LA PECULIAR HISTORIA DE UN ATLETA

La vaca Barcelona espera a Messi

Jonah Chesum, esta semana en Barcelona.

Jonah Chesum, esta semana en Barcelona. / periodico

Joan Carles Armengol

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Hay novedades en la pequeña 'shamba' (granja en suajili) que Jonah Kipkemoi Chesum tiene en la afueras de Iten, en el Valle del Rift (Kenia). La vaca llamada Barcelona, que el atleta compró con el premio conseguido el año pasado al ganar contra todo pronóstico el maratón de la capital catalana, está embarazada de tres meses.

Es un estado de buena esperanza que ha animado, y mucho, a la familia compuesta por Jonah, su esposa Judith y el pequeño Bravin, de poco más de año y medio. La vaca, de la raza gunsey, capaz de dar 10 litros kilos diarios de leche rica en grasa -por lo que el excedente se puede aprovechar para producir mantequilla y venderla-, está esperando a Messi, que es el nombre que el fondista le pondrá al ternero que llegará, en un nuevo homenaje a la ciudad que se lo está dando todo como atleta. Si la criatura sale hembra, habrá que repensar otro nombre, pero Jonah Kipkemoi ni se lo plantea.

La vaca llegó a la pequeña propiedad del atleta (apenas un octavo de acre, unos 500 metros cuadrados) días después de su asombrosa carrera en el maratón de Barcelona del 2017, cuando se impuso a todos saliendo en el papel de 'liebre' (los que marcan el ritmo a los favoritos antes de acabar retirándose) y pese a su condición técnica de paralímpico. Un incendio en la lumbre de la cocina de la choza familiar, cuando él tenía dos o tres años, hizo que sufriera quemaduras en la parte derecha de su cuerpo y una deformación en la mano derecha, que no tiene la movilidad habitual.

"No me acuerdo del accidente, pero sé que mi madre y algunos vecinos me salvaron. Nunca he tenido la sensación de correr en desventaja por la discapacidad que tengo en mi mano", asegura el longilíneo atleta de 28 años, que ha regresado a su ciudad de los prodigios para correr este domingo la mitad de la distancia que le hizo popular hace apenas 11 meses. Y volverá dentro de cuatro semanas para intentar repetir victoria en el maratón entero.

Una ‘liebre’ peculiar

"Mi objetivo este domingo es intentar rebajar mi marca personal, que es de 62.04 minutos y probarme cara al maratón del 11 de marzo, donde intentaré estar por debajo de las dos horas y 8 minutos", calcula Chesum, que nunca podrá olvidar los 2.08.57 que le dieron la victoria en el primer maratón que finalizaba en su vida. Unas horas antes ni se había planteado acabar la carrera, solo cumplir con su papel de 'liebre' contratada. Pero cuando se vio delante en el kilómetro 32, con todos los favoritos descolgados o retirados, y un solo rival a su lado, otro keniano, Jacob Kirui, decidió tirar hasta el final, convirtiéndose en el primer 'pacemaker' y el primer paralímpico capaz de ganar un maratón importante en el mundo.

La victoria en Barcelona le supuso un premio de 13.000 euros, que ha invertido en su incipiente propiedad en Kenia. La vaca Barcelona le costó unos 600 dólares, y también adquirió una oveja por unos 60 dólares, y una moto. "Si consigo ganar otra vez aquí, dentro de cuatro semanas, no voy a comprar otra vaca, pero me voy a construir una bonita casa en la propiedad que tengo", aseguró este jueves el fondista, nada más llegar a Barcelona.

Fiel a la ciudad

Barcelona convirtió a Chesum en un atleta de prestigio. De ahí su devoción por la ciudad y su fidelidad a  ella. Tras la primera victoria, su representante, el inglés James Ruskin, le consiguió algunas carreras, ya como protagonista. Completó el maratón de Gold Coast (Australia) en poco más de 2.10 horas y corrió en Singapur (retirado a consecuencia del intenso calor). Los grandes campeonatos quedan descartados -Kenia tiene una gran densidad de fondistas con marcas estratosféricas que se reparten entre los campeonatos y los maratones más rentables del mundo-, pero Chesum quiere de nuevo relanzarse con una actuación convincente en la eDreams Mitja Marató de Barcelona (mañana, a partir de las 8.45 horas, en un circuito completamente plano con salida y llegada en el pase de Pujades) y en el Zurich Marató del 11 de marzo.

Será un mes intenso. Este domingo, de todas maneras, lo tendrá difícil ante un auténtico ejército de kenianos, etíopes, ugandeses y europeos que buscarán flirtear con la barrera de la hora en los 21.097 metros.