UN RIVAL MULTICULTURAL

La macedonia de Marruecos: unidos por la sangre

Solo 6 de los 23 jugadores de la selección han nacido en África. Los 'nuevos europeos' son hijos de la inmigración a países como Francia, Holanda, España, Bélgica y Canadá

rpaniagua43845554 soccer football   world cup   morocco training   luzhniki st180624183907

rpaniagua43845554 soccer football world cup morocco training luzhniki st180624183907 / periodico

Raúl Paniagua

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

España se mide este lunes a una de las selecciones más heterogéneas del torneo. Si Suiza es el ejemplo perfecto de multiculturalidad y procedencias diversas entre los combinados europeos, en el caso africano sobresale Marruecos. Solo 6 de los 23 jugadores convocados por el francés Hervé Renard han nacido en África. El resto son los 'nuevos europeos', ese grupo de futbolistas nacidos en otros lugares donde se marcharon sus padres en busca de un futuro mejor.

Los ojeadores presentes en toda Europa se encargan de captar y convencer a los futbolistas de origen marroquí que empiezan a despuntar. Aunque las circunstancias de la vida llevaron a sus padres a cambiar de destino, el sentimiento de apego a la tierra suele ser muy fuerte en los jóvenes. Las raíces no se olvidan y el corazón les lleva a defender la camiseta de su sangre.

Seis en la Liga española

El portero Tagnaouti, los defensas Mendyl Dirar y el delantero Al Kaabi nacieron en Casablanca, mientras que En Nesyri, jugador del Málaga, lo hizo en Fez y Bouhaddouz, en Berkan. De los 17 restantes, 8 vinieron al mundo en Francia, cinco en Holanda, dos en España (el madridista Achraf y el portero Munir Mohamedi, del Numancia), uno en Bélgica y uno en Canadá, el meta Bounou, que juega en el Girona. En esa macedonia juega un papel integrador clave el seleccionador Renard, que ya estuvo antes en ZambiaAngola Costa de Marfil.

"Nos jugamos el honor. Jugamos por los sentimientos de mucha gente, por la felicidad de un país entero", dice el madridista Achraf

La diáspora se corrobora con otro dato: solo dos jugadores de la selección pertenecen a equipos de la Liga marroquí. En cambio, hay seis que militan en España, donde se vivirá con intensidad el duelo. La colonia marroquí supone el 15% de la población extranjera con casi 800.000 personas.

Raíces por encima de todo

"Estoy cumpliendo un sueño que tenía desde niño. Jugamos por un país, por los sentimientos de mucha gente, no solo por los marroquís que viven en España sino por la felicidad de un país entero", reflexiona Achraf, el lateral del Madrid nacido en la capital española hace 19 años.

Aunque Marruecos no se juega nada, el defensa blanco espera una gran respuesta. "Nos jugamos el honor. Iremos con la misma ilusión y las mismas ganas que siempre". El carrilero tuvo una propuesta de la selección sub-19 española pero siempre tuvo claro que sus raíces estaban por encima de todo.

Mala fortuna

Lo mismo opina Munir, el portero del Numancia que nació en Melilla y comenzó a jugar en Ceuta. "Muchos de los que están aquí podrían jugar en selecciones de más prestigio, pero han elegido las raíces y la sangres de sus familiares".

Ese sentimiento supone también una motivación extra para un grupo que ha tenido muy mala fortuna en Rusia. El primer partido contra Irán se escapó con un increíble autogol y en el segundo Portugal se impuso jugando peor que los marroquís. El fútbol de los 'Leones del Atlas' no se ha traducido en puntos.  

El error del azulgrana Munir

España y Marruecos nunca se han enfrentado en un Mundial. El único precedente corresponde a un doble encuentro de 1961. Quien se perderá la cita es el azulgrana Munir El Haddadi, que ha jugado cedido en el Alavés este curso. El extremo, nacido en San Lorenzo de El Escorial, acudió a una llamada de Vicente del Bosque después del Mundial de Brasil y debutó en partido oficial contra Macedonia.

Solo jugó solo 13 minutos, suficientes incumplir una regla inflexible de la FIFA que no permite duplicar selecciones. El TAS rechazó todos sus intentos. Otros compañeros no cayeron en la tentación.