No es un club normal

Bartomeu, en el acto de anuncio de Valverde como nuevo entrenador.

Bartomeu, en el acto de anuncio de Valverde como nuevo entrenador. / AFP / LLUIS GENE

ALBERT GUASCH

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El anuncio de un nuevo entrenador suele acompañarse de una corriente de excitación deportiva. Cómo jugará, a quién fichará, a quién despedirá... Esos suelen ser los interrogantes que lubrican las tertulias ante la aparición de un nuevo jefe en el banquillo. No esta vez. De todo ello, se supone, se hablará con mayor profusión el jueves, cuando se presente a Ernesto Valverde en carne y hueso. Ayer la revelación poco misteriosa del sustituto de <b>Luis Enrique</b> quedó sepultada por el barullo judicial.

Josep Maria Bartomeu, al que suele funcionarle una puesta en escena sonriente y amable, se explicó ayer con la mandíbula tensa sobre la acción de responsabilidad contra la junta de <b>Laporta</b>, que dio por fin por cerrada, aunque con confusas justificaciones que, lejos de apaciguar los ánimos, crisparán de nuevo al bando de los afectados. Se acaba una larga y erosiva batalla. Pero Bartomeu no buscó el armisticio, sabedor de que enfrente tampoco le extenderían la mano. Las hostilidades, pues, continuarán. Ya se verá con qué otra causa. Se intuye que la encontrarán.

Tampoco pareció cómodo al abordar el encarcelamiento de su amigo Sandro Rosell, quien le traspasó el trono presidencial y de quien siempre se ha dicho en los mentideros azulgranas que le ha aconsejado de cerca desde su insólita fuga. <b>Bartomeu</b> aseguró que si el proceso judicial concluye que <b>Rosell</b> se benefició económicamente del club, "actuaremos en consecuencia".

Nuevas sospechas

Fue una estudiada respuesta a su primera declaración pública desde la detención. Fue sombría, como corresponde a una situación desapacible para él y muchos miembros de la junta. Pero el contraste en la severidad de juicio que hizo de ambos expresidentes resultó visualmente chocante. Quedó claro quién es amigo y quién es enemigo, aunque es el primero el que está en la cárcel por hacer del "delito un modo de vida", como expuso la jueza. Y es también el primero el que, según el texto judicial, ingresó abultadas cantidades de dinero siendo ya presidente del Barcelona.

Hay una corriente en la oposición que impulsa revisar el contrato de Catar, por ejemplo. A la vertiente moral se plantean otras sospechas menos abstractas sobre el acuerdo de patrocinio que ya acaba. El recorrido de este conflicto está por ver. Quién sabe si acabará también judicializado.

<b>Valverde</b> se pondrá pronto al frente de los pleitos del vestuario. Tiene unos cuantos casos que resolver. Pero por lo pronto, por si se había olvidado, ya sabe que no va a un club normal.