Aplazados los Juegos Mediterráneos de Tarragona

La celebración, prevista para el próximo verano, tendrá lugar en el 2018 y el lunes se comunicará oficialmente

Visita del Rey Felipe, en marzo del 2015, al Arena Plaza de Tarragona.

Visita del Rey Felipe, en marzo del 2015, al Arena Plaza de Tarragona.

ESTHER CELMA / TARRAGONA

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Los Juegos Mediterráneos previstos en Tarragona del 30 de junio al 9 de julio del 2017 penden de un hilo tan fino a ocho meses de la cita que prácticamente se da por hecho que se retrasarán un año. A menos que este fin de semana, según fuentes municipales, prosperen las gestiones hechas entre todas las formaciones políticas en los largos meses de vacío de poder y el flamante nuevo ejecutivo del presidente Rajoy aporte los 12 millones de euros que le faltan a la organización.

Eso sí, debe ser un documento por escrito y con todas las garantías para poder poner en marcha la maquinaria administrativa y poder licitar y contratar los servicios y equipamientos que faltan, añaden desde el ayuntamiento. Si no llega este giro milagroso, Tarragona 2017 pasará a ser Tarragona 2018. Esta propuesta se ha tratado oficialmente entre el jueves y el viernes en el Comité Internacional de los Juegos Mediterráneos (CIJM) celebrado en la ciudad argelina de Orán, organizadora de los Juegos del 2021, pero ni se confirma ni se desmiente que se haya aprobado.

SIN MEDIOS NI TIEMPO

La probabilidad de cambiar de fechas la avanzó el propio presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, poco antes de viajar a Orán el jueves y, por la tarde, el alcalde de Tarragona y presidente del comité organizador, Josep Fèlix Ballesteros (PSC), lamentó en un comunicado consensuado con el COE la falta de garantías financieras para celebrar los Juegos y admitió que trabajaban en un nuevo escenario.

Este próximo lunes está previsto ofrecer una conferencia de prensa conjunta (17.00 horas), aunque varias filtraciones del propio COE aseguran que los Juegos se celebrarán sí o sí en el 2018. Materialmente, dicen, no hay tiempo suficiente para terminar todas las instalaciones. Hasta ahora, el mensaje oficial repetido por el coordinador de los Juegos, Javier Villamayor, es que la agenda estaba muy ajustada, pero aún se cumplía y todo estaría listo a tiempo.

Tan poco se confía en el milagro de última hora que, según informa EFE, antes de la conferencia de prensa conjunta de ese próximo lunes ya se habrá comunicado el cambio de fechas a las instituciones implicadas y a los patrocinadores.

Tarragona no será una excepción en la historia de los Juegos Mediterráneos. La ciudad griega de Volos ya renunció directamente en el 2013. El Comité Internacional rechazó su propuesta de reducir a la mitad el presupuesto inicial de 186 millones de euros. Tarragona maneja cifras mucho más modestas, cercanas a la propuesta helena rechazada, pero tampoco ha cubierto el presupuesto. 

FALTA LA PISCINA

Mientras el ayuntamiento sostenía que el Estado había comprometido 15 millones de euros, el presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal, aseguraba ya dos años atrás en una visita a Tarragona que no existía tal compromiso. La inversión en obra pública ronda los 53 millones de euros, y hasta ahora el Gobierno central ha aportado 3,4 y prometió otros 3  a las puertas de la última campaña electoral. De los 12 millones que faltan, 9 son del presupuesto operativo; es decir, del esqueleto que sostiene los Juegos –nóminas, dietas, alojamiento, movilidad…– y 3 para la piscina olímpica.

De los 22 millones de euros previstos en patrocinios, se han conseguido 9, además de colaboraciones en especies o servicios que no son monetarias, muy lejos de más del 70% que se barajaba. A pesar de todas las incertidumbres, la organización ha movilizado a cerca de 4.000 voluntarios, que han recibido formación, y entre los 26 países bañados por el Mediterráneo de tres continentes, se incluyó por vez primera a Portugal.