LOS MUNDIALES DE NATACIÓN DE KAZÁN

Vall abraza la final de 200 metros

Ledecky conquista su cuarto oro y Lochte, su cuarto título en 200 estilos

Jessica Vall,en Kazán

Jessica Vall,en Kazán / periodico

JOAN CARLES ARMENGOL / BARCELONA

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Hay ejemplos que reconcilian con el deporte de alta competición. Jessica Vall, una pequeñapero eléctrica barcelonesa de 26 años, protagonizó este jueves uno de esos casos al meterse en la final de 200 metros braza en los Mundiales de Kazán (Rusia). Vall es una de las pocas licenciadas en el equipo español (en biomedicina) y, desde luego, quizá la única que compagina la natación con un trabajo, en su caso de investigadora en el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), ante las playas de la Barceloneta.

Sus jornadas son maratonianas, pero una vez acabados los estudios, decidió que quería probarse en su otra gran afición. Solo hace tres años que nada en serio. Fue semifinalista en los Mundiales de Barcelona 2013, en los Europeos de Berlín 2014 ya subió al podio (fue bronce) y hoy disputará la final de los 200 braza (17.25 h., Teledeporte) tras haber cubierto la distancia con la mejor marca de su vida, 2.22.90 minutos, a solo dos centésimas del récord de España. La plusmarca la tiene todavía Marina García, que en su tercer Mundial, a los 21 años, no corrió la misma suerte y se quedó en semifinales. Vall es solo el segundo finalista español (hombre o mujer) en la piscina de 50 metros del Kazán Arena. Melani Costa fue sexta el pasado domingo en los 400 libre.

Dos medallas

"Esta primera final mundialista de mi vida es la demostración de que el trabajo que he hecho está bien, que vamos por el buen camino, pero no me voy a conformar con esto", aseguró ayer Jessica Vall tras meterse en la final con la séptima mejor marca. "En la final intentaré rascar cualquier posición más para estar lo más arriba posible. En una final, las marcas no importan, sino la posición. Ahora mismo creo que entre Watanabe y Pedersen se van a jugar el oro y luego va a haber patadas para las demás posiciones".

La de Vall era una de las últimas opciones que le quedaban a la natación española de brillar en unos pésimos Mundiales, que a falta de tres jornadas para acabar se saldan con solo dos medallas, las de Ona Carbonell (plata y bronce) en los ejercicios de solo de natación sincronizada. El espaldista Miguel Ortiz-Cañavate saldrá el sábado (como hizo ayer Jessica) con una marca entre las 10 mejores del mundo esta temporada en los 50 metros, una prueba que será como una lotería.

COMO GRANT HACKETT / Y mientras se agotan los días, crecen aún más algunos nombres. Ayer fue la jornada, otra más, de la joven fenómeno estadounidense de 18 años Katie Ledecky, que sumó su cuarta medalla de oro, la primera en relevos (los 4x200 libre), en el campeonato. Ledecky se encargó de la última posta y de remontar con facilidad ante Suecia, resistiendo por otra parte la embestida de la plusmarquista mundial, Federica Pellegrini, que aupó al Italia hasta el segundo puesto. A Ledecky solo le queda los 800 libre del sábado para obtener un botín sin precedentes de cinco medallas de oro en las cinco pruebas de estilo libre, desde los 200 hasta los 1.500 metros.

Si la de Washington conquistó su cuarto oro en Kazán, Ryan Lochte, a sus 31 años recién cumplidos, se hizo en los 200 estilos con su cuarto título mundial consecutivo. Un hito solo logrado anteriormente en una misma prueba por el australiano Grant Hackett, en 1.500 libre desde 1998 hasta el 2005. Lochte logró la primera victoria masculina para su país en Kazán y elevó a 21 los oros logrados entre Mundiales y Juegos.

En 100 libre, el argentino Federico Grabich logró, con el bronce, el primer podio histórico de su país.