PIRAGÜISMO

Maialen Chourraut, la madre de un oro muy bravo

La palista guipuzcoana dedica el triunfo a su hija, supera el bronce que logró en Londres y suma la tercera medalla para España en Río

Maialen Chourraut exhibe orgullosa su medalla de oro en el podio.

Maialen Chourraut exhibe orgullosa su medalla de oro en el podio. / periodico

EDU SOTOS / RÍO DE JANEIRO

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En piragüismo suele decirse que la bajada perfecta no existe, pero Maialen Chourraut se empeñó en demostrar lo contrario en Río. Sobre las aguas del Whitewater Stadium de Parque Radical de Deodoro la guipuzcoana, de 33 años, rozó la perfección para meterles tres increíbles segundos a sus rivales y llevarse la medalla de oro en la categoría K1.

"Perfecta no fue porque siempre hay errores. La verdad es que todavía no soy muy consciente de lo que he conseguido porque bajé casi en automático, como un robot", explicó emocionada Maialen que, nada más acabar el descenso, se fundió en un abrazo junto a su marido y entrenador, Xabier Etxaniz, quien no dudó en lanzarse junto al técnico Xabi Taberna al circuito de aguas bravas.

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MUCHOS NERVIOS

"Hicimos la apuesta y hemos ganado: tener una hija y llevarla a todas partes para seguir compitiendo. Ser madre y deportista parecía imposible pero lo he conseguido. Estoy muy feliz”, reivindicó Maialen, quien no dudó en dedicar el oro a su hija de 3 años, Ane.

El día más esperado para Maialen había comenzado bien a pesar de los nervios. En su cuenta de Twitter, no ocultó a primera hora de la mañana sus ansias por coronarse en Río: “Día de semifinal y final en Río. Ha llegado el momento. Nerviosismo y ganas de poner la pala en el agua”. Fue dicho y hecho.

En la semifinal la vasca certificó su gran estado de forma al clasificarse tercera con un tiempo de 101.83. Solamente la austriaca Corinna Kunhle y la británica Fiona Pennie fueron capaces de superar su registro. En el fondo, la supersticiosa Maialen quería evitar la maldición que suele pesar por quienes clasifican primeros en las semifinales. 

"Lo tengo que reconocer, no quise clasificarme primera porque en Londres pasé primera y acabé perdiendo el oro", admitió. En la gran final, con el presidente del COI Thomas Bach en la grada, Maialen paleó con más fuerza que nunca. En los entrenamientos había sido una de las más rápidas y sabía que únicamente un error en una de las 24 puertas podría arrebatarle alguno de los tres metales. De hecho, las penalizaciones fueron una constante entre las primeras competidoras en atravesar la línea de meta.

La presión aumentó cuando la neozelandesa Luuka Jones se metió de pleno en la lucha por las medallas con un tiempo de 101.82, es decir, una centésima más rápida que Maialen en semis. La australiana Jéssica Fox, quien le birló la plata en Londres, hacía lo propio y se metía en el podia con un tiempo de 102.49.

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NI UN SEGUNDO DE DUDA

Pero la vasca no titubeó un segundo, sabía que con la alemana Corinna Kunhler y la británica Fiona Pennie saliendo detrás de ella debería arriesgar si quería asegurar medalla. Arriesgó y la clavó. Con un tiempo de 98.65 Maialen les metía tres segundos a sus competidoras y se llevaba el oro en Río.

Su gran apuesta, la de ser madre y mantenerse en la élite, no se bajó del kayak hasta unos días antes del parto, se había cumplido. "Espero que mi victoria haga reflexionar sobre esa gran asignatura pendiente en nuestra sociedad", insistió la de Lasarte. Una madre de oro se acaba de coronar en Río de Janeiro.