Medalla de oro en los Juegos Olímpicos

Así es Sandra Sánchez, el triunfo de la constancia

Sandra Sánchez gana el oro en el debut olímpico del karate

La número uno del ranking mundial histórico de kata, consigue la medalla en el debut del karate en unos Juegos Olímpicos

Alejandro García

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Cuando la karateca Sandra Sánchez (Talavera de la Reina, 1981) consiguió su primer gran triunfo, el Campeonato de España en 2015, tenía 33 años. Es una edad normal de retirada pero su camino de grandes éxitos acababa de comenzar. Tres años después ganó su cuarto Campeonato de Europa consecutivo, acumulando tres temporada como número uno del mundo y ascendió hasta el liderato del ranking mundial histórico de kata femenino.

Acaba de conseguir el reto es el más grande de su carrera, ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos, en los que el karate se estrena como deporte olímpico. “No todo el triunfo está en la medalla, cuando aceptas eso entiendes que muchos logros están en el camino, no en el hecho de ganar”, explica con una sonrisa enérgica que no le abandona.

Una progresión natural

La historia de Sandra no fue diferente a la de otros niños que intentan ser deportistas de alto nivel. Comenzó en el karate porque quería ir con su hermano pero encontró algo más: “Me gustó que el progreso dependía de mí, de mis horas de trabajo y de mi esfuerzo. Y que lo importante no es ganar, sino mejorar”, cuenta en un sillón junto a su habitual sala de entrenamiento en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid. 

Sandra siguió una progresión natural hasta entrar en el CAR, practicando la disciplina de kata (una modalidad sin contrincante, en la que se realizan una secuencia de movimientos establecidos que, de alguna manera, simulan una lucha). “Al mes de llegar le diagnosticaron un cáncer a mi madre y decidí que prefería vivir esa época en casa, estar en el día a día con ella”, recuerda, al tiempo que lamenta que no hubiera “algo de preocupación y apoyo” de los estamentos.

Aunque dejó el CAR, siguió entrenando y compitiendo, pero no al nivel que quería. “En ese momento asumí que no valía para esto y replanteé mi vida”, cuenta con total naturalidad. Había terminado su carrera deportiva, al menos eso creía.

Ya de vuelta en España, tras terminar sus estudios de Ciencias del Deporte y vivir en Australia, su entrenador de toda la vida y el entonces seleccionador castellano-manchego, Jesús del Moral (ahora su entrenador y pareja sentimental) le proponen volver a competir casi con 30 años. “Me parecía una locura, no quería volver a ilusionarme y volver a caer”. Pero poco a poco se fue convenciendo, “soy una competidora”, confiesa, así que regresó, pero no de cualquier manera.

"Solo quería volver si era mejor que antes, no quería sufrir, no quería volver aquedarme a las puertas"

Sandra Sánchez

— Karateca campeona de Europa

“Solo quería volver si era mejor que antes, no quería sufrir, no quería volver a quedarme a las puertas de ganar. Entonces me planteé combinar preparación física específica con los entrenamientos de karate estándar, en los que había mucha repetición pero nada más. Al volver a competir sentía que había cambiado, aprendí a tener más confianza en mí y en el trabajo que hay detrás. El ser humano tiene el defecto de tener que vivir el ying para entender el yang. Desde entonces entreno con otra predisposición, sé lo que quiero conseguir y a dónde quiero llegar”, así explica Sandra Sánchez cómo ha encontrado el éxito. Por el camino tuvo que cambiar España por Qatar, donde encontró el tiempo y los medios necesarios para entrenar sin pensar en nada más que en el karate.

La mirada puesta en los Juegos

Proclamada por cuarta vez campeona de Europa la semana pasada en Serbia, Sandra Sánchez se ha colocado en el primer puesto de la clasificación histórica de kata, un ranking mundial que acumula todos los puntos sumados en la vida de un karateca. “Llamó mucho la atención ver cómo entrenábamos el físico y cómo se trasladaba ese trabajo a los katas. Creo ha habido un desarrollo en los métodos de entrenamiento del karate de competición, hacía falta que, además de karatecas, fuéramos atletas”, explica.

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