HISTORIAS DE FÚTBOL RUSO (2)

Eduard Streltsov, el 'Pelé' ruso que acabó en el Gulag

El mejor jugador soviético de todos los tiempos pasó cinco años en un campo de trabajos forzados acusado de un crimen que muchos consideran fabricado

Eduard Streltsov.

Eduard Streltsov. / periodico

Marc Marginedas

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Ni Lev Yashin, ni Valetin Ivanov, ni Aleksándr Mostovói, ni Rinat Dasáyev. El mejor jugador soviético/ruso de todos los tiempos se llama Eduard Streltsov, un delantero rubio, bien plantado, de 1,82 metros de altura, quien desbordó con su talento futbolístico en los años 50 y 60, justamente cuando la URSS obtenía los mejores resultados de su historia. Para la posteridad ha quedado el pase de tacón hacia atrás que patentó, bautizado en Rusia como 'pase Streltsov'.'pase Streltsov'  

La suerte del deportista se truncó en 1958, poco antes del Mundial que iba a disputarse en Suecia. Streltsov no regresó a la concentración de la selección tras un día de asueto y, en su lugar, acudió a una fiesta particular en una dacha junto a dos compañeros. Al día siguiente, los tres fueron arrestados y acusados de violar a una joven de 20 años también invitada al guateque.

Salvarle del destierro

No se pudo hacer nada por salvarle del destierro. Los trabajadores de ZIL, la fábrica de automóviles que fundó el Torpedo de Moscú, su club, planeaban una masiva manifestación de apoyo durante el juicio, pero la sentencia a 12 años de trabajos forzados se les adelantó. Los buenos oficios del seleccionador soviético, Gravrill Kachanin, cayeron en saco roto. Según reconoció éste años después, cuando acudió a la policía, le respondieron que el propio líder de la URSS, Nikita Khruschev estaba interesado en el caso y que las altas instancias del Partido Comunista habían dado a entender que el futbolista "no" podía ser ayudado.

El carácter pendenciero y juerguista de Streltsov suscitaba desasosiego en la puritana Unión Soviética. Lejos de ser el deportista-modelo al que aspiraba el establishment comunista, flirteaba y bebía, a menudo más de la cuenta. Se negó a ser traspasado al Dinamo de Moscú, el equipo de la KGB, e incluso llegó a lamentar tener que regresar a su país después de jugar en el extranjero, toda una herejía en aquellos tiempos.

Pero el incidente que pudo haber sellado su destino se produjo en 1957 durante una recepción en el Kremlin para celebrar el título olímpico de la selección en los Juegos de MelbourneYekaterina Furtseva, protegida de Khruschev y primera mujer que integró el Politburó soviético, sugirió al jugador que se casara con su hija Svetlana, de 16 años y prendada del delantero. Éste le respondió que ya tenía novia, e incluso, según testimonios, se le oyó decir a un amigo: "Jamás me casaré con ese mono".

Culpable o no del crimen del que se le acusaba, lo cierto es que el delantero indócil sobrevivió al cautiverio y regresó al fútbol de élite en 1965, ayudando al Torpedo a imponerse en el campeonato de aquel año con 12 goles en 26 partidos.