LAS CONSECUENCIAS DE LA POLÍTICA EN EL DEPORTE

La batalla de la bandera

RAÚL PANIAGUA / BARCELONA

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Pocas veces había estado más justificada la etiqueta de «partido de alto riesgo» impuesta por la UEFA para el Serbia-Albania del martes. El conjunto albanés, con siete kosovares en sus filas, visitaba por primera vez Belgrado desde 1967. Se esperaba una noche difícil. Política, simbologías, nacionalismos y una dosis irrefrenable de odio se dieron cita en la capital serbia.

Solo faltaba una pequeña llama para acabar de encender el fuego y esta llegó en el minuto 41, cuando un dron (un aeronave sin tripulación) sobrevoló el estadio con una bandera de la Gran Albania, que comprende territorios de Grecia, Macedonia, Montenegro y Serbia. Stefan Mitrovic, el central del Friburgo, se lanzó a por ella como un poseso y comenzó la batalla.

Kosovo, en el fondo

Esa «bandera que bajó del cielo», como la describía la prensa albanesa, causó una tangana entre ambos equipos. Los hinchas serbios intentaron invadir el estadio en un clima de tensión que llevó a la suspensión del partido por parte del árbitro Martin Atkinson. «La cancha era como un campo de batalla. Desde los primeros minutos nos tiraron petardos y objetos pesados, luego apareció la bandera y explotó la violencia de los ultras», dijo Etrit Berisha, el portero albanés. «La situación fue dramática. No había visto algo así en mi vida», añadió el seleccionador Gianni de Biasi.

El partido iba 0-0 y es probable que la UEFA dé el triunfo a los albaneses, que sueñan con clasificarse por primera vez para un gran torneo. Ya ganaron a Portugal y empataron con Dinamarca. Pero su gran cita estaba en Belgrado y sus jugadores fueron recibidos como héroes nacionales por miles de aficionados en el aeropuerto Madre Teresa de Tirana.

El epicentro del odio se sitúa en el conflicto de Kosovo, donde la comunidad albanesa es mayoritaria. En 1999 tuvo lugar una sangrienta intervención de la OTAN en plena guerra y, en el 2008, el gobierno local declaró la independencia, reconocida por EEUU, Francia y Reino Unido. Serbia siempre la rechazó, al considerar Kosovo una provincia de su territorio. Tampoco la admite la ONU, por lo que Kosovo no puede formar parte de la UEFA ni la FIFA.

Las autoridades serbias acusaron a Olsi Rama, hermano del primer ministro Edil Rama, de manejar el dron desde el palco. La UEFA prohibió a los hinchas albaneses acudir al campo, pero hubo una representación del país. Olsi negó su vinculación con los hechos. «En mi vida he usado un avión no tripulado. Solo le compré a mi hijo un helicóptero de juguete». El organismo ha abierto expediente a ambas selecciones y decidirá las sanciones durante esta semana.