EL NUEVO RETO DE LA EXSELECCIONADORA ESPAÑOLA DE SINCRONIZADA

Tarrés vuelve con fuerza

Tarrés observa un salto en el entrenamiento del equipo francés, ayer en L'Hospitalet.

Tarrés observa un salto en el entrenamiento del equipo francés, ayer en L'Hospitalet.

LUIS MENDIOLA / BARCELONA

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Inquieta como es, activa y decidida a mantenerse en la primera línea, Anna Tarrés no ha tardado en aceptar un nuevo desafío en su carrera: devolver al equipo francés a la élite de la natación sincronizada, donde ya estuvo a finales de los años 90 y principios de este siglo de la mano de Virginie Dedieu. «Estoy con muchísima ilusión», asegura Tarrés, de 45 años, que trabaja estos días con la selección francesa en una concentración que realizan en las piscinas municipales de L'Hospitalet, una colaboración que se inició en el pasado Europeo de Berlín.

«Queremos aprovechar la experiencia y los conocimientos de Anna para hacer un proyecto que tiene como final los Juegos Olímpicos de Tokio en el 2020 y como primera estación el Mundial del próximo año en Kazán», explica Charlotte Massardier, directora técnica del equipo francés, que fue quinto en el último Europeo y séptimo en el Mundial, en el que estaba ausente el equipo de China.

Acuerdo de palabra

«La idea es trabajar para crear las coreografías del equipo y del dúo. Aún no tenemos firmado el contrato, sino que hay un acuerdo de palabra hasta el Mundial del próximo verano», cuenta Tarrés, que supervisará el trabajo de la selección francesa en París, adonde viajará todos los fines de semana, mientras se mantiene como responsable deportiva del CN Kallipolis. «El nivel técnico del equipo es muy alto. El cosquilleo por volver a la élite siempre lo mantienes, y con la federación francesa hay muy buena sintonía», explica. La idea, a medio plazo, es integrarse en el equipo técnico de la selección francesa, con algunas de sus colaboradoras, como Bet Fernández, aunque mantiene abierta alguna puerta más, como la asesoría a la federación de México.

Relación rota

El equipo francés se entrena en L'Hospitalet porque se encontró con la negativa del CAR a usar sus instalaciones de Sant Cugat, a instancias de la federación española. La razón es el enfrentamiento aún abierto entre Tarrés y la federación, tras el despido de la seleccionadora hace dos años. Los tribunales dieron la razón a Tarrés y obligaron a la federación a indemnizarla, pero esta recurrió al Supremo, que aún debe fallar.

«Mi relación con la federacíón o con las componentes del equipo es inexistente», admite Tarrés, sobre su pasado más reciente, que llevó a la natación sincronizada a vivir su edad de oro. Desde 1997, cuando Tarrés asumió el cargo de seleccionadora, España conquistó cuatro medallas olímpicas y 52 medallas en total entre Juegos, Mundiales y Europeos, situando al equipo entre las potencias mundiales en esta disciplina.

«Cuando tomaron la decisión (de despedirme), decían que era para dar un paso adelante. Pero se ha visto que era más por un tema personal que por un tema profesional», valora Tarrés en referencia a la situación en la que ha quedado la natación sincronizada en España tras su salida. «Ha habido un claro retroceso», explica en referencia al pasado Europeo de Berlín, en el que Ucrania superó a la selección de Esther Jaumà tanto en dúo como en equipo, las dos disciplinas olímpicas.