umpa-pah, más una docena de amigos, son los que más han animado, incansablemente, a las 350 personas que hay en el local, aforo completo. El resto ha gritado y saltado con alegría con cada gol francés, pero siempre con una cierta corrección.

Son todos muy jóvenes y todos muy blancos, casi sin rastro de la mezcla racial que exhibe la alienación de los 'bleus'. También parece un público más de bistrot de Montmartre que de pub inglés, digamos, y eso que estamos en un bar musical. Barcelona ofrece varios rincones de inspiración francesa, de la calle París a la librería Jaimes, del Liceu francés al bar Paris Taxi, pero lo más lógico parece reunirse en la estación de Francia. Estación Terminus, como si todos acabaran de llegar o estuvieran a punto de irse. Ese bar de toda la vida, allí donde durante décadas tomaron un café los pasajeros que esperaban el tren, quizá el Talgo hacia norte, es hoy un negocio que vive de reinventarse. Hace unos años, pues, que cuando hay futbol internacional es la sede de los franceses, y ahora mismo vive su momento de máximo esplendor.

'La Marsellesa', esa conga

Cuando el árbitro pita el final del partido, explota la alegría en esas 350 almas, el suelo vibra con el ruido ensordecedor y parece que hayan llegado a la vez diez trenes de largo recorrido. Umpa-pah y Marianne se abren paso con su conga y por unos momentos parece que van a tener éxito, los aficionados se suman a la fiesta, pero luego se desordena. Alguien ha conseguido que todos canten, una vez más, 'La Marsellesa' y entre tanta locura la conga se deshace en una toma de la Bastilla.

Yo creo que, además de aplaudir el título, todos están liberando la tensión acumulada. Durante mucho rato, en la primera parte, a falta de futbol de su equipo, han celebrado con cada acción defensiva y han coreado el nombre de su héroe Umtiti.

Saben que no han jugado bien al futbol, y que no se debería ganar un Mundial solo con goles a balón parado. Luego el empate de Croacia les ha dejado tan tristes como la muerte de Fantine en 'Los Miserables'. En la segunda mitad, Mbappé y Pogba han maquillado la victoria con sus goles, han embellecido el partido, y Umpa-pah incluso se ha atrevido a gritar varias veces ¡olé, olé, olé!

Ahora salen todos a la calle y de pronto estamos en un bulevar de París, al caer la tarde, y con sus cánticos paran el tráfico frente a la estación. Saben que tiene cuatro años para saborear esta victoria. Todo empieza y todo acaba.