ESTA NOCHE EN EL ALLIANZ ARENA

El desafío de los grandes favoritos

Cristiano Ronaldo, durante el entrenamiento del Madrid en el Allianz Arena

Cristiano Ronaldo, durante el entrenamiento del Madrid en el Allianz Arena / MATTHIAS SCHRADER / AP

Carlos F. Marcote

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Algo así como una fuerza sobrenatural dice Toni Kroos que adquiere el Real Madrid cuando se pone el traje de la Champions. Algo de verdad tiene que haber en eso cuando el equipo blanco está ante la posibilidad de alcanzar su cuarta final en cinco años y, si da ese paso, de sumar su tercer título consecutivo, algo que no ha conseguido nadie desde que lo hiciera precisamente el Bayern en la década de los setenta, con el anterior formato de competición.

“Es la competición más difícil de ganar y quizás eso libere poderes especiales en nosotros. Las emociones siempre juegan su papel, especialmente en las noches de Champions en el Bernabéu”, afirma el centrocampista alemán que Pep Guardiola no quiso retener para su proyecto en el conjunto bávaro en la temporada 2013-14, en la que se abrió el nuevo periodo casi dictatorial del equipo madridista en Europa. Este año, como aquel, se ve obligado a levantar el título continental para tornar en gloriosa una campaña que será desastrosa si no consigue reinar en Kiev el 26 de mayo.

Facturas aplazadas

Pero antes de la final hay que pasar las semifinales y en Múnich espera un Bayern con el ánimo ardiente y las armas más a punto que nunca para cobrarse múltiples facturas aplazadas, la última en los cuartos de final del curso pasado. Lo encabeza, además, Jupp Heynckes, con cuentas  pendientes que se remontan a 1998, cuando no le dejaron saborear la Copa de Europa blanca de 1998 y que ha sido capaz de recomponer de manera excepcional al campeón alemán, hasta el punto de ponerlo en situación de reeditar el mágico triplete con el que ya se despidió en el 2013 para dejar sitio a Guardiola.

Los poderes del Bayern son en teoría más terrenales que esos a los que alude Kroos, pero lo hacen igual de temible que al Madrid, en el que Zinedine Zidane tiene claro que nadie se va a achicar. “Puede pasar de todo, pero no nos cagamos en los pantalones. Para nosotros no existe eso. Nos gusta jugar estos partidos, disfrutamos con ellos”, ha dicho el técnico blanco antes de dirigir en el Allianz Arena el último entrenamiento de preparación para el partido.

Pasado el susto de la Juventus en el Bernabéu, el conjunto madridista sabe de la importancia de sacar un buen resultado del estadio del Bayern, como ya hizo en sus dos últimas visitas (0-4 en 2014 y 1-2 en 2017), y de no exponerse a un patinazo posterior como el que estuvo a punto de costarle la eliminatoria ante el campeón italiano. “Nada, esto es fútbol y al final pasamos nosotros. Hablé con mi staff y con los jugadores y solo queremos pensar en lo que tenemos por delante”, ha añadido Zidane, que no duda que su equipo va a saltar al Allianz en perfecto estado de revista.

La duda de Benzema

“Más que pensar en ganar la Champions pensamos en hacer un buen partido. El jugador quiere jugar este tipo de partidos y no tengo duda de que vamos a estar al 150%”, ha señalado el preparador madridista. Es de esperar en el caso de Cristiano Ronaldo, máximo goleador de la competición, con 11 tantos, y la mayor parte de sus compañeros, pero no tanto en el de Benzema, la gran duda en la alineación que pondrá en juego Zidane.

El delantero francés no pasa de nueve goles en todas las competiciones y puede verse relegado al banquillo, lo mismo que Bale, en beneficio de Asensio o Lucas. El técnico no ha querido dar pistas sobre sus intenciones en ese sentido, aunque está claro que le cuesta mucho más trabajo dejar a su compatriota en el banquillo que al galés. Bale fue suplente en los dos choques contra el PSG de octavos, ni calentó en el de ida contra la Juve en cuartos y le sentó en el descanso en el de vuelta. Tras ese encuentro, Jorge Valdano soltó otra frase redonda sobre el británico: “Nada de lo que hace vale 100 millones”. Florentino Pérez, aunque nunca lo reconocerá, probablemente piensa lo mismo.

Heynckes, por su parte, también tiene claro casi todo. Solo tiene la duda sobre si podrá contar con o no con Alaba, que no pudo acabar el entrenamiento de este martes. Por lo demás, sin el operado Vidal, es de suponer que seguirá confiando en James, con más afán revanchista que nadie por su salida forzosa del Madrid el pasado verano. Lewandowski, con 38 goles esta temporada, buscará engrandecer su cartel cara a un posible futuro blanco buscando, junto con los rejuvenecidos Robben, Ribéry y Müller, a la irregular defensa madridista, a la que vuelve Ramos tras su ausencia en el partido de vuelta ante la Juve gracias a que la UEFA dejó sin sanción su presencia en la boca del túnel de vestuario del Bernabéu.