'Jogo bonito' en la arena

España se juega hoy con Brasil el billete para la final del séptimo Mundial de fútbol playa, que se celebra en Tahití

La selección española se prepara en Tahití, donde acaba este fin de semana el Mundial.

La selección española se prepara en Tahití, donde acaba este fin de semana el Mundial.

RAÚL PANIAGUA
BARCELONA

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En una época en la que la selección española reina en el fútbol, con un estilo de juego reconocible y admirado, un grupo de jugadores dirigido por el exfutbolista Joaquín Alonso está dejando también su sello con un balón. En la arena, a 16.000 kilómetros de España, la Roja brilla en el Mundial de fútbol playa que se disputa en Papeete, la capital de Tahití, la mayor isla de la Polinesia francesa, que el pasado verano se hizo deportivamente famosa por participar por primera vez en la Copa Confederaciones. España se juega hoy el pase a la final con Brasil, la gran favorita.

Hablar de fútbol playa en España es hacerlo de un deporte en auge. La música, las acrobacias, el espectáculo y el jogo bonito se combinan en un cóctel explosivo. Todo empezó en 1996, cuando varios jugadores retirados se juntaron para defender a la selección. «Fue una idea del Lobo Carrasco. Somos amigos desde que éramos chavales y me llamó para jugar contra EEUU. Allí nos juntamos Abel Resino en la portería, el Lobo, Estella, Gordillo, Miguel Ángel Ruiz y yo. Esos fuimos los fundadores. Quedamos 4-4. Guardo el vídeo del partido», explica Joaquín a este diario desde Papeete.

Salinas, Romário, Cantona...

Luego se apuntarían Jiménez, Setién, Michel, Butragueño, Julio Salinas... En otros países tampoco faltaron leyendas playeras, como Gentile (Italia), Romário (Brasil) y Eric Cantona (Francia). Joel, el hermano de la antigua estrella del United, es el actual seleccionador francés.

La situación ha cambiado mucho desde aquel partido de 1996 en Alicante. «Antes jugábamos exfutbolistas con una condición física en declive. Ahora hablamos casi de profesionales, jóvenes especialistas que dominan los aspectos técnicos, como las chilenas, las conducciones aéreas, los botes... La evolución ha sido total, sobre todo en los porteros», cuenta el seleccionador. Nacido en Oviedo en 1956, Joaquín desarrolló toda su carrera en el Sporting y jugó el Mundial de 1982. Desde el 2002 es el seleccionador de fútbol playa.

Lo que comenzó como «una exhibición» ha adquirido una seriedad total, sobre todo desde que la FIFA asumió la organización del Mundial en el 2005, junto a la empresa Beach Soccer. En la Polinesia se celebra la séptima edición. Francia ganó la primera, Brasil las cuatro siguientes y Rusia la última. España-Brasil y Tahití-Rusia son las semifinales de hoy.

Llorenç, relevo de Amarelle

El objetivo de la Roja es mejorar la cuarta plaza del 2008 en Marsella. De momento lleva cuatro victorias en cuatro partidos. «Nosotros vinimos a por el título y vamos a darlo todo», dice el técnico. España cuenta con ocho campeonatos europeos, el último en el 2012 contra Rusia. En Tahití han participado 16 selecciones, desde potencias clásicas del fútbol hasta países menos reconocidos, como Irán, Islas Salomón, El Salvador y Senegal. «Ha sido una experiencia maravillosa. Ha habido mucha igualdad y hemos disfrutado mucho», afirma Llorenç Gómez, que disputa su primer Mundial a los 21 años, heredando el 10 del gallego Ramiro Amarelle, un símbolo en la última década.

Llorenç nació en Torredembarra, la cuna de este deporte en Catalunya. Allí empezó con los amigos y se entrena a conciencia, sobre todo desde el 2010, cuando una lesión de rodilla le llevó a la arena para fortalecer la zona. «Ver un partido de fútbol playa en directo es apasionante. Es un deporte de chilenas, de jugadas bonitas, muy sacrificado». Con el Torredembarra Xiri's se proclamó campeón de España y disputó la Champions con los mejores equipos de todo el mundo. También ha jugado en el Nàstic, en el Barça y en Italia.

Roses y Castelldefels son otros núcleos del fútbol playa en Catalunya, pero la base de la selección está en Andalucía. «Melilla, Cádiz, Murcia, Huelva y Valencia son zonas específicas, sin olvidar los orígenes en Galicia, con Nico y Amarelle como exponentes», recuerda Joaquín, que capta los jugadores en las fases finales entre mayo y agosto, pero tiene ojeadores repartidos por toda España.

A Llorenç le gustaría vivir del fútbol playa pero es difícil en España. «No es tan profesional como en Brasil, Rusia o Suiza, donde cuentan incluso con pabellones para trabajar todo el año», explica el diez, que lleva tres goles en el Mundial, incluido uno en los cuartos contra El Salvador. Además de ganar, se lo está pasando en grande. «Cuando aterrizamos nos pusieron unos collares de flores y nos bailaron unas danzas. También nos acercamos en kayaks a los arrecifes y vimos tiburones de metro y medio. Disfrutamos como niños».