Jordi Madera: "En mi primera carrera tarde el doble de tiempo que ahora"

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Hay circunstancias que nunca deberían pasar en la vida. Jordi Madera jamás se planteó el deporte, ni como entretenimiento, ni como salud, ni mucho menos como una forma de ganarse la vida. Él jugaba a fútbol, de vez en cuando, con los amigos. En el año 2000 sufrió un accidente de coche.

No quiso quedarse en casa, ni mucho menos pensar que la pensión de discapacidad ya sería suficiente para ir tirando. Un día le plantearon ir a Vic. ¿Se vería capaz de disputar un maratón en su silla de ruedas? «Aquella primera experiencia fue horrible. Tardé el doble que ahora. La silla, en ocasiones, se negaba a avanzar. Tardé tres horas y media en cubrir los 42.195 metros de la prueba».

Hoy, en cambio, se ha convertido en una figura internacional como maratoniano paralímpico y muy mal se le tienen que dar las cosas para no participar en Río, lógicamente el reto que lo impulsa cada mañana a la hora de salir a entrenar por los alrededores del polígono de Granollers. Ahí lo tenemos sorteando con su silla de ruedas los coches, tal cual fuera un ciclista sobre la bicicleta. Hoy, las tres horas y media de su debut en la distancia han quedado totalmente obsoletas. Hoy recorre un maratón en apenas 1.22.18 horas, su récord, una marca sensacional que le sirve para medirse con los mejores.

Ahí están los registros, por si fueran pocos: un segundo puesto en París, quintas posiciones en Nueva York y Boston, sexto en Londres, tercero en Seúl y ganador en dos ocasiones del maratón de Barcelona.

«Prefiero dormir en mi casa de Granollers. Y lo hago, sobre todo, porque la zona para entrenar es mucho mejor que en Sant Cugat». Él conduce su coche y cada tarde, hasta después de la cena, la pasa en el CAR con sesiones diarias de gimnasio, de fisioterapia. «Aquí me controlan la nutrición, el servicio médico, la biomecánica. El CAR es como mi segunda casa». Los premios de los grandes maratones son el alivio de Jordi Madera.