WNBA, la última conquista
En la cima del mundo, donde ahora mismo se encuentra instalada, Anna Cruz está disfrutando de cada segundo de su conquista. «Cuando llegas a un punto así en tu carrera te viene a la cabeza por dónde pasaste desde que eras pequeña, cómo has ido escalando. Y aún así, no acabas de creerlo», admite con orgullo.
Incrédula, sí («todavía estoy alucinando y digiriendo lo que supone para mí») pero sobre todo feliz y orgullosa vive Anna Cruz (Barcelona, 27 de octubre de 1986), convertida en una de las protagonistas a partir de este domingo de la final de la WNBA, el campeonato femenino de la NBA. La pelea por el anillo entre su equipo, las Minnesota Lynx y las Indiana Fever, en un play-off al mejor de cinco, será la culminación de un año sobresaliente en su carrera.
Para Anna Cruz, una licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Burgos, adonde fue a jugar tras formarse en el UB Barça, el premio es aún más relevante si se tiene en cuenta que estuvo a punto de renunciar a la aventura estadounidense. Como muchas jugadoras de primera línea, compagina desde hace dos años su carrera en Europa, en su caso en el Nadezhda Oremburgo ruso, con la liga estadounidense, la pasada temporada como jugadora de las New York Liberty y ahora en las Lynx.
Su presencia como una de las fijas de la selección española y la disputa del Europeo le hizo replantearse todo su calendario. «No me esperaba nada de esto. No iba a jugar en EEUU, porque coincidía el inicio de la Liga con la selección. Pensé que era un lío y que iba tomarme un descanso este verano», reconoce sobre la que era su primera idea. «Pero antes del draft, mi representante me llamó y me habló de la posibilidad de un cambio, de que las Minnesota me querían. ¿Cómo iba a decir que no?».
La entrenadora de las Lynx, Cheryl Reeves, no solo esperó a que se colgara el bronce con España en el Europeo, sino que le dio un papel preponderante a su llegada (titular en 17 de los 22 partidos disputados, 29 minutos de media, con unos números excelentes: 8 puntos, 3,6 rebotes y 3 asistencias) que ha mantenido hasta la ronda final de los play-off, con un papel notable en la final de la Conferencia Oeste, que la enfrentó a las Phoenix Mercury de la gerundense Marta Xargay.
PAPEL RELEVANTE
«La entrenadora me dio confianza desde el primer día. He jugado minutos importantes y me he sentido valorada», admite sobre su rol en el equipo de Minneapolis, donde a veces coincide con Ricky Rubio. También la gran estrella del equipo, Maya Moore, valorada como una de las mejores del mundo, se rinde ante el trabajo de la barcelonesa, una jugadora intensa y física, capaz de aportar en todos los aspectos del juego, especialmente en defensa. «Es una gran profesional», reconocía Moore tras la llegada de la jugadora barcelonesa. «Estoy impresionada por cómo se puede entrar mentalmente y darnos todo lo que nos está dando en tan poco tiempo».
Por parte de Anna Cruz, la admiración es casi reverencial hacia Moore, que en el segundo partido de la final del Oeste frente a las Mercury consiguió anotar 40 puntos. «Tiene un don, pero trabaja mucho. Vive para el baloncesto. Ese día, sin darnos cuenta se fue a los 40 puntos, pero nos tiene acostumbrada a esta clase de barbaridades».
Cruz es la segunda española de la historia que peleará por el anillo después de la madrileña Amaya Valdemoro, que logró tres títulos como jugadora de las Houston Comets (de 1998 al 2000) y con la que coincidió este verano mientras estaba de vacaciones en EEUU. «Amaya me animó y me dijo: 'Puedes conseguirlo'. Quiero el anillo. Ya que he llegado hasta aquí, ahora quiero rematar y que este sueño acabe bien. No sé si tendré otra oportunidad», explica, solo dolida por que sus padres, que la visitaron en agosto, se lo perderán. «Es una experiencia única, que me permite crecer como jugadora y cumplir un sueño que en la vida pensaba que lograría», se sincera.
El camino recorrido por Anna Cruz tiene una selecta lista de precursoras en España. Antes que ella y Xargay, pasaron por la WNBA Amaya Valdemoro (Houston Comets), Betty Cebrián y Marina Ferragut (New York Liberty), Elisa Aguilar (Utah Starzz), Begoña García e Isa Sánchez (Detroit Shock), Nuria Martínez y Anna Montañana (Minnesota Lynx), Sancho Lyttle (Houston Comets y Atlanta Dream), Marta Fernández (Los Angeles Sparks) y Astou Ndour (San Antonio Star).
Un anillo de la WNBA supondría para Anna Cruz también un punto de inflexión en una carrera, que luce ya valiosas conquistas como el bronce con España en el Mundial del 2010, en la República Checa, la plata del pasado año en Turquía, y dos bronces europeos: en Letonia 2009 y este año en Hungría y Rumanía.
«Todas las que hemos venido aquí nos lo hemos currado bastante y nos hemos sacrificado», sentencia acerca del desafío que le aguarda. «Si los chicos lo han hecho bien cuando han venido a la NBA, nosotras también podemos hacerlo ¿Por qué no?»
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