Héroes olímpicos

Los Juegos Paralímpicos se cierran este domingo con un éxito de público y 4.022 historias admirables de lucha, superación y amor al deporte

EDU SOTOS / RÍO DE JANEIRO

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Jamás un tropiezo había generado una ovación como la que se vivió en el estadio del Maracaná el pasado 7 de septiembre. Bajo el diluvio que descargaba aquella noche sobre Río de Janeiro, la exatleta paralímpica brasileña Márcia Malsar, de 56 años y afectada por una parálisis cerebral, recorrió los interminables 89 pasos que le separaban del pebetero paralímpico. A mitad de camino, exhausta por el esfuerzo de sostener la pesada antorcha, Márcia sintió como perdía el equilibrio y se desplomaba frente a las 78.000 personas que aquella noche acudieron a la ceremonia de inauguración de los Juegos Paralímpicos de Río 2016. 

El silencio más absoluto se apoderó del Maracaná durante unos segundos. Rápidamente, dos miembros de la organización ayudaron a Márcia a reincorporarse y le entregaron, una vez más, el fuego simbólico. La reacción del público no se hizo esperar: miles de aplausos rompieron el silencio para animar a la veterana a concluir con éxito su último reto en una paralimpiada. La metáfora de luchasuperación y persistencia que representó el involuntario traspié de Márcia fue un nítido adelanto de lo que verían durante los próximos 11 días los propietarios de los 1,9 millones de entradas que los Juegos Paralímpicos de Río 2016 consiguieron vender.

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Pero más allá del inesperado récord en la asistencia de espectadores, todo un contraste con los estadios medio vacíos de los Juegos Olímpicos y que fue facilitado por la venta masiva de entradas a precio de ganga (desde los 3 euros), los primeros paralímpicos de la historia de Sudamérica serán recordados por las hazañas de cada uno de sus 4.022 protagonistas. 

“Siempre recordaré Río de Janeiro como el lugar que me dio la mejor experiencia de mi vida”, resumió el abanderado de la delegación paralímpica de refugiados, Ibrahim Al Hussein. Aunque no logró clasificarse para las finales de natación en los 50 y 100 metros libres, el sueño de este sirio de 28 años, que perdió una pierna al intentar rescatar a un amigo herido durante un bombardeo en 2012, se cumplió con creces. El cariño incondicional del público brasileño, la sensación de sobreponerse a la más dura de las circunstancias y el orgullo de la competición dibujaron una sonrisa en su rostro tras concluir su participación en el Estadio Acuático de Río. 

ORGANIZACIÓN PERFECTA

Otra imagen para el recuerdo fue la del expiloto italiano de Fórmula 1, Alessandro Zanardi, que perdió ambas piernas en un espectacular accidente en 2001, siendo ovacionado durante la prueba de ciclismo de carretera en silla de ruedas en la que consiguió revalidar con éxito su título de campeón de Londres-2012.

"La organización de Río 2016 fue perfecta, sentí que algo grande estaba pasando en la ciudad", aseguró pletórico Zanardi quien, de un plumazo, se convirtió en un nuevo héroe para un país en el que nadie ha querido olvidar la fatídica fecha del 1 de mayo de 1994. Aquel día el mítico Ayrton Senna se dejó la vida en el circuito de Ímola durante el Gran Premio de San Marino y abrió un hueco en el corazón de los brasileños que de alguna manera el gesto de superación del Zanardi les ayudó a tapar por unos instantes. .

Otro tanto ocurrió cuando el atleta invidente Behzad Zadaliasghari, de la selección de iraní de Fútbol 5, consiguió la admiración del país del 'jogo bonito' tras firmar un gol épico ante Marruecos que, salvando las distancias, algunos compararon al tanto que Diego Armando Maradona convirtió en el Mundial de 1986 ante Inglaterra o con el golazo de Lionel Messi al Getafe en la Copa del Rey de 2005.

CUERPOS AL LÍMITE

De hecho, el espectáculo ofrecido por las competiciones de los Juegos Paralímpicos fue tal que los tres partidos de 'goalball' de la selección de Brasil (contra Alemania, Suecia y Argelia) consiguieron batir el récord absoluto de asistencia a un partido del único deporte 100% paralímpico. "Jamás se había vivido un ambiente así en un partido de goalball", reconoció abrumado el seleccionador brasileño Alessandro Tossim en un claro reconocimiento al papel de la 'torcida' que, esta vez sí, supo contemplar en absoluto silencio el juego de los atletas invidentes. 

Si algo ha demostrado esta edición de los paralímpicos es que el afán de superación, el amor al deporte y el reconocimiento de los aficionados es una energía lo suficientemente potente para que estas personas excepcionales, auténticos héroes del deporte, esten dispuestas a llevar a sus cuerpos al límite a pesar de las limitaciones que les impuso el capricho del destino. Quizás es por ello que la delegación paralímpica de Brasil, que asumió la responsabilidad de agradar al público más entregado que jamás se vio en unos paralímpicos, firmó su mejor participación histórica en el evento con un increíble sexto lugar provisional en el medallero superando ampliamente la barrera de las 40 medallas.

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Pero, sin lugar a dudas, la mejor de las noticias de los paralímpicos llegó desde el ciclismo de pista. La atleta belga Marieke Vervoort, de 37 años, consiguió la medalla de plata en la prueba de los 400 metros en silla de ruedas y decidió posponer sus planes de someterse a una muerte legal por medio de la eutanasia. Una chocante noticia que los medios de comunicación de todo el mundo habían anticipado en las semanas previas al gran evento causando gran expectación. “Después de esta edición, cuando vuelva a casa, disfrutaré de cada pequeño instante. Todavía no llegó mi momento”, explicó emocionada la belga a la que la experiencia de Río 2016 le devolvió las ganas de seguir luchando, al menos durante algún tiempo más, contra la dolorosa enfermedad degenerativa que padece desde los 14 años. 

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Por su parte, España no pudo seguir el ritmo de la competición y firmó una discreta actuación endulzada con la histórica disputa de la final masculina en baloncesto en silla de ruedas. No se pudo redondear con el desafío de la nadadora Teresa Perales, bautizada por la prensa como 'la Phelps española', de sumar 28 medallas e igualar con ello al (de momento) inalcanzable 'Tiburón de Baltimore'. La aragonesa suma no obstante dos platas y tiene otras dos opciones de podio.

Pero para actuación destacada, quizá demasiado, la de la delegación china, que tras superar el inverosímil número de 200 medallas, casi el doble que el Reino Unido, segundo en el medallero, despertó el fantasma del dopaje organizado que unas semanas antes había dejado fuera de las competiciones a toda la delegación paralímpica de Rusia.. 

POSIBLE LO IMPOSIBLE

Pero ni el fantasma del doping ni la irrupción de los casos de ‘boosting’, autolesiones de los atletas para mejorar el rendimiento deportivo, fueron capaces de empañar el espectáculo que los Juegos Paralímpicos de Río-2016 dejaron al mundo. Más allá de las medallas o los récords mundiales, el corredor argelino Abdellatif Baka logró un tiempo en los 1.500 metros con el que podría haber ganador incluso el oro olímpico, lo realmente importante fue el ejemplo dado por cada uno de los 4.022 atletas que se dejaron la piel en los estadios de la 'cidade maravilhosa'.

A su manera, cada uno de ellos supo demostrar al mundo que los verdaderos héroes son aquellas personas comunes y corrientes que gracias a su esfuerzo, perseverancia y ganas de seguir luchando logran hacer posible lo que parecía imposible. Más que romper récords, lo que hicieron en Río fue destruir prejuicios.