ESTRELLA DOLIDA

Bale firma la chilena de su vida, pero medita irse

El galés, que marcó dos goles para tumbar al Liverpool, exhibe su enfado por ser suplente y abre dudas sobre su futuro en el Bernabéu

Bale marca el 2-1 con una impresionante chilena que batió a Karius.

Bale marca el 2-1 con una impresionante chilena que batió a Karius. / periodico

Marcos López

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Estaba enfadado. Y tenía razón Gareth Bale, o eso creía, porque asistía a su segunda final consecutiva de Champions desde el banquillo. Ya le pasó en Cardiff, en su casa. Le volvió a suceder en Kiev, donde ni tan siquiera salió a calentar junto al resto de suplentes. Andaba el Madrid lamentando las dos ocasiones erradas por Isco cuando Zidane metió mano en su equipo. Entró Bale y todo cambió porque Karius, el anónimo y joven meta alemán (24 años), figurará a partir de ahora en las celebridades del museo de los horrores de la Champions. Jamás podrá quitarse es estigma porque la dimensión de sus errores le confinará a la tortura continua.

Es verdad que Bale, un delantero que nunca tuvo el aprecio del Bernabéu, firmó antes la chilena de su vida. Una chilena imponente. Quizá menos plástica que la de Cristiano Ronaldo en Turín, pero ese vuelo del galés para cazar un balón casi utópico le convirtió en una leyenda para el madridismo. El enfado inicial se transformó en el éxtasis cuando se levantó y comprobó que su chilena no solo levantó la admiración de Zidane sino del fútbol mundial.

Hasta Zidane se tuvo que echar las manos a la cabeza, asombrado por ese maravilloso gol del galés

Tal si fuera Bobby Robson en 1996 cuando Ronaldo firmó la jugada de su vida para dibujar un gol lleno de puro arte, Zizou se echó las manos a la cabeza desbordado por lo que acababan de ver sus ojos. Idéntico gesto al de ‘Sir Bobby’ porque la capacidad de asombro que genera el fútbol resulta infinita. En el primer balón que tocaba, Bale rubricó la chilena de su vida. Por la dificultad, por el momento (estaba el partido empatado a uno) y por la belleza del vuelo que adquirió emparentado ya para la memoria blanca a esa media volea del Zidane jugador que le dio otro título europeo al Madrid.

 Pero Bale no tenía bastante. El enfado con Zidane lo transformó en rebeldía permanente para decirle, a su manera, claro, que se había equivocado. Necesitó, por supuesto, la complicidad de Karius, ese portero al que primero se le desgarraron las manos regalando el primer gol a Benzema en una jugada que pertenecerá para siempre al catálogo de errores increíbles. “Es un golazo que marca una época”, contó después Sergio Ramos, el capitán blanco, asombrado como todos porque esa jugada cambió la final.

"Por supuesto, que estoy muy decepcionado por no ser titular, necesito jugar cada semana" (Bale)

En realidad, la final cambió con la lesión de Salah. Hubo un antes y un después. Ese hombro izquierdo, tras ser empujado, precisamente, por Sergio Ramos se quebró. También se quebró Egipto entero porque el Mundial . Y, por supuesto, el Liverpool, que vio perder a su Cristiano particular. Al hombre que les había guiado hasta la puerta del paraíso. A la media hora de partido, el Liverpool quedó huérfano, mientras Bale seguía masticando en silencio su malestar.

Ni sus dos tantos en la final mitigan el enfado de Bale, que se ha cansado de ser suplente en finales de Champions: Cardiff y Kiev

"Por supuesto, que estoy muy decepcionado por no ser titular", comentó el galés a la televisión inglesa, recordando, eso sí, que tuvo "un impacto inmediato" porque había marcado "el gol" de la final. Pero esos dos goles no mitigan el enfado de Bale, un tipo con memoria, consciente de que le han colocado durante meses lejos del Bernabéu, mientras Cristiano echaba fuego por la boca. Tampoco él podía ocultar la ira que tenía por sentirse desplazado del escenario de la final siendo, de nuevo, suplente. Un suplente cansado de ser suplente. "Necesito jugar cada semana. No me puede pasar lo de esta temporada", se quejó, de nuevo, Bale.

"Me tengo que sentar con mi agente este verano y discutiremos mi futuro" (Bale) 

Parece mentira, pero no solo Cristiano está pensándose en marcharse del Madrid. También Bale, el héroe de Kiev, anda en un proceso similar, cansado de esperar que llegué su momento. Y justamente cuando apareció en un partido que será recordado por los siglos de los siglos por su chilena buscó abrir una puerta para salir del Bernabéu. Y sin tardar demasiado tiempo.  "Tuve una lesión durante cinco o seis semanas, pero luego me puse bien. Luego, me tengo que sentar con mi agente este verano y discutiremos mi futuro".

Recordó Bale que estuvo "sano" durante mucho tiempo, pero Zidane no contó con él. "Ese gol reinvidica a un crack como Gareth", comentó Ramos. Pero el jugador galés piensa mucho más en volver a la Premier, donde sí le esperan con las puertas abiertas, que continuar en el Bernabéu. Ni Cristiano, que no marcó, era feliz; ni Bale, tampoco. Y hasta Carles Puyol, el excapitan del Barcelona, lanzó en su cuenta de Twitter un mensaje de felicitación: "Enhorabuena madridistas. Cuatro Champions en cinco años con uno de los mejores Barça de la historia.... tenemos que reflexionar en las prioridades", anunció uno de los símbolos del mejor Barça de la historia.