LOS PREPARATIVOS DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE INVIERNO

Sochi, en estado de sitio

LEV GANIN / Moscú

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La pregunta sobre si es seguro o no ir a los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi, que comenzarán el próximo viernes, ha dejado en un segundo plano las cuestiones puramente deportivas. Frente al creciente temor a posibles atentados terroristas de los islamistas del Cáucaso ruso, intervino nada menos que el presidente de EEUU, Barack Obama, para certificar que Sochi sí es un lugar seguro.

«Les diría que Sochi es seguro y que siempre existen algunos riesgos en estas grandes reuniones internacionales. Si quieren ir, deben ir. No estamos desanimando, en ningún modo, a los estadounidenses a participar en lo que siempre es un acontecimiento asombroso y maravilloso», dijo Obama en una entrevista en la CNN.

Explicó Obama que EEUU y Rusia han colaborado en la preparación de los planes de seguridad. «Hemos mirado sus planes. Tenemos una buena percepción de la seguridad que han aplicado para proteger no solo a los atletas, sino también a los visitantes», aseguró.

Mientras, los deportistas franceses optaron por pedir protección de unidades de operaciones especiales de la Policía Nacional francesa y de la Gendarmería durante su estancia en Sochi, según la ministra de Deportes del país

Los ciudadanos rusos ya se han dado cuenta de que se avecinan los Juegos no tanto por los escasos anuncios de publicidad sino por las medidas de seguridad sin precedentes que desde hace varias semanas afectan a casi todo el territorio del país. En Moscú y otras grandes ciudades, agentes de policía con perros están peinando las estaciones del metro, de ferrocarril y aeropuertos. Cuanto más cerca está el 7 de febrero, día en que se abren los Juegos, más tensión se percibe en los lugares públicos. La gente no oculta su temor ante posibles ataques terroristas que podrían producirse en cualquier parte del país.

'Desafío' a la guerrilla

El líder de los radicales islamistas del Cáucaso ruso, Doku Umarov, había amenazado al Kremlin con atentados durante los Juegos. Desde el principio, la idea de celebrarlos en esa ciudad balnearia del mar Negro parecía un desafío a la guerrilla islamista que abunda en las vecinas repúblicas del Cáucaso norte que forman parte de la Federación rusa. Más aun porque en Rusia habría decenas de ciudades mejor colocadas y preparadas para acoger un acontecimiento deportivo de esa magnitud.

Sochi tampoco se presenta como una opción ideal desde el punto de vista del clima, porque existe el riesgo de que en febrero no haya nieve y las temperaturas suban a 15 grados sobre cero. Pero todas esas razones fueron sacrificadas por la elección personal del presidente ruso, Vladímir Putin, a quien le gusta pasar una gran parte del año en Sochi.

Dadas esas circunstancias, no hay que extrañarse de que tanto la cifra final de los gastos como el despliegue de las fuerzas de seguridad en Sochi no tenga precedentes en la historia de los Juegos, sean de verano o invierno. Para empezar, las autoridades rusas cambiaron a principios de enero las reglas referentes al transporte del equipaje de los pasajeros aéreos en todo el territorio. Está prohibido llevar líquidos en el equipaje de mano por el riesgo de ataques terroristas. La nueva norma modifica la anterior, que permitía portar en el equipaje de mano recipientes con líquido no superiores a los 100 mililitros cada uno, hasta un volumen total máximo de un litro.

Accesos cerrados

A tres días de la cita deportiva, Sochi recuerda una ciudad de la época de la Unión Soviética en estado de sitio. El  Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) cerró el acceso por tierra y mar al municipio, al que solo pueden acceder aquellos vehículos y barcos con registro local o acreditación olímpica.

A los 22.000 hombres del Ministerio para Situaciones de Emergencia, que garantizan la seguridad de deportistas y los aficionados, se han sumado ya los 40.000 agentes de policía y una agrupación militar que cuenta con misiles antiaéreos y 30.000 hombres. Además, unos 200.000 hombres del Ministerio de Emergencia están listos para desplazarse a Sochi en dos horas en caso de emergencia.

Las fuerzas de orden contarán con un sistema de control espacial y decenas de pequeños aviones y helicópteros sin tripular que sobrevolarán permanentemente Sochi durante los Juegos. Del 7 de febrero al 21 de marzo (tras los Juegos Paralímpicos), las llamadas telefónicas y las conexiones a internet de las personas acreditadas, incluidos periodistas, atletas y jueces, serán conservadas en una base de datos a la que tendrá acceso el servicio de seguridad ruso durante tres años.