LA SITUACIÓN BLANQUIAZUL

Turbulencias en el Espanyol

La afición exige más a un equipo que ha cedido ya 10 puntos ante rivales como el Sporting, Granada y Levante -- Cornellà registra el segundo peor porcentaje de asistencia de la Liga

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RAÚL PANIAGUA / BARCELONA

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Minutos después del triste empate ante el Levante se oyó al Sergio González más autocrítico de la temporada. El equipo firmó una nefasta primera parte y salvó un punto contra el colista con más intensidad que juego, un guion demasiado habitual esta temporada en casa. La afición castigó a los jugadores con una pitada al descanso y otra bronca al final.

Los pericos empiezan a estar hartos. No esperan un fútbol excelso pero sí algo más. En siete partidos en casa se han logrado tres triunfos. Han volado 10 puntos con un único partido convincente: la victoria ante el Valencia con gol de Víctor Álvarez, el jugador más silbado por la grada.

CONECTAR CON LA AFICIÓN

Cuando las cosas no salen bien y el público responde con música de viento, es mejor reconocer las cosas y buscar soluciones. Sergio González, al menos, fue claro. A dos semanas de la junta de accionistas (se celebrará el 22 de diciembre) y con el chino Chen Yansheng a las puertas de adquirir el club y apostar por un ambicioso proyecto, el Espanyol debe conectar de una vez con la grada.

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«No le podemos pedir nada a los pericos. Los silbidos son lógicos. Seguimos estando en deuda con ellos», reconoció el preparador perico. «Siempre he dicho que unidos somos más fuertes, pero les tenemos que dar motivos para que estén satisfechos», reflexionó el capitán Javi López.

DUDAS EN EL JUEGO

Pocas razones para sonreír les están dando de momento. No hay que remontarse al 0-6 contra el Madriden la mejor entrada de la temporada (27.395 espectadores). Contra un rival así y un Cristiano desatado era posible la debacle, aunque la imagen fue lamentable. Más graves fueron los tropiezos ante el Sporting (1-2), Granada (1-1) y Levante (1-1). El lunes hubo 14.875 personas, la tercera peor entrada de la temporada tras el choque ante el Málaga (12.461) y el debut contra el Getafe (14.575). La media es de 16.889.

«Perdimos otra oportunidad de enganchar a la gente. Tengo la sensación de que no estamos siendo contundentes. Queremos hacer un fútbol atractivo pero no nos acaba de salir», añadió el técnico, al que se le multiplican los problemas. El equipo no tiene un patrón claro de juego. A veces se apuesta por el fútbol de toque, otras por el contragolpe, con un juego más directo. Hay dudas y eso es lo peor, aunque el descenso se sitúa a seis puntos.

EL ENFADO DE BURGUI

Con el difícil partido en Vigo como próxima cita, en el horizonte se atisban dos encuentros vitales en casa para calmar los ánimos. El próximo martes será la vuelta de la Copa, la competición que ilusionó a los blanquiazules el curso pasado hasta las semifinales. Cuatro días después, llegará Las Palmas, otro duelo factible para agradar a un público que solo llena el 42% del estadio, el segundo peor porcentaje de Primera después del Getafe (35%). El Eibar (83%) y el Atlético (82%) cuentan con los campos más llenos.

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Cualquier tropiezo en esos dos duelos sería terrible para un equipo con turbulencias que acabará el año en el Pizjuán (el día 30) y abrirá el 2016 en Cornellà contra el Barça (2 de enero). Sergio también deberá reflexionar sobre los cambios, especialmente en la zaga y en el interior izquierdo. Ubicar a Gerard Moreno en el equipo es otro de los retos. La grada espera respuestas. 

El lunes silbó a Víctor Álvarez y ovacionó a Burgui, muy enfadado por su escaso protagonismo. «Pensaba que venía para ser un jugador importante, pero veo que no. Es para estar enfadado. Jugué bien en la Copa y el míster me puso 12 minutos», criticó el extremo pacense.