Capacitados

«Perdí el brazo por culpa de la pobreza»

ABDERRAHMAN llegó a España en patera y alcanzó la élite

Abderrahman Ait, en una terraza de Terrassa, donde se entrena y reside.

Abderrahman Ait, en una terraza de Terrassa, donde se entrena y reside.

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Abderrahman Ait Khamouch (Mellab, 1986) llegó a España al cuarto intento. Los tres anteriores fueron fallidos. Como para tantos otros que lo consiguen, y otros tantos que se quedan en el camino, una patera fue su vehículo hacia la promesa de un mejor futuro. Sin embargo, la vida de Abderrahman no entiende de barreras. A los 8 años, este atleta nacido en un pequeño pueblo del desierto marroquí se cayó en un pozo. No había hospitales cerca. Su brazo tuvo que serle amputado. «Perdí el brazo por culpa de la pobreza», resume.

La vida de este atleta de 27 años daría para más de una novela. Su biografía ya fue escrita por el periodista Manuel Franco bajo el título El ángel del ala partida. Pero Abderrahman prefiere que se le reconozca por sus méritos deportivos y no por su difícil pasado.

Abderrahman se siente orgulloso no solo de haber triunfado dentro del deporte paralímpico, sino también de haberlo hecho en diferentes competiciones entre atletas sin discapacidad. Sus dos medallas -una de plata y una de bronce- en los Juegos Paralímpicos de Pekín y su medalla de plata en los Paralímpicos de Londres son un bagaje más que meritorio.

El gesto de Abderrahman se torna serio cuando habla sobre la falta de ayudas al deporte paralímpico. «Solo tienes que mirar el premio de una medalla olímpica y el de una paralímpica para entender las diferencias», afirma con rotundidad. Además, a Abderrahmán este año le han retirado la beca que le permitía residir y entrenarse en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat, beca que depende del Consell Català de l'Esport. Fue un golpe terrible en su carrera. A día de hoy, confiesa no entender el porqué de esa decisión y la achaca al «cambio político» en Catalunya. «Este país me lo ha dado todo, pero no por mi cara bonita», aclara Abderrahman, que confiesa sentirse «muy poco valorado». 

Pensando en el adiós

Pese a todos los obstáculos superados y haber demostrado sobradamente su valía, este corredor de élite reconoce que está pensando dejar el deporte profesional por falta de medios. «Este año competiré por mi cuenta, para disfrutar, luego ya se verá. Tengo mujer e hija y debo pensar en ellas», dice Abderrahman con un claro gesto de resignación. Este deportista nos despide con un consejo: «Si quieres la miel, tienes que aguantar la picadura de las abejas». 

Ese es el lema de Abderrahman Ait, quien, actualmente, sigue enfrentándose a demasiadas picaduras.