Elección en Buenos Aires

Madrid, optimista

Amaya Salamanca también da su apoyo.

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CARLOS F.
Marcote

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Madrid 2020 no quiere contemplar un nuevo fracaso. La candidatura madrileña está más segura que nunca de que su propuesta para los Juegos Olímpicos es la mejor con diferencia, pero sus responsables se niegan a otorgarse la condición de favoritos en el tercer intento consecutivo de la capital de España de convertirse en ciudad olímpica, el cuarto en total después del llevado a cabo con poca convicción y menos medios en tiempos de Franco, allá por 1972.

De los otros dos intentos, iniciados por los alcaldes José María Álvarez del Manzano y Alberto Ruiz-Gallardón, también impulsor de este tercero, en el equipo liderado por la alcaldesa Ana Botella pero presidido y dirigido por primera vez por alguien del deporte, el presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, dicen haber aprendido de los errores del pasado.

FACTOR DETERMINANTE / También afirman que están en condiciones de hacer valer una valiosa herencia tangible en forma del 80% de las instalaciones ya construidas, lo que viene a compensar el hecho de ser mucho menos potentes en lo económico que Tokio y Estambul. Un detalle no tan relevante para los 98 miembros del COI que podrán votar en la primera ronda, descontados los que pertenecen a los países que presentan candidatura (tres españoles, un japonés y un turco).

La compacta, realista y ajustada candidatura madrileña pasó el corte de mayo del 2012, en el que fueron eliminadas Doha y Bakú, con la mejor nota de todas las aspirantes. Sus buenas expectativas fueron reafirmadas con el dictamen de la comisión de evaluación del COI, hecho público a finales de junio. Después, tras la defensa del proyecto ante el COI en Lausana el 4 de julio, Madrid 2020 consideró que había dado un paso de gigante. «Ni una pregunta sobre economía», se congratularon  los integrantes de la delegación.

Y era para estar contentos porque es en el apartado de finanzas donde más flaquea el proyecto español. Consideran los dirigentes de la candidatura que, al menos sobre el papel, han sido capaces de convencer a casi todo el mundo de que «elegir Madrid no es un riesgo económico», según dice el ministro de Economía, Luis de Guindos. Palabras reforzadas por Mariano Rajoy: «No hay dudas sobre nuestra economía».

COSA DE DOS / De Lausana salió la delegación española con la idea de que la elección final será un mano a mano entre Madrid y Tokio, con Estambul desplazada de antemano por tratarse de una candidatura inmadura pese a su innegable atractivo por la singularidad de constituir un punto de encuentro entre Oriente y Occidente y su poderoso músculo económico. Pero la capital turca está lastrada por las revueltas populares y manifestaciones en la plaza Taksim de mayo y junio. Además, el país hace frontera con Siria, algo poco recomendable en estos momentos.

Con la financiación resuelta a través del compromiso para cubrir los cerca de 1.700 millones que quedan por invertir hasta el 2020 a partes iguales entre Gobierno, Comunidad y ayuntamiento, Blanco no deja de celebrar las señales positivas que emite la economía española. «Los últimos indicadores son positivos. Hablamos de cifras del paro que mejoran, de un turismo en crecimiento constante, de la prima de riesgo más baja de los últimos años», ha reiterado Blanco en Buenos Aires, que agrega: «Nuestra opción es la mejor».

EL PROBLEMA DEL DOPAJE / También considera Blanco que el otro gran déficit en los anteriores intentos, la política antidopaje, haya quedado subsanado con la nueva legislación adaptada a las normas de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). Pese a todo, no ha dejado de admitir que la operación Puerto y su resolución han constituido un verdadero dolor de cabeza. En cualquier caso, un problema menor en comparación con el que ha asaltado a la candidatura de Tokio con la detección de nuevas fugas radiactivas en la central de Fukushima.

A Madrid solo le falta ahora comprobar si su mensaje ha calado lo suficiente y ha convencido a la mayoría de los miembros del COI de la idoneidad de su propuesta. Chicago, la favorita hace cuatro años en Copenhague, no pasó ni de la primera votación, pese a contar con el respaldo in situ del presidente Barak Obama.

La elección de Londres en Singapur, en el 2005, donde Madrid cayó en la penúltima votación, se atribuyó a la labor del lobi que llevó a cabo el equipo dirigido por Sebastian Coe. Esa ha sido otra de las tradicionales carencias de la candidatura madrileña, que en esta ocasión se ha intentado subsanar con la frenética actividad desde dentro del COI por los tres miembros españoles del organismo: Marisol Casado, Juan Antonio Samaranch y José Perurena.

La idea de los Juegos como un resorte que ayude a salir de la crisis es algo que también planea en el ideario de la alcaldesa Botella. Eso sí, de coste «barato». Los deportistas, por su parte, los ven como la única forma de evitar que el deporte español sufra un desplome de resultados y vuelva al nivel de hace décadas, desandando el terreno conquistado desde los Juegos de Barcelona del 92.