Extra invisible en el mar

El navegante catalán Alex Pella ha colaborado en el rodaje de la película 'En solitario' sobre la vuelta al mundo Vendée Globe

Àlex Pella, en el centro, al fondo, junto al equipo técnico de En solitario, en el rodaje una de las escenas en alta mar.

Àlex Pella, en el centro, al fondo, junto al equipo técnico de En solitario, en el rodaje una de las escenas en alta mar.

NEUS JORDI
BARCELONA

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La vuelta al mundo a vela más salvaje, la Vendée Globe, es el tema de la película En solitario, en cartelera este mes. En la historia, que dirige Christophe Offenstein, Yann (François Cluzet, conocido por su papel en Intocable) consigue hacer su sueño realidad al participar en esta regata oceánica en solitario, pero descubre a bordo a un joven polizón (Samy Seghir), al que esconderá para no ser descalificado.

También a bordo del barco tuvo que esconderse el navegante catalán Àlex Pella, que participó en el rodaje como asesor en navegación y maniobra. Un extra invisible, que se encargó de planificar las salidas, llevar el barco mientras el equipo filmaba y hacer de doble de Cluzet en las escenas de la salida de la vuelta al mundo, que son reales.

También el sueño de Pella es hacer la Vendée Globe. Este barcelonés afincado en Denia se dio a conocer por la Mini Transat, regata transatlántica en solitario en embarcaciones de tan solo 6,5 metros. En su primera cita, en el 2003, finalizó tercero; segundo quedó en la siguiente, e iba a ganar la del 2007 cuando se le rompió el mástil. De allí saltó a la Barcelona World Race del 2010, la vuelta al mundo a dos, que terminó cuarto.

Su siguiente aventura tenía que ser la Vendée Globe del 2012, pero la crisis dio al traste con su proyecto y con su sueño. Un domingo a pocos meses de la salida, mientras disfrutaba de una paella con sus suegros, recibió una llamada para participar en el rodaje de un film sobre la circunnavegación más extrema, el Everest de la vela. «Desde el principio pensé que era muy bestia, y cuando leí el guión deduje que muchas cosas no se harían, ¡ni de coña! Volcar el barco, un rescate en balsa salvavidas… ¡era peligroso!».

Pero un presupuesto de más de 17 millones de euros hizo posible lo que era imposible para este marino curtido en mil batallas, batallas como la que le tocó sufrir en el Pacífico Sur cuando atravesó el ojo del ciclón Atu durante la Barcelona World Race. También una contienda pareció al principio la filmación de En solitario, que se desarrolló de octubre a diciembre del 2012 en aguas del Atlántico, frente a la costa francesa y en Fuerteventura, en algunas ocasiones con vientos de más de 30 nudos y olas de hasta seis metros. «Pensé que los tíos no iban a aguantar. Éramos 18 personas a bordo de un barco diseñado para uno, un barco incómodo, y sólo tres sabíamos navegar. Pasábamos nueve horas en el mar al día para rodar un solo minuto de peli», relata Pella, conocido como el Diablo Español.

Casi todos mareados

«El segundo día pensamos que no seguíamos, dos cámaras se habían roto, dos ayudantes de cámara querían dejarlo, todos estaban mareados… todos menos François [Cluzet], es un gran profesional». Vivieron muchos momentos de tensión, especialmente porque «cada día de rodaje era mucho dinero» y porque «el frío desgasta mucho».

Pella no participó en el guion («la peli la ha hecho gente que sabe de cine y desconoce todo de la vela, pero menos mal, porque al revés hubiera sido un desastre») ni revisó el montaje. «En junio me invitaron a ver la peli y vi mil cosas que se podrían haber corregido, pero aún así tiene mucho mérito», comenta Pella de la coproducción franco-belga-española, Premio del Público en el Festival de Cine de Gijón.

«La navegación oceánica en solitario es muy intensa porque cuando tienes un problema todo se te hace muy grande, pero a la vez muy gratificante porque cuando las cosas salen bien eres el campeón del mundo», explica el regatista, que reconoce que no sabe si en el film eso queda bien reflejado. Lo que tiene claro es que las 12 semanas de rodaje fueron «muy duras». Tanto, que el Diablo Español no repetiría ahora mismo la experiencia. «Preferiría cruzar el Atlántico solo en una Mini Transat». O dar la vuelta al mundo al planeta de verdad, no en la ficción, por ejemplo en la próxima Barcelona World Race, para la que busca financiación.