Un gallego en el Cosmos

Santiago Formoso emigró a Nueva York siendo un chaval, llegó a jugar con Cruyff y Pelé y se codeó con los grandes artistas de la época. Un documental recupera su aventura

Santiago Formoso muestra el anillo que acredita que fue campeón de 'soccer' en 1978 con el Cosmos de Nueva York.

Santiago Formoso muestra el anillo que acredita que fue campeón de 'soccer' en 1978 con el Cosmos de Nueva York. / periodico

ELOY CARRASCO / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Siempre pensé que acabaría yendo a Estados Unidos, quizá porque nací un 4 de julio, el día nacional". Santiago Formoso llega  cubierto por un sombrero y con un aire de fatiga que desaparece pronto bajo un manto de cordialidad y labia. Tiene mucho que contar: la aventura de un chaval de Vigo, hijo de un marino mercante, que desembarcó en Nueva York con 15 años y que acabó jugando en el fabuloso Cosmos al lado de aquellos 'cracks', Pelé, Beckenbauer, Cruyff, y alternando con las estrellas del espectáculo, Al Pacino, Robert Redford, los Stones, Sinatra. Casi medio siglo después, un documental recupera su historia. 'Alén do Cosmos' ('Más allá del Cosmos'), dirigido por Pedro Pablo Alonso y realizado por Quadra Producións, se proyecta en el Offside Fest, que reúne películas futbolísticas en Barcelona, desde ayer y hasta el sábado 25.

Formoso aprendió a hablar gallego en Newark, la ciudad de Nueva Jersey en la que se estableció. "En Vigo yo no lo hablaba porque mi padre no me dejaba, decía que era cosa de paletos, pero Newark estaba lleno de gallegos y lo aprendí". Hoy tiene la doble nacionalidad, se casó con una norteamericana, "una 'cheerleader' del Cosmos", y es padre de dos hijos artistas que ni siquiera chapurrean el castellano.

LATERAL A LA FUERZA

Jugaba a fútbol ya en Vigo, era bueno y en Nueva York lo reclutó el Cosmos, aquel proyecto faraónico dirigido por Steve Ross, un magnate de Warner que vio la manera de ampliar negocio con un deporte ajeno a América. "Yo era delantero pero empecé a jugar de centrocampista o lateral izquierdo. La ley obligaba a que todos los equipos tuvieran dos norteamericanos, y esas plazas siempre las ocupaban con el portero y un defensa. Así que me quedé. Muchos quisieron ficharme, pero el Cosmos no me dejaba ir, me necesitaba para cumplir con el reglamento".

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"Cruyff me dec\u00eda:","text":"\"Cruyff me dec\u00eda:\u00a0'T\u00fa corre cerca de mi'. Amagaba el pase y se iba. \u00a1No me pas\u00f3 ni una!\", recuerda con humor Formoso"}}

En aquellos años, finales de los 70, grandes astros desfilaron por el soccer en el remate de sus carreras, y los mejores, por el Cosmos: Pelé, Beckenbauer, Cruyff. "Con Cruyff solo jugé un par de partidos, uno de ellos contra una selección mundial. Recuerdo que me decía: ‘Tú corre cerca de mi’. Me usaba. Yo venga a recuperar balones y dárselos, me ponía a su lado y él amagaba con dármela para despistar al defensa, y se iba para el otro lado. ¡No me pasó ni una! ¡Nunca corrí tanto en mi vida!", explica con humor. "Él, Pelé y Beckenbauer eran personas normales, nunca les vi un mal detalle, en plan ‘yo soy quien soy y tú no eres nadie’".

DINERO Y LIBERTAD SEXUAL

Además del fútbol, que nunca llegó a cuajar como fenómeno de masas pese al muchísimo dinero que corrió, había una vida paralela. "La Warner era la propietaria del Cosmos y tenía a todas las estrellas de la música y el cine. Venían al vestuario, nos hacíamos fotos y después nos íbamos de copas juntos. Ir con Keith Richards y Mick Jagger... cómo acababas. Eran tiempos de libertad sexual y todo lo que te puedas imaginar, pasaba".

Hoy este aventurero de 64 años luce con orgullo su anillo de campeón del 'soccer' en 1978. "Fui el primer español en ganar el trofeo por el que luchan todos los deportistas en EEUU. Mucho después vino Gasol con los Lakers. Cuando lo gané yo, él ni había nacido". Sigue viviendo en Newark y viaja a menudo a España, donde apenas se conoce la peripecia de este pionero. "Fue una época muy especial, y pasarla junto a los monstruos del rock y del arte, para un gallego como yo que venía del pueblo... A veces lo pienso y digo: ‘¿Realmente viví eso? ¿conocí a toda esa gente?'".