Un maratón con sabor a 1992
La prueba se disputa el domingo con 20.000 participantes y como primer gran acto ciudadano de homenaje a los 25 años de los Juegos Olímpicos
Sergi López-Egea
Periodista
Periodista especializado en ciclismo desde 1990. Ha seguido regularmente el Tour como enviado especial desde 1991 al igual que la Vuelta, varias ediciones del Giro, la Volta y Mundiales de la especialidad. Autor de los libros 'Locos por el Tour' (con Carlos Arribas y Gabriel Pernau, RBA), 'Cumbres de leyenda' (con Carlos Arribas, RBA y reedición en Cultura Ciclista), 'Cuentos del Tour', 'Cuentos del pelotón', 'Cuentos del equipo Cofidis' y 'El Tourmalet', todos ellos de Cultura Ciclista.
SERGI LÓPEZ-EGEA / BARCELONA
Nunca antes, en ninguna de las ediciones precedentes, el Marató de Barcelona, que se disputa el próximo domingo, había tenido un sabor entre la melancolía, el homenaje y la cita con la historia. Así de entrañable, tan hermoso como duro, tan multitudinario (20.000 personas) como solitario cuando el cansancio convierte la prueba en un muro casi insalvable para el atleta, se presenta la nueva edición de la carrera de fondo por excelencia, el primer gran acto ciudadano que servirá para conmemorar el 25º aniversario de los Juegos Olímpicos de 1992.
Por eso, este jueves se recuperó y se le quitó el polvo a un podio original de los Juegos de Barcelona, adonde subieron, en las posiciones que consiguieron el siglo pasado, los seis corredores que conquistaron las medallas a nivel masculino y femenino, en un año en el que ha vuelto a crecer de manera sobresaliente la presencia femenina en el maratón barcelonés. El domingo 4.000 mujeres, el 20% de los participantes, se colocarán un dorsal y correrán por las calles de Barcelona, que repite por tercer año consecutivo trazado, totalmente urbano, cosmopolita, por supuesto, y a la vez turístico pasando junto a los monumentos más identificativos y famosos de la ciudad de Barcelona.
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LOS SEIS MEDALLISTAS
Y a ese podio se subieron los seis atletas que la organización de la prueba ha querido homenajear, llegados desde sus países de nacimiento o adopción y hasta con el reto del alemán Stephen Freigang, bronce en 1992, que volverá a calzarse las zapatillas en Barcelona, aunque por un recorrido menos duro que el que lo convirtió en subcampeón olímpico.
Emocionado por los recuerdos, por el pequeño vídeo con el que obsequió la organización a los seis medallistas de Barcelona 92, Young-Cho Hwang, con su hijo en brazos, con algún kilo de más que cuando venció en los Juegos, cuando todavía los atletas africanos no dominaban el firmamento maratoniano, confirmó la dificultad del viejo trazado olímpico, endurecido por la subida a Montjuïc hasta el estadio. “Los últimos 10 kilómetros fueron durísimos, creí que me explotaba el corazón y eso que ni me fije entonces con los espectadores que me animaban”, explicó con la ayuda de la traductora de coreano este antiguo campeón olímpico, ahora con 46 años y convertido en el preparador de la selección coreana de fondo.
MAYORÍA FRANCESA
El domingo las calles de Barcelona convertirán de nuevo al maratón en una carrera llana, sin viento y con calor, si las previsiones metereológicas no cambian, y con nada menos que 10.000 de los 20.000 participantes, la mitad pura y dura de ‘runners’, como gusta hoy denominar a los corredores, llegados desde el extranjero, principalmente franceses, gracias al acuerdo de colaboración que la empresa organizadora catalana (RPM) tiene con el Maratón de París, que gestiona ASO, a su vez la responsable, entre otros grandes eventos deportivos, del Tour de Francia.
Valentina Yegorova, rusa de nacimiento, oro en Barcelona representando al Equipo Unificado, el último clamor de la Unión Soviética, hoy residente en Miami, quien a los 53 años lloró como una magdalena, perseguida por la japonesa Yuko Arimori, hoy comentarista de la televisión japonesa y a la que solo una lesión ha impedido que el domingo acompañe por las calles barcelonesas a los 143 compatriotas suyos que han llegado expresamente desde Japón para participar en el Marató de Barcelona.
EL RÉCORD DEL 2010
Tampoco quiso perderse el homenaje Lorraine Moller, de Nueva Zelanda, bronce en Barcelona 92, y que con 61 años –la decana entre los seis medallistas—puede presumir de haber ganado en 1984 el Maratón de Boston.
La línea azul, la que hay que seguir a través de 42.195 metros, ya lleva una semana pintada en Barcelona. Los 20.000 participantes ya han entrenado para cumplir cada uno de ellos un reto, aunque siempre el mejor, al margen del tiempo, es cruzar la línea de llegada, aunque sea a ‘horas luz’ de los representantes de Kenia y Etiopía que tratarán de rebajar las 2.07.30 horas establecidas por el keniano Jackson Kotut, en el 2010 como recórd de la carrera.
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