¿Aguantaría el Barça, el Madrid o el Bayern a Wenger?

Arsène Wenger, en el partido de este martes entre el Arsenal y el Barça.

Arsène Wenger, en el partido de este martes entre el Arsenal y el Barça. / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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Se enfrentaron el caballeroso francés Arsène Wenger, casi Sir, y el asturiano Luis Enrique en uno de los estadios modélicos del mundo, en la competición mítica de la Champions, en una fase que empieza a ser decisiva, que es decisiva, y ganó el Barça, venció ‘Lucho’, triunfó el campeón. Y volvió a perder Wenger.

Pero no pasa nada. Uno no sabe qué tiene Wenger. Sí, perdón, es un señor, ha construido un equipo, ha fabricado un fútbol lo más parecido a la belleza, confía ciegamente en los jóvenes (eso sí, odia a los delantero centro), ha convertido al Arsenal en uno de los equipos que mejor juega y más adorado (y adulado, y adornado, y vistoso) sin ganar apenas y vive de eso. Bueno y de alguna que otra Premier (una cada 10 años, como lleva el Real Madrid, más o menos), pero, sobre todo, vive de su prestancia y de mandar mucho, aunque no siempre acierte con los fichajes.

Y después de ver el partido uno piensa que Luis Enrique (perdón, el entrenador del Barça, el ‘míster’ del Real Madrid, el técnico del Bayern de Múnich...) no podría vivir como y de lo que vive Wenger: es decir, de jugar bonito y apenas ganar (títulos) pese a tener grandísimos futbolistas como Özil y Alexis. Cierto, no son CR7, ni Messi, ni Neymar, ni Suárez, ni Robben, ni Lewandowski…pero ya los quisiera Javi Gracia o Paco Jémez para jugar a fútbol. O Jürgen Klopp en su ruidoso Liverpool tras crear aquel maravilloso Borussia Dortmund.

Wenger está siempre ahí, pero si Luis Enrique hubiese perdido por 2-0, algún rasguño se hubiera llevado, pese a estar a las puertas del récord de los récords (34 partidos invictos, los sumados por el Real Madrid de Leo Benenhakker 1988-89), ‘Lucho’ se hubiese llevado, fijo, más de un tirón de orejas. Wenger, por no llevarse, no se acercó ni a la mitad de la posesión (35% del Arsenal contra 65% del Barça). Y de pases completados, ya ni hablemos: 291, por 648 azulgranas.

Los defensores de este pulido, elegante y señorial perdedor dicen que lo que hace tiene mucho mérito. Mucho. Está pagando un estadio de 500 millones de euros, le quitan (dicen, no sé) cada año a los mejores, ficha jóvenes (algunos casi ‘robados’, como todos, no solo el Barça y el Real Madrid hacen esas triquiñuelas) y, de vez en cuando, contrata, por decenas de millones, a millonarios para que completen una excelente plantilla. Sin 9, eso sí. Con mucho toque, señorío, brillantez, entretenimiento, pero ganar, ganar, lo justo. Hay quien le apoda ‘el Profesor’. Pues eso, que siga impartiendo clases. Y que ganen otros, aquellos que sí se juegan el puesto en cada partido. Wenger lo tiene por creador.