DISCURSO EJEMPLAR

Si cree saber más que el entrenador de su hijo, no vea este vídeo

Emilio Pérez de Rozas

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Todo el mundo explica, en Estados Unidos, claro, que la historia de Frank Martin, el técnico de baloncesto de la Universidad de Carolina del Sur, que este año está que se sale y brilla espectacularmente, es la vida de ‘Doctor Jakyll y Mister Hyde’. No tanto por las vicisitudes que ha vivido como por sus frases, sinceridad demasiado arriesgada y, sobre todo, sus durísimos métodos de trabajo, que no todos sus alumnos-estrellas han podido soportar.

Frank nació Francisco José, hijo de unos exiliados cubanos, casado con una jamaicana, no deja indiferente a nadie, siempre al límite de lo permitido, de lo políticamente correcto, a veces sobrepasa esa línea, pero casi todo el mundo se lo perdona por su tremenda sinceridad.

Agradecido a Estados Unidos

Frank, por ejemplo, fue demasiado sincero cuando expresó su felicidad tras la muerte de Fidel Castro. Y, por supuesto, siempre que ha podido, ha demostrado su amor, cariño y agradecimiento al país de acogida que es EEUU y, sobre todo, a las oportunidades que les brindaron a los suyos.

Frank Martin pide respeto para los técnicos de base y los árbitros jovencísimos. "En lugar de eso, los padres le dicen obscenidades a los colegiados y critican a los entrenadores"

Por eso, a menudo, se indigna cuando alguien cuestiona el estilo de vida de los estadounidenses. “La gente,en Estados Unidos, tiene todo el derecho del mundo a hacer lo que quiera cuando quiera. Nuestro estado (Carolina del Sur) es precioso, está plagado de gente increíble, es progresista y mira hacia delante. Estamos en un lugar mejor de lo que era cinco años atrás cuando llegue a esta universidad”, señaló recientemente Frank Martin.

Martin, en la boca de todos

 “Esta universidad me contrató a mí, hijo de inmigrantes cubanos y casado con la hija de inmigrantes jamaicanos. Tenemos hijos interraciales y nos han tratado como alguien cercano y familiar desde el primer día de nuestra llegada, pero no porque entrene baloncesto, sino porque es como se trata a la gente en este estado. Es un honor para mí representar a esta universidad y no podría estar más feliz de vivir en un estado como Carolina del Sur”, fue su sentencia.

 Martin se ha convertido desde hace unos días en un hombre, en un técnico, en un profesor muy seguido en las redes sociales. La razón no es otra que este discurso o disertación que protagonizó hace unos días, cuando vio el comportamiento de parte del público y, sobre todo, de muchos padres y familiares de jugadores, que no cesaron de insultar al árbitro de un partido de basket de niños e, incluso, meterse con los entrenadores, el propio y el rival, porque los padres y familiares consideraban que sabían más de baloncesto que ellos.

Frank Martin, entrenador de baloncesto de la Universidad de Carolina del Sur (EEUU).

Frank Martin, entrenador de baloncesto de la Universidad de Carolina del Sur (EEUU). / periodico

El deporte y la educación

El sermón de Frank Martin es impecable. En él, como podrá comprobar usted mismo (si tiene hijos deportistas le encantará, incluso que ha protestado más de una vez desde la grada), pide respetar a los entrenadores y árbitros “que, simplemente, nos están ayudando a educar a nuestros hijos y que no ganan ¡ni un dólar! por ello” y les dice a sus hijos, a sus propios hijos, que si tienen algún problema de juego o de estado de forma “no me vengan a mí con esas quejas ¡porque yo soy su padre, no su entrenador!”

"Si uno de mis hijos se queja de su entrenador, le digo que no criticaré a alguien que dedica su tiempo libre, sin cobrar, a que él sea mejor jugador y persona"

Frank Martin

— Técnico de baloncesto de la Universidad de Carolina del Sur (EEUU)

 El discurso, en fin, demuestra que en todas partes cuecen habas y que, incluso, en el deporte norteamericano, el país que posee la mejor estructura desde la infancia, desde los colegios e institutos de barrio hasta los megaprofesionales clubs deportivos pasando, cómo no, por el deporte universitario, auténtica cantera del ‘show’ estadounidense, es necesario, de vez en cuando, recordar a los padres y familiares de los pequeños deportistas que deben de comportarse como público y como familiares, respetando a los técnicos y árbitros, propios y rivales pues, al fin y al cabo, se trata de la educación de los niños y jóvenes de todo el país. De todos los países.