Raúl Sánchez: "Una agresión cambió mi vida para siempre"

El exfutbolista, que ahora da charlas contra la violencia, revive en una entrevista con EL PERIÓDICO cómo quedó tetrapléjico al recibir una patada en un partido de veteranos

RAÚL PANIAGUA / BADALONA

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El 26 de abril del 2014 fue la fecha maldita. Un bronco partido de la Liga de veteranos entre el Lloreda y el Ecua Calella acabó de forma terrible. Raúl Sánchez (Barcelona, 38 años) sufrió la agresión de un rival que le dejó postrado en una silla de ruedas para siempre. Las operaciones no pudieron evitar su tetraplejia. Ahora imparte charlas a niños y padres sobre la violencia en el deporte.

­-En las últimas semanas se han producido varios episodios de violencia. ¿Qué se le viene a la cabeza cuando ve pegarse a niños y padres? Estas cosas han pasado siempre. Lo que ocurre es que últimamente salen más a la luz. Ahora todo el mundo tiene un móvil o cualquier medio para grabar. A mí se me vienen a la cabeza los peores recuerdos de mi vida, ese 26 de abril en el que fui a jugar un simple partido y cambió todo.

-¿Cómo se produjo la trifulca? Fui a un encuentro de veteranos como cualquier sábado o domingo. De hecho no iba ni a jugar porque tenía varias cosas que hacer, pero pensé que me distraería haciendo deporte. Aquel día no hubo un partido normal. Se calentó más de la cuenta. Le pedimos al árbitro que pitara antes el final. No quiso. Un rival me hizo una carga, chocamos contra la valla, empezó a darme puñetazos en el pecho, yo me separé y el árbitro lo expulsó. A los cinco minutos a un compañero le hicieron una falta que dio paso a insultos y empujones entre varios jugadores. Un compañero cayó al suelo. Cuando fui a ayudarle me dieron una patada brutal en la espalda y se montó una pelea vergonzosa.

-Esa patada dio paso a un calvario. ¿Cómo fueron sus meses siguientes? Una agresión cambió mi vida para siempre. Ocho meses ingresado en un hospital, varias operaciones y rehabilitación de por vida. La patada me causó una tetraplejia a nivel C3, C4 y una rotura parcial de la médula. De ser una persona totalmente independiente, que practicaba deporte y tenía un trabajo normal, pasé a estar en casa sin poder moverme ni hacer nada, dependiendo de una asistenta. Todo cambió por completo. Como de la noche al día. Al agresor  jamás lo volví a ver. Está todo pendiente de juicio. Por suerte no todas las personas somos iguales.

-¿Cuándo se animó a impulsar estas charlas para combatir la violencia? Al principio mi idea era hacer un documental del Camino de Santiago para un proyecto, pero viendo imágenes en la televisión de agresiones y peleas un amigo me propuso hacer un documental sobre las consecuencias de la violencia en el deporte, así como charlas para colegios, clubs, federaciones... Nos presentamos a un premio del Institut Barcelona Esports, otorgado por el ayuntamiento y Metrópolis, a la mejor iniciativa deportiva de inclusión social. Lo ganamos. Eso fue clave.

"Hay padres que machacan a sus propios hijos. Yo les preguntaría: '¿Quieres que tu hijo sea Messi o que haga deporte?' Si quieres que sea Leo no lo apuntes al fútbol, apúntalo al tenis, a un deporte individual" 

-¿Cómo reaccionan los niños cuando les explica su dura historia? Los más pequeños se quedan sorprendidos. Te ven en la silla, ven que no puedes hacer nada y ni preguntan. Los más grandes te miran y se les nota preocupados. Por ejemplo, la madre de un chico que vi muy afectado me explicó que se había peleado con otro antes de verme y le habían metido seis partidos de sanción. Ahora llevamos tres charlas (en Tiana, Don Bosco y la Ramon Llull), pero tenemos muchísimas peticiones, incluso de sitios como Soria.

-¿Qué se puede hacer para evitar las conductas de algunos padres? Las federaciones y los clubs deben hacer cursos formativos, obligar a los padres a hacer unas charlas para ver cómo deben comportarse. Antes cualquiera podía entrenar, ahora se necesita un título. Hay que avanzar también con los padres. Y si hace falta cerrar un campo se cierra.

"Conozco casos de clubs grandes que no han fichado a niños porque los ojeadores vieron que sus padres daban mala imagen. Es muy triste"

-Conoce a chicos que no quieren que sus padres vayan a los partidos. Sí. Hay padres que machacan a sus propios hijos. Les exigen demasiado. Yo les preguntaría: '¿Quieres que tu hijo sea Messi o que haga deporte?' Si quieres que sea Leo no lo apuntes al fútbol, apúntalo al tenis, a un deporte individual en el que no dependas del compañero porque si no siempre vas a crear polémica. También conozco casos de clubs grandes que no han fichado a niños porque sus ojeadores han visto que sus padres daban mala imagen. Eso es muy triste.

-¿Se deberían tomar medidas más drásticas con los clubs conflictivos? Los clubs son los primeros que saben los tipos de padres que tienen, pero las federaciones deberían tener un control más férreo y expulsar a los equipos si es necesario. Hay que insistir en la formación. Yo soy el mejor ejemplo de cómo puede cambiar la vida por una acción violenta.