'La Roja' no chuta

España sufre en Eslovaquia una grave derrota que empezó con un clamoroso error de Casillas

Durica corta un balón ante Diego Costa en el partido disputado anoche en Zilina.

Durica corta un balón ante Diego Costa en el partido disputado anoche en Zilina.

CARLOS F. MARCOTE

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El plan de ajuste de Vicente del Bosque no da resultado. La Roja perdió ayer en Zilina en una fase de clasificación por vez primera en ocho años. Eslovaquia, la selección 40 del mundo en el ránking FIFA, superó todas las expectativas e hizo naufragar a España, que dio la impresión de seguir en Brasil. Un grave error de Casillas dio alas a los eslovacos en el primer tiempo, Alcácer empató en el segundo, pero la defensa española tuvo un descuido fatal cerca del final y Stoch volvió a sorprender a un desolado Casillas, a quien seguro que lo de anoche le pasa factura en el Bernabéu en el próximo partido del Madrid allí, nada menos que el clásico frente al Barcelona.

El fallo clamoroso del guardameta blanco echó toneladas de plomo sobre las buenas intenciones del equipo español, que había comenzado con maneras aseadas y razonables dosis de optimismo después de una par de caídas a la banda izquierda de Diego Costa y un cabezazo del delantero hispanobrasileño a centro de Cesc, que mandó el balón fuera ligeramente desviado. Podía ser un indicio de que la fructífera sociedad que el exbarcelonista y el exatlético no han tardado en constituir en el Chelsea se trasladaba a La Roja, necesitada como está con urgencia de goles y alternativas a lo que ya no funciona como antes. No hubo manera y Costa acabó su sexto partido como internacional sin ver puerta.

AUTOESTIMA

 También el portero del Madrid se había dejado notar para bien con una gran parada en la primera llegada eslovaca, una rápida salida por la derecha de Pekarik que acabó con una gran volea de Mak, que Iker desvió a córner en un alarde de reflejos. Un sorbo de autoestima para Casillas, que en su siguiente aparición se fue al otro extremo y dio gracias a que el patinazo no fuera en el Bernabéu. Si la cantada monumental del portero llega a ocurrir en el estadio madridista, Carlo Ancelotti lo hubiese tenido que relevar al minuto siguiente con la que se hubiese montado. Se comió un potente lanzamiento de falta de Kucka, en el que el hecho de que la pelota hiciera un extraño no constituye excusa alguna para que el guardameta perdiera el norte y se la tragara sin que nadie encontrara explicación a lo sucedido (m. 18).

A Casillas le quedó cara de palo y al equipo se le vinieron encima fantasmas e inseguridades a espuertas, sin que nadie acertara a descubrir vías por las que meter mano a la consecuente muralla defensiva que Eslovaquia plantó para guardar un botín seguramente inesperado para su técnico y jugadores, al menos por la forma en que lo cobraron. No fue uno de los contraataques sobre los que todos los españoles sin excepción estaban avisados, sino en una acción a balón parado que les metió en una dinámica negativa sin posibilidad de solución con los argumentos que expusieron durante buena parte del partido, que acabó con solo dos defensas puros, Piqué y Alba, y todo el presunto arsenal ofensivo sobre el campo, lo que acabó pasando factura en la jugada decisiva.

SIN PROFUNDIDAD

Con Koke previsible a la hora de subir el balón, Silva encorsetado en la derecha y Cesc e Iniesta sin encontrar espacios para enlazar entre ellos y los demás, las bandas tampoco fueron terreno propicio para Juanfran y Alba, que apenas pudieron profundizar con opciones de hacer daño. Con todo, Costa se encontró al borde del descanso con la posibilidad de empatar en un córner, pero Kozacik rechazó y Busquets mandó alto el balón en su remate posterior.

En su vuelta al campo en el segundo tiempo, la selección española ofreció su mejor versión y estuvo cerca de dar la vuelta al marcador a base de desmarque, rapidez y velocidad de balón. El portero eslovaco realizó tres soberbias paradas casi consecutivas y a La Roja volvió a entrarle el tembleque a la vista de las dificultades insalvables que volvieron a encontrarse para superar a la defensa local, de nuevo crecida ante la evidente cuesta abajo del conjunto de Del Bosque, que se la acabó jugando con los cambios más ofensivos posibles.

Entró Alcácer por Silva y no tardó en dar en la diana tras encontrar el hueco que nadie había encontrado antes. Más listo que nadie, acudió a cazar un buen pase de Alba mientras Costa arrastraba hacia fuera a su marcador y no dio opción esta vez a Kozacik (m. 82). Un minuto después a Cesc se le fue alto un disparo en buena posición a dejada de Costa y algo más adelante Casillas maldijo su suerte al verse sorprendido por Stoch, a quien Cazorla permitió cabecear con comodidad el balón enviado desde la derecha por Duris.