COURTOIS, MEJOR PORTERO

Modric, la melancolía del Balón del Oro

Griezmann es elegido el mejor jugador de la final y Mbappé recibe el trofeo al mejor joven del Mundial

Modric, en Moscú con el Balón de Oro al mejor jugador del Mundial.

Modric, en Moscú con el Balón de Oro al mejor jugador del Mundial. / .44332323

Raúl Paniagua

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El mejor. Y el más triste. Luka Modric fue el mejor del Mundial. La estrella del Madrid acaparó todos los focos, incluso en la derrota. Y era también el más triste. Tal si fuera Messi en Maracaná hace cuatro años, el centrocampista croata recogió con mala cara ese Balón de Oro. No tenía ni tiempo ni ganas de esbozar una sonrisa. Era la viva réplica de Leo, quien también fue designado el mejor jugador de Brasil-2014. Ahora le ha tocado a Modric en Rusia-2018 en un torneo que anuncia un cambio de orden en el fútbol mundial. La dictadura Messi-Cristiano da síntomas de que empieza a acabarse. Ya no son los únicos dueños. Hay más.

Al menos ha acabado en este torneo porque ambos han tenido que ver la final desde su casa. Uno, el portugués, recién llegado a Turín para ser presentado hoy como nueva estrella de la Juventus, cansado de no ser valorado en Madrid como él creía que merecía. Y otro, el azulgrana, harto de que Argentina no esté a su lado nunca, lamentando haber rozado esa copa hace cuatro años. Quizá no lo tenga ya tan cerca como en Maracaná. El nuevo orden no solo viene por Modric, un tipo mágico, al que se le apagó la luz en la final, sostenido por Rakitic, que no se ha rendido nunca. Ni siquiera en la última batalla.

"No era falta, ni tampoco era penalti", le dijo Modric al asistente dolido por ese par de errores

"No era falta, ni tampoco era penalti", le soltó el jugador del Madrid al asistente del colegiado argentino Pistana, convencido de que esa dos decisiones acabaron quebrando la buena puesta en escena de Croacia. A Modric, ya con el Balón de Oro entre las manos, no se le olvidaban esos errores arbitrales, incapaz, como es lógico, de saborear que estaba en lo más alto del trono individual. Nada le interesaba en ese momento porque acababa de perder una Mundial, por mucho que fuera elegido el mejor jugador del planeta. De poco le valía. Luego, ya en el vestuario, y mientras Rakitic, su socio de toda la vida, le pidió una foto. Iván aún levantaba el pulgar derecho como gesto de satisfacción mientras su mano izquierda compartía con Luka, ya tenue sonrisa en su rostro, el Balón de Oro.

En las piernas del azulgrana reposaba la camiseta con el 10 de Modric. En las piernas del madridista reposaba la zamarra con el 7 de Rakitic. Algo ha empezado a cambiar en el fútbol mundial cuando Messi y Cristiano, que han dominado los 10 últimos Balones de Oro (cinco para cada uno), ya no son favoritos para la próxima edición. No es tan solo una cuestión generacional (Modric está a punto de cumplir 33 años) sino de un cambio que se asoma imparable.

En dos meses, Griezmann ha ganado un Mundial y una Europa League. Su candidatura al Balón de Oro es más potente que nunca

Griezmann, sin ir más lejos, fue elegido el mejor jugador de la final, completando así un final de temporada espectacular con la Europa League (Atlético) y el Mundial (Francia). En ambas finales, terminó siendo designado el mejor. Suficientes argumentos para ser proclamado, a seis meses de la elección, como el gran favorito para sentarse en la mesa que era de Messi y Cristiano. O sea, ser el nuevo Balón de Oro. El del Mundial pertenece a Modric.

El de mejor promesa corresponde a Kylian Mbappé, un prodigio de precocidad dispuesto a romper todas las barreras, orgulloso de llegar a París y mirar a los ojos de Neymar proclámandole que él si es campeón del mundo. Ese es el signo del nuevo orden. Ni Leo, ni Cristiano, ni Ney. Modric se llevó el Balón, seguido del belga Hazard y del francés Griezmann. El Mundial deja coronado también a Courtouis como el mejor portero, precisamente con el recuerdo de aquella maravillosa parada a la estrella brasileña del PSG en el último suspiro. Kane, con seis goles, se lleva el Pichichi, mientras España, con dos tarjetas amarillas, también tuvo premio: el de Fair Play al juego limpio.