LA VISITA AL BERNABÉU

El partido de Neymar

El astro brasileño necesita eliminar al Madrid de la Champions para dar credibilidad deportiva a su apuesta por el Paris SG

Neymar celebra un gol al Amiens colocándose la bota sobre su cabeza.

Neymar celebra un gol al Amiens colocándose la bota sobre su cabeza. / periodico

Marcos López

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Es el partido de Neymar. O uno de los dos partidos de Neymar. Salió por piernas del Camp Nou en pleno agosto camino de Francia, convertido en el jugador más caro de la historia (222 millones de euros fue su precio), para ser el único rey de un equipo. El París SG le daba lo único que no tenía en el Barça. El trono. Ahí ha vivido instalado con la tranquilidad que le proporciona la Liga francesa, una Liga menor, a la que ni siquiera él, uno de los mejores del mundo, ha podido darle la trascendencia que tiene la española o la Premier. Por eso, juega Neymar este miércoles en el Bernabéu el partido para el que fue realmente fichado.

Juega contra el Madrid de un Cristiano Ronaldo que pelea desesperadamente contra su declive. Juega para demostrar que el dinero también da la felicidad porque al Paris SG, aún zarandeado por el recuerdo del humillante 6-1 que recibió del Barça en la Champions la pasada temporada, se le agota el tiempo. Aquella noche fue de un rutilante Neymar vestido de azulgrana, pero las portadas pertenecieron al Dios Messi. Era la prueba que necesitaba el brasileño para saber que si no volaba del Camp Nou no tendría vida propia.

Se fue a Francia, un país pequeño futbolísticamente, cuyo único equipo que ha ganado la Champions fue el polémico Olympique de Marsella de Bernard Tapie (1993), con aquel cabezazo de Boli al Milan. Antes, la nada. Después, la nada. Y ahora, Neymar protagoniza el mismo viaje que Ronaldinho en su día. Pero al revés. Ronnie fue de París a Barcelona; Ney, de Barcelona a París, donde le han construido un equipo a su medida, dirigido por un cuestionado técnico (Unai Emery), que parece un cuerpo extraño, atormentado por el recuerdo del gol de Sergi Roberto.

El único dueño del trono

"Quería escapar de todos los sitios, estuve media hora recorriendo todos los pasillos del Camp Nou", confesó el técnico del Paris SG a Jorge Valdano en una reciente entrevista en Bein. "No sé cuántas patadas di a las paredes en esos momentos", reveló Unai. A Neymar no solo le han dado el trono, sino también el balón. Sus peleas con Cavani por tirar penaltis y faltas se convirtieron en asunto de debate mundial al punto de que tienen nombre propio: Penalti Gate.

"Sabemos que Neymar tiene algunos privilegios en el vestuario, pero a mí no me molesta" (Rabiot)

También le han concedido, por supuesto, todo el poder. Dentro y fuera del campo. Para empezar se llevó a Alves al Parque de los Príncipes cuando el exlateral azulgrana lo tenía casi todo cerrado para irse al City con Guardiola. "Sabemos que tiene algunos privilegios en el vestuario como Kylian. Pero a mí no me molesta. No estoy celoso de ninguno de los dos", dijo Rabiot en referencia a Neymar y Mbappe, dos delanteros que han costado 402 millones de euros.

En sus seis primeros meses parisinos, Neymar ha vivido de todo: conflictos con Cavani, desencuentro con su propio público (marcó cuatro goles al Dijon, pero fue silbado por el Parque de los Príncipes por ningunear, de nuevo, al uruguayo) y hasta se le vieron derramar lágrimas con la selección brasileña cuando Tite, el técnico, salió en su defensa.

"Yo me defiendo con el balón"

"La gente espera que sea perfecto. Pero tengo 25 años e intento ser mejor y crecer. Pido perdón cuando cometo errores. Soy un ser humano, lloro y a veces me levanto de mal humor, aunque la mayor parte del tiempo estoy contento", confesó el exazulgrana, acusado de antideportivo cuando fingió ayudar a un rival del Rennes, a quien dejó tendido en el césped.

"Yo me defiendo con el balón", sostiene a menudo Neymar, quien no se esconde nunca. Le gusta vivir la vida y que le vean cómo lo vive. Ahí queda la prueba de su fastuosa fiesta de cumpleaños (tiene ya 26) en París, pero no olvida lo que tenía en Barcelona como demostró con sus visitas a Messi y Suárez en la ciudad deportiva. Hasta se ha tatuado la silueta de la Champions que ganó en Berlín en el 2015 como azulgrana.

"Cuando has jugado con el Barça y con Brasil, ¿qué haces jugando en Francia? ¿Qué haces jugando contra el Guingamp o el Amiens" (Eric Cantona)

Se pasea en Francia (28 partidos, 29 goles) en una Liga diminuta para su talento. "Cuando has jugado en el Barça y con Brasil, ¿qué haces jugando en Francia? ¿qué haces jugando contra el Guingamp o el Amiens?", se preguntó indignado Eric Cantona. "¿Lo ha hecho por la Champions? ¡Si solo son 10 partidos!", añadió.

Se pasea por Francia en unos seis meses marcados por la lucha de egos con Cavani y el deseencuentro con el público del Parque de los Príncipes

Ya ha jugado seis choques europeos, firmando seis goles y repartiendo cuatro asistencias como si fueran un simple entrenamiento para él. Sabe Neymar que la frontera que marcará su credibilidad deportiva esta temporada, a la espera de lo que suceda en el Mundial de Rusia con Brasil, no estaba en esa primera fase.

Sabe Neymar que está, sobre todo, en el Bernabéu (miércoles), donde suspiran por verlo lo antes posible vestido de blanco, y luego en el Parque de los Príncipes (6 de marzo). Un partido de Neymar que, en realidad, son dos. Si acaba cayendo en la orilla blanca, todo quedará bajo sospecha por muchos títulos que gane en Francia. Una minucia para él.