LA DECEPCIÓN OLÍMPICA

Madrid cae del cielo

La candidatura sigue descolocada tras el varapalo olímpico y todo apunta a que la capital no se volverá a presentar

Felipe consuela a Botella y Letizia a Blanco, en Buenos Aires.

Felipe consuela a Botella y Letizia a Blanco, en Buenos Aires.

CARLOS F. MARCOTE / Buenos Aires (enviado especial)

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La fiesta estaba preparada en el hotel donde la candidatura madrileña tenía su base de operaciones, el NH City Tower de Buenos Aires. También se habían hecho gestiones para retrasar la hora de salida del vuelo de regreso a España en previsión de que la noche de celebración fuera larga. Todo con el visto bueno de Alejandro Blanco, el presidente de Madrid 2020 y del Comité Olímpico Español, el hombre más afectado por el nuevo fracaso. Nadie tenía más esperanzas que él en que por fin Madrid pudiera organizar unos Juegos Olímpicos ni nadie había trabajado tan durante estos cuatro años de la mano de la alcaldesa, Ana Botella, aunque sus relaciones no eran tan fluidas como han querido aparentar.

Nadie había imaginado que Madrid podía caer en primera ronda tras empatar con Estambul, con Tokio ya lanzada hacia la organización por segunda vez de unos Juegos Olímpicos. Blanco, muy afectado, felicitó a Tokio, dio las gracias a todos, especialmente a Botella por su "trabajo sensacional", y admitió que no sabía cómo había podido suceder algo así. Y se marchó a refugiarse entre los deportistas de la delegación, que se arracimaron sobre él para consolarle hecho un mar de lágrimas contagiosas.

La sinceridad de Lissavetzky

Nadie habló tan claro como Jaime Lissavetzky, el exsecretario de Estado para el Deporte. "El COI es un club privado que atiende tanto o más a criterios económicos como deportivos y en ese sentido no engaña a nadie. Yo era un poco pesimista, no porque no fuera una candidatura buena sino porque los criterios económicos pesan mucho más". El ahora portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid explicó que un organismo como el COI, en el que 60 de sus 104 miembros son elegidos a dedo, "es una sociedad privada que no se atiene a normas claras. Aquí hay mucha política y las cosas no son transparentes. Es muy difícil entrar en el club de las ciudades olímpicas".

Posible retirada

Más que difícil, imposible para Madrid en las circunstancias actuales. Lo saben mejor que nadie Blanco y Botella, que no quisieron someterse a las preguntas de los periodistas y por tanto no confirmaron lo que todo el mundo da por seguro, que la capital de España no estará en la próxima carrera olímpica. La situación de interinidad que vive la alcaldesa, muy discutida en su partido como candidata a renovar el cargo que heredó de Alberto Ruiz-Gallardón, le evitan cualquier tentación. También los consejos de gente como Juan Antonio Samaranch, el miembro español de la ejecutiva del COI, también muy afectado por el batacazo. "No sabemos qué ha pasado. Parece que provocamos simpatía pero pocos votos", declaró.

Las palabras del ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, en las que no quiso cerrar la puerta y brindó su apoyo incondicional a que Madrid insista una cuarta vez de forma consecutiva, no hallaron el más mínimo eco. La alcaldesa no recogió el guante y aunque no se prestó a ser preguntada sobre sus intenciones inmediatas, sí dejó entrever que no se ve en otra. "Ha sido un privilegio poder formar equipo con el príncipe de Asturias y es algo que podré contar a mis nietos", comentó la alcaldesa, que, como Blanco, hizo un brindis al sol mientras se tragaba el mal sabor de un palo tan duro: "Podremos perder, pero nunca nos podrán derrotar". Cada cual encaja las derrotas y se consuela como puede.

Hubo hasta quien hizo una gracia que hubiera sonrojado al propio Florentino Pérez: "Igual esto en una señal de que no pasa de esta temporada que el Madrid gane la décima". En eso, al menos, el COI no tiene nada que decir.