Lydia Valentín conquista el bronce en Río 2016

La levantadora leonesa logra sacarse en Río la espina del cuarto lugar en Londres 2012, donde las tres medallistas estaban dopadas

Lydia Valentín, camino de la medalla de bronce

Lydia Valentín, camino de la medalla de bronce / periodico

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Su sonrisa en el tercer escalón del podio lo decía todo, su gesto del corazón con ambas manos tras su último levantamiento de la noche también. Tras una larga lucha de cuatro años y después de superar una inoportuna lesión hace diez meses, la levantadora leonesa Lydia Valentín, de 31 años, ha conseguido este viernes sacarse la espina clavada en Londres (donde obtuvo un triste cuarto puesto tras atletas dopadas, por lo que en unos días se convertirá en un oro radiante) y, esta vez sí, subirse al podio olímpico del que se quedó a cuatro kilos en el 2012. Con un total olímpico de 257 kg, 116 en la arrancada y 141 en los dos tiempos, la de Ponferrada consiguió meterse en el bolsillo la ansiada medalla de bronce en la categoría de -75 kg.

“No es mi mejor momento de forma, hace diez meses que me lesioné no pude acudir al Campeonato de Europa de abril y hasta hace unos pocos meses no sabría si podría estar aquí”, explicó una inconformista Lydia a quien la medalla conseguida le compensó la decepción de cuatro años antes pero que, fiel a su espíritu competitivo, reconoció que "en condiciones normales" la plata, porque el oro fue inalcanzable, habría sido suya. “Con las marcas de hace 12 meses habría sido plata. Quizás con algunos meses más de preparación podría haber llegado a recuperar mi máximo nivel”, añadió sin restarle alegría a un momento tan esperado. "Estoy muy contenta toda nuestra temporada ha salido según lo planeado", dijo sin dejar que las lagrimas estropeasen su perfectamente aplicado rímel. 

RAP, MUÑEQUERAS Y HELLO KITTY

Anoche en Río, Lydia se presentó ante el mundo con los galones y el orgullo de ser la virtual campeona de la categoría en Londres. Su ritual habitual antes de cada competición sorprendió el público el Riocentro 2. A la música de los raperos Nach y El Chojin se le unieron las muñequeras rosas, a conjunto con una diadema del mismo color, y una coqueta pegatina de Hello Kitty en el cinturón. Todos los amuletos que, hasta el día de hoy, le habían hecho situarse en la élite de la halterofilia mundial. Tras cuajar una segunda posición en la arrancada, empatada a 116 kilos con la bielorrusa Darya Naumava, Lydia tuvo que jugarse la plata en el último intento de los dos tiempos. Sabía que si se arriesgaba con los 142 kg y le salía bien, la plata sería suya; si fallaba, podría arriesgarse a perder el bronce. Un decisión que le hizo recordar los fantasmas de Londres.

Para evitar más nervios de los necesarios, su entrenador, Matías Fernandez, tuvo la última palabra: levantar 141 kgs y esperar que la bielorrusa fallase en su intento de 142 kgs. “Realmente la táctica la llevaba el entrenador, tengo fe ciega en él y yo solo realizo los movimientos”, apuntó Lydia. Finalmente, tras unos segundos de máxima tensión, la bielorrusa se llevó la plata por tan solo un kilogramo, un total de 258 kg, desbancando a la española en su último intento de los dos tiempos. Por su parte, la norcoreana Jong Sim Rim siguió en solitario su camino a la medalla de oro con un contundente total de 274 kg y que, no contenta con el triunfo asegurado y la ovación de unos 50 paisanos enloquecidos en las gradas, todavía se dio el lujo de intentar, sin éxito, el récord mundial en dos tiempos: 162 kgs.

A POR TOKIO-2020

Aunque el segundo lugar del podio se le escapó, a Lydia este bronce le supo a oro. Atrás quedaron los momentos de rabia e incertidumbre vividos después de que se dieran a conocer los positivos de la rusa Natalia Zabolotnaya y de la bielorrusa Iryna Kulesha, que en aquellos fatídicos Juegos de Londres habían quedado por delante como plata y bronce. También el dopaje de la campeona olímpica, la kazaja Svetlana Podobedova, que solamente fue confirmado el pasado 16 de junio. "Al final se ha hecho justicia y se ha demostrado que todos los sacrificios acaban teniendo su recompensa", concluyó Lydia a la vez que dedicó su triunfo a Camponaraya, su pueblito del Bierzo leonés que le llenó de energía antes de embarcarse a Río.

Con la excepción de 2010, Lydia no se había bajado del podio del campeonato de Europa desde 2007 (lo ganó en el 2014 y el 2015). La medalla en Río confirmó lo que la lacra del dopaje se había empeñado en ocultar. A la espera de que se le reconozca oficialmente el oro de Londres, Lydia descubrió anoche lo que se siente al subirse al podio en unos Juegos, aunque no descarta que algún día esa sensación la vivirá desde lo más alto del podio: "Que se prepare Tokio-2020 porque arrasaré".