EL ROSTRO OCULTO DEL RÉGIMEN

La Rusia de Putin no entiende de derechos humanos

Moscú decreta más restricciones políticas durante la Copa mientras varios opositores lo denuncian

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Marc Marginedas

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Oleg Sentsov, un cineasta ucraniano condenado a 20 años de cárcel en un juicio "injusto" basado en "acusaciones políticas", según los sucesivos comunicados de Amnistía Internacional, acaba de ingresar en el hospital de la prisión de Labytnangui, una remota localidad siberiana junto al Círculo Polar Ártico. Lleva más de un mes en huelga de hambre y solo recibe dos veces al día inyecciones de "glucosa y vitaminas",  tal y como explica a EL PERIÓDICO su abogado, Dmitri Dinze

Sentsov, cuyo caso ha sido denunciado por importantes nombres del cine mundial, así como por la UE, el Consejo de Europa o la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa, exige para deponer su actitud la liberación de 64 "presos políticos ucranianos" en las cárceles rusas. Ha perdido más de 10 kilos y su estado de salud "empeora con gran rapidez", sostiene Dinze. "Irá hasta el final", advierte el letrado, quien ve como "lejana" la posibilidad de un intercambio con prisioneros rusos encarcelados en Ucrania.

Varias informaciones periodísticas apuntan que su ingreso en la unidad sanitaria del remoto centro penitenciario donde se halla recluido solo precede en el tiempo a la alimentación forzada a la que será sometido en los próximos días, ya que se descarta que las autoridades rusas permitan que el condenado muera durante el Mundial.

Al menos otros dos prisioneros se han unido a Sentsov y desisten probar alimento desde hace varios días, con la esperanza de atraer la atención sobre su caso: Aleksándr Shumkov, un militar ucraniano, acusado de pertenecer a Pravy Sektor, una organización de extrema derecha prohibida en Rusia.  La oenegé rusa Memorial sostiene que los cargos contra de él "carecen de base" y cree que fue "secuestrado" en Ucrania y trasladado contra su voluntad a Rusia, y Stanislav Zimovets, detenido durante las protestas organizadas por la oposición en marzo del 2017.

"Peor crisis desde la era soviética"

En los últimos años, la situación de las libertades fundamentales en Rusia se ha deteriorado hasta el punto de que la directora de Human Rights Watch en Moscú, Tanya Lókshinaasegura a la agencia AP que el país vive la "peor crisis de derechos humanos desde la disgregación de la URSS". "La intensidad de esta crisis no tiene comparación posible en la historia contemporánea" de Rusia, valora la activista.

Las manifestaciones callejeras protestas en Rusia requieren de la autorización previa, y las sucesivas marchas convocadas por el bloguero opositor Alekséi Navalny para denunciar la corrupción han acabado siempre con centenares de detenidos. Para prevenir nuevas protestas durante los días del Mundial, las autoridades han decretado que cualquier acto público deba contar con la luz verde de Servicio Federal de Seguridad (FSB, exKGB), una medida que ha sido vivamente criticada por las asociaciones dedefensa de los derechos humanos. "Es un nuevo e hipócrita ataque contra el derecho de asamblea", reacciona, en una conversación telefónica, Aleksándr Artemíyev, portavoz de Amnistía Internacional en Rusia. La medida constituye "una violación" de las obligaciones de Rusia "bajo la ley internacional", continúa Artemíyev.

El drama checheno y el faraón Salah

Las oenegés advierten además que la Copa del Mundo ofrece la posibilidad de ofrecer una imagen amable y cercana a políticos locales señalados en el pasado con el dedo acusador por sus constantes violaciones de los derechos humanos. Tal es el caso de Ramzán Kadírov, el líder de la pequeña república de Chechenia, en el Cáucaso Norte ruso, cuya capital, Grozny, servirá de base a la selección nacional de Egipto. En territorio checheno han sido asesinados destacados activistas que investigaban los excesos cometidos por el líder checheno. El pasado año, la publicación Nóvaya Gazeta informó que decenas de homosexuales chechenos habían sido recluído en campos y prisiones por sus preferecias sexuales. 

Kadírov ha logrado ya que una de las principales estrellas del campeonato, el egipcio Mohamed Salah, jugador del Liverpool, apareciera junto a él en una foto que ha suscitado un aluvión de críticas.