EL COLEGIADO DE LA FINAL

Pitana, un árbitro argentino entre Francia y Croacia

El colegiado es muy cuestionado por sus compatriotas pero avalado por la FIFA

Néstor Pitana, poniendo paz en un Uruguay-Francia del Mundial.

Néstor Pitana, poniendo paz en un Uruguay-Francia del Mundial. / Reuters / Damir Sagolj

Abel Gilbert

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Es el mejor del mundo”, dicen sobre él algunos ahora en Buenos Aires. Y se les infla el pecho de orgullo. “Y, claro, Argentina no podía estar afuera de la final del Mundial”, comentan otros. Ninguno habla, naturalmente, de Leo Messi ni acerca del abatido seleccionado celeste y blanco, sino de Néstor Pitana, el árbitro encargado de dirigir este domingo el choque definitivo entre Francia y Croacia.

Al menos habrá un argentino en el césped del estadio Olímpico Luzhniki de Moscú. “Un orgullo”, dijo el presidente Mauricio Macri. “La evidencia de que nadie puede vivir sin nosotros, hoy campeones mundiales de arbitraje”, señaló en tono de mofa el diario deportivo Olé.

A los 43 años, Pitana adquirió un protagonismo que hasta hace poco no hubieran imaginado los hinchas de los equipos de la liga local que, en las tribunas y plateas, frente a los televisores u ordenadores, suelen acordarse con frecuencia de la madre del árbitro. A todos, Pitana les tapó la boca propensa al insulto a fuerza de hechos. Ha dirigido cuatro partidos de Brasil 2014 y otros cuatro de Rusia 2018, sin contar la final. Con ese número ya “empató” a los argentinos Ángel Coerezza y Horacio Elizondo, quien inauguró Alemania 2006 y en el último partido expulsó a Zidane por su cabezazo contra el astuto y provocador Materazzi.

Para Héctor Baldassi, otro árbitro destacado del fútbol argentino, que estuvo presente en Sudáfrica 2010, Pitana “ha ganado prestigio en función de su capacidad para dirigir partidos internacionales”. También se ha ganado la “consideración” de Massimo Busacca, el especialista en arbitraje de la FIFA. “Con su personalidad, preparación y condición física y su porte, hace que lo respeten. Se lo ha ganado y estoy feliz”, señaló Baldasi.

La roca

Pitana, se dice por estas horas, es distinto. El diario La Nación recordó que en Argentina “la fricción, el roce y la simulación suelen ser mayores. Y a veces es muy difícil acertar en jugadas divididas”. En cambio, en un Mundial  “los movimientos son más anunciados y exagerados, por lo que la polémica a la hora de simular un penal es menos traumática de resolver satisfactoriamente”.

Esa es la razón por la cual Pitana pudo destacarse en sus cuatro intervenciones. El italiano Pierlugi Collina, presidente de la Comisión Arbitral, y el suizo Massimo Busacca, a cargo de la Comisión de Torneos, suelen llamarlo “la Roca” por su fortaleza física y porque los reclamos airados de los jugadores después de una jugada que puede ser polémica o no lo dejan indiferente.  Nadie se lo lleva por delante.

Pero, ya se sabe, es muy difícil ser profeta en la tierra propia, y más si se trata de Argentina donde los encargados de impartir justicia durante un partido de fútbol reciben, además de los agravios, injurias e improperios de cada domingo, amenazas y escupitajos.  

Futuro como instructor

“Todo eso que pasa con Pitana en la Argentina, donde es considerado un árbitro regular”, recordó Olé. El hecho de que en la FIFA lo consideren un modelo a seguir “debería hacer que nos replanteemos qué tipo de juego tenemos y lo alejados que estamos del fútbol de verdad”. Pitana sabe de antemano que es objeto de valoraciones encontradas. “Que goce ahora. Al regreso volverá a ser el peor de todos”, le recomendó el diario deportivo.

Sin embargo, parece improbable que después de dirigir la final de Rusia 2018 vuelva a las canchas argentinas. De acuerdo con el diario Clarín, Pitana, tan afecto a mostrarse en las redes sociales con su esposa Romina Ortega, quedaría ligado a la FIFA en calidad de instructor. Lejos de las canchas donde se le suele recordar de quién es hijo.