El Espanyol recuerda con nostalgia los 20 años del adiós de Sarrià

El Espanyol disfruta ahora de uno de los mejores estadios de Europa, una maravilla que se inauguró en el 2009 y es la envidia de numerosos clubs. El templo de Cornellà-El Prat es una joya pero difícilmente alcanzará la magia del escenario más mítico de la historia blanquiazul: el estadio de la carretera de Sarrià. Este miércoles se cumple el 20º aniversario de su demolición. 

El reloj marcaba las 17.04 del 20 de septiembre de 1997 cuando se vinieron abajo 74 años de historia. Con 72,5 kilos de Goma 2 se derrumbó una maravillosa instalación que fue víctima de las deudas y la mala gestión de unos lamentables dirigentes. 

Bromas culés

Fueron solo dos segundos y 60 centésimas, pero una auténtica eternidad en el alma de centenares de pericos que asistieron en vivo a ese último adiós, retransmitido por TV3, circunstancia que causó un gran revuelo. Las bromas culés fueron durísimas en aquellos días de pena blanquiazul. 

La explosión fue fuerte pero la vieja tribuna se mantuvo en pie y tuvo que ser derribada días después por las máquinas de excavación, una circunstancia que siempre fue recordada como un ejemplo de resistencia y sufrimiento, palabras que suelen acompañar al sentimiento blanquiazul. 

"El mejor estadio de Barcelona"

Multitudes de pericos se agolparon los días previos a la demolición junto al perímetro de seguridad para tener una última imagen de su templo. Otros no fueron capaces de presenciar aquella agonía y alguno incluso no ha vuelto a asomarse por la zona exclusiva que representa hoy en día el solar de Can Ràbia. 

El espanyolismo vivió grandes noches en su estadio, también alguna que otra desgracia, pero prevalecen citas como la remontada ante el Brujas de semifinales de la UEFA de 1988 o el 3-0 ante el Bayer Leverkusen de la ida de aquella final europea tristemente perdida en Alemania.

Un Mundial y unos JJOO

Por suelo perico pasaron selecciones como Argentina, Italia y Brasil en el Mundial de 1982, de grato recuerdo para la 'azzurra'. El estadio, con capacidad para 44.000 espectadores, fue también una de las sedes de fútbol de los JJOO de Barcelona-92. 

El último partido en Sarrià se disputó el 21 de junio de 1997, cuando el Espanyol de Paco Flores venció al Valencia de Jorge Valdano (3-2) en el cierre de la Liga. Entonces se iniciaron los preparativos que acabarían con la voladura final después de tres leves golpes de sirena. 

"Es como acompañar a un familiar hasta su último destino. Ha sido como un funeral", dijo el expresidente Meler

La explosión dio paso a los aplausos de los hinchas, que antes depositaron montones de flores y una pancarta con el mensaje "Sarrià en el corazón". El expresidente Manuel Meler tuvo el coraje de presenciar ese adiós y relató así su dolor: "Es como acompañar a un familiar hasta su último destino. Ha sido como un funeral, pero quería estar junto a Sarrià hasta el final".

La pena perdura en muchos pericos que vieron como se les iba un trozo de vida con la demolición. Dos décadas después, el Espanyol mira adelante con optimismo pero sin olvidar aquellos mágicos días de Sarrià. El club quiere compartirlos con su afición a través del hashtag #Sarrià20. También ha diseñado una camiseta conmemorativa con imágenes de aquel mítico templo lleno de recuerdos. 

En las redes se han sucedido las reacciones pericas a lo largo de la jornada. También Quique Sánchez Flores se ha sumado al homenaje: "Tengo muy buenos recuerdos de Sarrià. Fue uno de los estadios históricos de la Liga, de esos campos con vivencias que vieron pasar grandes generaciones del Espanyol (Glaria, José María, Solsona, Roberto Martínez, Molinos...). Yo tengo grabado un partido de la temporada 1984-85 que jugué con el Valencia con nieve. Ganó el Espanyol 3-2", rememoró el técnico.