El Madrid se la pega ante el Wolfsburgo y se aleja de las semifinales

El equipo de Zidane mostró una pésima imagen y encajó los dos tantos en ocho minutos

Ronaldo, tapado por Dante y Naldo, en el choque ante el  Wolfsburgo

Ronaldo, tapado por Dante y Naldo, en el choque ante el Wolfsburgo / periodico

ANTONIO MERINO

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Del cielo al suelo. Alemania volvió a tragarse al Madrid en una desastrosa noche del equipo de Zidane, que convirtió en un espejismo el triunfo en el clásico. Ante un Wolfsburgo no tan débil, con un Draxler excepcional, el conjunto blanco volvió al pozo hasta tocar fondo después de recibir dos goles en poco más de siete minutos, el segundo a los 25 de partido (2-0). Lejos de reaccionar, fue incapaz de marcar un tanto en 65 minutos y ahora le toca otra de esas remontadas para seguir vivo. 

Zidane no se fiaba y Hecking, técnico del Wolfsburgo, ya avisó de que si el Madrid le daba una oportunidad podía llegar el triunfo, y así fue porque el efecto del clásico se diluyó en tan solo 18 minutos, el tiempo que duró el equipo alemán en hacer saltar por los aires la inoperante defensa del equipo de Zidane. Hasta ese momento, el Madrid dio la impresión de encontrar un terreno abonado. Tuvo el balón, no se vio demasiado exigido y dispuso de ocasiones. Un desacertado Ronaldo marcó en fuera de juego a los dos minutos y luego remató un centro de Bale que detuvo Benaglio (m. 8).

DRAXLER, ESTELAR

También la tuvo Benzema poco después de chocar con un defensa, lo que le costó no terminar la primera mitad. El delantero francés recortó a Dante y disparó con la izquierda, pero el meta del Wolfsburgo sacó el balón con el pie (m. 14). Fue la última aparición con peligro del Madrid por el área alemana. A partir de ahí, Draxler reventó al Madrid, que fue degenerando hasta convertirse en un equipo vulgar. El exjugador del Schalke se fabricó una autopista para firmar sus contragolpes por la banda izquierda ante la pasividad de Danilo, ayer titular en detrimento de Carvajal.

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Un buena acción de Draxler terminó en un pase a Schürrle, que encontró la pierna de Casemiro cuando se disponía a rematar dentro del área. El colegiado señaló penalti ante las protestas de los jugadores blancos. La pena máxima la transformó Ricardo Rodríguez para destrozar el guión del encuentro (m. 18).

Las dudas comenzaron a amenazar seriamente al equipo de Zidane, que volvía  a las andadas hasta amenazar con el desplome. No supo sacar partido de su dominio inicial y lo pagó ante un rival que comenzó a desempolvar todas sus virtudes y a creerse que estaba en disposición de discutirle al Madrid no solo el encuentro, sino la eliminatoria.

UN EQUIPO INCAPAZ

Los peores augurios se cernieron sobre un equipo que sacó a relucir todos sus defectos. Mal atrás, con unos despistes sorprendentes y sometido por Draxler, al que nadie encontraba la manera de parar. Tampoco el centro del campo ofrecía respuesta, mientras que arriba desapareció la pegada.

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En medio de la nada, el Madrid era un equipo partido que iba a encajar un segundo tanto que nació, cómo no, en otra jugada de Draxler. El jugador alemán, de 22 años, se escapó por su banda. Su pase a Bruno Henrique terminó en un centro que remató Arnold delante de las narices de Ramos, que vio cómo el jugador le sacaba los colores (m. 25).

NAVAS SALVA EL TERCERO

El segundo tanto alemán llevó a más de uno a frotarse los ojos. Más aún con la incapacidad del Madrid para buscar, al menos, un gol para cuadrar las cosas con vistas a la vuelta. En ese intento de abrir el marcador, el equipo de Zidane chocó con su ansiedad y sus imprecisiones. A eso sumó los contragolpes alemanes. En uno de ellos, Schürrle se fue solo, pero esta vez Ramos consiguió parar con el cuerpo al alemán (m. 64). 

Salió Jesé y luego Isco James, pero tampoco los cambios voltearon un partido nefasto del Madrid, que se la pegó ante el equipo más asequible del bombo y que terminó desesperado. Lo escenificó Ronaldo, que se estrelló una y otra vez contra Benaglio. Pudo ser peor porque Navas salvó a su equipo del tercero en un disparo de Kruse (m. 89). Era el epílogo a una pobre entrega del Madrid, que tiró por tierra todas las expectativas que generó en el clásico y que ahora se ve obligado a ofrecer una cara muy distinta el próximo martes si no quiere despedirse de su competición favorita.       

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