Diego Costa deja huella en Lleida

Diego Costa tardó 64 minutos en debutar con el Atlético, sustituyendo a Correa; cinco minutos en el campo para marcar su primer gol y casi lesionarse, y otros 20 para enfangarse en su primer rifirrafe con un jugador rival. Costa cautivó las miradas en el Camp d’Esports, donde el equipo de Diego Simeone vapuleó y por tanto resolvió la eliminatoria de octavos ante el Lleida (0-4).

Costa, que ahora juega con el número 18 y no el 19, se estrenó como la fiera que es, dando zarpazos. Marcó en el segundo balón que tocó. Un pase al área pequeña y él puso el pie de forma oportuna. Se arrodilló y señaló el cielo con los dos índices. Celebración clásica que rápidamente interrumpió. Le golpearon el tobillo y se fue a la banda.

¿Se lesionó el fichaje de 66 millones a las primeras de cambio? Ese fue el miedo que recorrió el espinazo de los seguidores atléticos. Volvió a ingresar en el campo pero cojeaba. Pareció forzar, presa de su ansiedad. Pero el dolor se le fue aligerando con el paso de los minutos. Tanto se le pasó que se enzarzó cuando acababa el partido con el defensa Satrústegui. Vuelve dispuesto a pelearse con cualquiera. Puro Costa.

Atrevimiento del Lleida

Hizo lo que pudo el Lleida. Empezó el partido como si fueran un grupo de bailarines aficionados que se atreven en el garaje a marcarse unos movimientos urbanos y virtuosos a un palmo de los profesionales. A ver si se inmutaban. Pases aquí, pases allá. Que el balón no quema, era el mensaje. Y así crearon algunas estupendas ocasiones ante la portería de Moyà.

Pero el Atlético no le apartó la mirada, casi con suficiencia, con los brazos cruzados. Como el equipo de Champions que es. Y como quien no quiere la cosa, sin esfuerzos sudorosos, sin gesticulaciones, resolvió ya en la primera parte la eliminatoria con dos goles.

A la media hora remató Godín de cabeza un saque de falta perpendicular. Y cuatro minutos después Fernando Torres estiró la pierna para tocar un pase lateral de Gameiro y colocar el 0-2. Muy fácil. Descorazonador para un equipo de Segunda B. Para hundirse. En la segunda se ensañaron Costa y Griezmann. 

El pie en el ventilador

El joven entrenador del Lleida, Gerard Albadalejo (solo 34), planteó la eliminatoria anterior ante la Real Sociedad como cuatro partidos de 45 minutos. Le bastó con ganar solo uno, el último, para remontar y plantarse a octavos. En la ida perdió 0-1. Ahora, con cuatro goles abajo, ni ese mensaje le queda por transmitir de cara a la vuelta en el Wanda Metropolitano, el próximo martes. Solo pueden aspirar los catalanes a sentirse bien.

El Lleida no gana desde hace dos meses, y de estar en zona de playoff ha caído a plomo en la tabla. Y poco podía oponer ante el Atlético. Nada explica más la disparidad de posibilidades como las respectivas delanteras. Para el Lleida, el punta fue un chico de 18 años llamado Bojan Radulovic, el héroe de Anoeta. Para el Atlético amenazaron la puerta contraria Gameiro y Torres en la primera parte; Griezmann, más Diego Costa y Vitolo, los dos debutantes, en la segunda. Petardos contra misiles nucleares. Vitolo, por cierto, ni se le vio. Lo contrario de Costa.

Vitolo contó tras el partido que en el campo fue echando miradas a Costa tras el gol. Le siguió en su paso renqueante hasta que le vio correr y esprintar normal. "Le iba mirando y por suerte al final todo ha quedado en un susto, pero hemos visto que Costa es de los que pone el pie en el ventilador". Una forma ocurrente de decir que es el futbolista que ansiaba el espíritu Simeone.